La OTAN celebró su última cumbre en Madrid los días 29 y 30 de junio, con la guerra en Ucrania como telón de fondo y la necesidad de redefinir su estrategia. Todos estos nuevos proyectos significarán más inversión en ciertos sectores como la robótica o la inteligencia artificial, así como un posible acercamiento a países de Latinoamérica.
La cumbre de Bruselas de junio del año pasado supuso un claro paso en firme en la adaptación de la organización a la nueva situación internacional; China y su agenda global, el terrorismo yihadista o la ubicuidad de una amenaza cibernética e híbrida fueron algunos de los elementos a los que la iniciativa “NATO 2030”, cuyo comienzo tuvo lugar en dicha cumbre, pretendió dar respuesta.
Mantener la ventaja tecnológica
Lo relevante, desde el plano comercial, del paquete NATO 2030, es que algunos de los vectores que incluye tienen o habrán de tener una traducción inmediata al ámbito productivo o comercial. Por ejemplo, con respecto al objetivo de mantener la ventaja tecnológica, se puede colegir fácilmente que la cumbre supondrá un nuevo empujón para las empresas cercanas a la organización, dentro de la estrategia general de la organización que consiste, a grandes rasgos, en un aumento de la colaboración entre los sectores público y privado contra la amenaza que suponen las Tecnologías Emergentes Disruptivas.
En muchas ocasiones a lo largo de la historia, la innovación tecnológica se ha desarrollado al socaire de objetivos bélicos muchos más profundos. En la actualidad la realidad sigue siendo parecida, tanto es así que muchos expertos indican que algunas industrias, como la robótica, la cibernética, la biomedicina y, por encima de todo, la inteligencia artificial, que se cree puede ser un adversario bélico en un futuro no muy lejano, gozarán de mayores niveles de inversión para adaptarlas al entorno militar.
De hecho, en Estados Unidos diversas áreas de sus Fuerzas Armadas cuentan con IA en el análisis de información, la toma de decisiones, la autonomía de los vehículos, logística y armamento, en concreto, su aviación cuenta con los programas Skyborg, NTS-3 y Golder Horde, que integran la IA como un elemento esencial, tal y como destaca Atalayar. Valga decir que Vladimir Putin ya señaló hace años que “quien se convierta en el líder de la esfera de la IA, dominará el mundo”.
En Latinoamérica, pese a que la IA aún se mueve en focos muy concretos de emprendimiento (de ámbito civil), se espera que un crecimiento significativo, como señaló un informe de Everis y Endeavor. De hecho, Microsoft eligió hace apenas unos días a Uruguay como sede para instalar su primer laboratorio de inteligencia artificial en Latinoamérica, el tercero fuera de EE.UU. tras los instalados en Alemania y China.
Otros vectores de la cumbre, como combatir y adaptarse al impacto del cambio climático en nuestra seguridad, prometen actuar como catalizador para las empresas que apuesten por un modelo respetuoso con el medio ambiente.
La OTAN y América Latina
El ámbito de actuación tradicional de la Organización del Tratado del Atlántico Norte está aparentemente alejado de América Latina y el Caribe, pero la presencia en el área de un grupo de países miembros de la Organización Atlántica es real: existe un número apreciable de bases militares estadounidenses y de otras potencias europeas. En Colombia hay gran concentración de estas instalaciones desde donde se puede acceder a las principales fronteras de Suramérica. Centroamérica y el Caribe también cuentan con presencia militar de la organización, así como buena parte de las fronteras de Brasil, las aguas territoriales argentinas y muchas islas del entorno.
Por tanto, se puede decir que pese al rol activo que tiene la organización en la región, este suele ser, por lo general, poco visible. Para desarrollar este punto hemos de mencionar algunos de los papeles que países del entorno latinoamericano juegan con respecto a la OTAN entre los que se encuentra el rol de “partner across the globe” de Colombia, cuya relación prioritaria con la OTAN comprende programas de instrucción común, adecuamiento de los objetivos en materia militar y de defensa a las necesidades de la organización, reuniones periódicas, áreas de cooperación.
Otras naciones, como Argentina o Brasil, sustentan desde 1998 y 2019 respectivamente un estatus de Aliado principal extra- OTAN, una designación inferior a la categoría “partners across the globe”, que bajo ley estadounidense brinda a los socios extranjeros ciertos beneficios en las áreas de comercio de defensa y cooperación en seguridad. Cabe decir que ninguno de estos países está cubierto por las garantías de seguridad y defensa mutua, garantías de las que sí disfrutan los países miembros de la organización.
La Agenda OTAN 2030 plantea el compromiso de fortalecer las relaciones de la organización con socios afines y forjar nuevos compromisos en regiones como Latinoamérica, pese a esto, las sensaciones tras la pasada Cumbre de las Américas no son buenas y reflejan, en gran medida, el clima de distanciamiento entre muchas naciones de la región y Estados Unidos.
En cualquier caso, puede que ante el clima de polarización creciente en el mundo, a la OTAN le interese contar de forma activa con los 334.000 militares activos brasileños, los 200.000 colombianos o los 50.000 argentinos, así como un acercamiento a otros países de la región. Habremos de esperar para ver qué depara el futuro.
Redactado por Carlos Burgos Retamal.