El año toca a su fin. Estos últimos días son propicios para hacer un repaso de lo sucedido en 2016 y sacar algunas conclusiones. Para UBS Wealth Management, las principales lecciones que nos deja el año se resumen en tres: no confundir un escenario base con un hecho consumado, no entrar en pánico y no subestimar a los bancos centrales.
1. No confundir un escenario de base con un hecho consumado
El año 2016 ha sido vergonzante para varios pronósticos de escenarios de base, recuerdan en la firma. Contra todos los pronósticos, Donald Trump se quedó con la candidatura del partido Republicano y después ganó los comicios en EE.UU. El Reino Unido votó a favor de abandonar la Unión Europea. Hasta los supuestos maestros de la economía –bancos centrales– se vieron obligados a relajar la política monetaria más de lo que habían considerado necesario en un principio. En 2014, la Reserva Federal pronosticó que los tipos de interés rondarían el 3% en el momento actual.
¿Qué hacer ante esto?
La buena noticia para los inversores es que los peores pronósticos del mercado tienen que ver con aspectos relativamente específicos: las elecciones, los tipos de interés y el crecimiento económico. Si evitan invertir en resultados de sucesos específicos y en lugar de ello se centran en las tendencias más generales de los beneficios y la política monetaria, y diversifican sus carteras por clases de activos y regiones, los inversores pueden minimizar la exposición a sucesos identificables, encontrar oportunidades y reducir la volatilidad de las carteras. La cobertura de divisas es una parte importante de esta estrategia, como lo pusieron de manifiesto el desplome de la libra esterlina y el peso mexicano en 2016 a raíz de acontecimientos políticos, dicen desde UBS WM.
2. No entrar en pánico
El año 2016 estuvo caracterizado por los shocks, pero también fue un año en el que los inversores que supieron mantener la calma en medio de la incertidumbre se vieron recompensados. El índice MSCI All-Country World descendió un 13% entre enero y febrero debido a las preocupaciones por una posible caída de las reservas en moneda extranjera de China, pero recuperó sus pérdidas sobre finales de marzo. En junio tuvo lugar el Brexit y el peor día para los mercados bursátiles de los últimos años, pero los mercados recuperaron sus niveles máximos anteriores en un lapso de tan solo tres semanas. Más recientemente, tras la victoria electoral de Donald Trump, el mercado repuntó en cuestión de horas después de sufrir ventas masivas iniciales
¿Qué hacer ante esto?
Las consignas de «no entrar en pánico» y «comprar en las caídas» son obvias pero pueden ser difíciles de cumplir, dicen en la entidad. Después de todo, las caídas de los mercados suelen tener lugar tras una noticia desalentadora. Pero si se adopta una estrategia disciplinada de reequilibrio frecuente, el nerviosismo del inversor puede controlarse pues le aporta una manera sistemática de vender cuando los mercados suben y de comprar cuando estos bajan.
«Según indica nuestro análisis, los inversores que optaron por disminuir el riesgo de las posiciones de renta variable estadounidense alrededor de sucesos inciertos y mantuvieron el efectivo perdieron en promedio un 1,8%. Los que resistieron ganaron un 12%, sin incluir los dividendos», dicen en la entidad.
3. No subestimar a los bancos centrales
En reiteradas oportunidades se ha señalado que la política monetaria había «alcanzado su límite». Sin embargo, en 2016 quedó demostrado que los bancos centrales todavía tienen la capacidad de sorprender. El Banco Central Europeo comenzó a comprar bonos corporativos, el Banco de Japón estableció un límite superior para los rendimientos de los bonos y el Banco de Inglaterra reanudó la expansión cuantitativa.
Para los inversores, estas reacciones de los bancos centrales han supuesto que incluso ciertos activos con rendimientos negativos generaran rentabilidades positivas, y que la búsqueda de rendimiento continúe.
¿Qué hacer ante esto?
En los últimos años, los bancos centrales han propiciado rentabilidades elevadas, pero están frenando con eficacia las rentabilidades futuras. Por ello, «los inversores deberán ser más creativos», dicen en UBS WM. Esto implica apostar por clases de activos posiblemente menos conocidas, como los hedge funds y los mercados privados, y explorar nuevos enfoques para la construcción de carteras a fin de generar rentabilidades más altas de ahora en adelante.