Latinoamérica tiene más de una debilidad: factores externos e internos están alimentando la vulnerabilidad del crecimiento económico. La unidad de coordinación de América Latina de BBVA Research ha publicado su tercer informe de situación con el análisis macroeconómico de la región. Este informe repasa los acontecimientos económicos del segundo trimestre, y revela sus previsiones para lo que queda de año. La continua volatilidad, la posible primera subida de tipos por parte de la Fed, las preocupaciones sobre la economía China, el ajuste de los precios en las materias primas (cobre y petróleo) y la debilidad cíclica en la región han afectado negativamente a los mercados financieros latinoamericanos. Los precios de los principales activos financieros y los tipos de cambio continuaron depreciándose en el último trimestre.
El crecimiento de América Latina fue revisado a la baja del 0,6% inicial a un 0,2% para 2015, y del 2,1% al 1,1% para 2016. El principal factor interno detrás de esta revisión es el deterioro de la confianza de hogares y empresas, marcado por la incertidumbre en las políticas fiscales y monetarias en ciertas economías de la región, que ha terminado mermando el dinamismo de la demanda interna, afectando a la inversión del sector privado a la estabilidad de los mercados laborales y al consumo. Los otros factores externos que han afectado considerablemente a la región han sido la bajada de los precios de las principales materias primas y la desaceleración de la economía china.
A partir de 2016, podría verse un aumento gradual del crecimiento de la región, que vendría de un aumento en la inversión pública para las economías de la zona andina y México, menores restricciones en las políticas económicas en Brasil y una mayor demanda externa si aumenta el ritmo de crecimiento mundial.
Se estima una tasa potencial de crecimiento de 2,7% para los siguientes cuatro años (2016-2020), tasa que se reduce respecto a la estimación realizada hace un año (3,0%). La Alianza Pacífico crecerá un 2,6% en 2015, y un 2,9% en 2016; porcentajes que se encuentran por debajo del crecimiento potencial, estimado en un 3,8%. Se espera que Paraguay (3,7%), Perú (3,2%) y Colombia (3,1%) sean los países con mayor crecimiento.
Inflación y la política monetaria en la región
La intensa depreciación de las divisas de la región con respecto al dólar sorprendió a la mayoría de los bancos centrales (especialmente en Perú, Colombia y Chile), manteniendo la inflación por encima de sus objetivos. Excepto para México, que no sólo estuvo dentro de los límites, sino que además tocó mínimos históricos durante el mes de julio. La inflación también se vio afectada por factores específicos de ciertos países, destacando el aumento de impuestos en Chile y Brasil, la subida de precios de los alimentos en Perú y Colombia.
La inminente subida de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal ha propiciado que aumente el dilema sobre las políticas monetarias a adoptar, a excepción de México, que seguirá sincronizando su política monetaria con la de la Fed. El resto de la región depende del margen de credibilidad de sus políticas monetarias. Así, en Brasil habría experimentado una subida en tipos en julio, y no se espera que pueda bajar los tipos hasta 2016. En Chile habrá un recorte de 50 pb a finales de año, y Colombia y Perú se mantendrían en la senda de estabilidad de tipos hasta 2016.
El tipo de cambio se ha depreciado en toda la región, tendencia que se espera que continúe en el futuro. La falta de alineación de las políticas monetarias de la mayoría de bancos centrales respecto a la Fed (salvo el caso de México), los menores precios de las materias primas, y las preocupaciones sobre la economía china junto con la desaceleración cíclica son los principales factores que contribuyeron al debilitamiento de las monedas locales de la región. Se espera que la volatilidad en el mercado de divisas continúe hasta que el crecimiento económico de la región y el precio del petróleo y el cobre se recuperen.
Los saldos externos seguirán siendo deficitarios, por la bajada en precios de las principales materias primas, y hasta 2016 no se prevé una mejora de los déficits, a excepción de Chile. La vulnerabilidad exterior de la región se mantiene contenida, a pesar de una menor inversión directa extranjera.
Los saldos fiscales empeoraron especialmente en Argentina (por un mayor impulso del gasto en 2015) y en Brasil (por la rebaja de las metas de superávit fiscal propiciado por las dificultades económicas y políticas). La excepción al deterioro fiscal generalizado que sufre Latinoamérica es nuevamente México, donde las previsiones se mantienen estables.