Ninguno de los argumentos más pesimistas, a saber, fin de los estímulos fiscales en EE.UU. o la incertidumbre en Europa, son motivo para anticipar una recesión económica en 2019. «Pensamos que no hay una recesión a la vuelta de la esquina, pero sí una estabilización propia del final del ciclo», explica Ramón Forcada, director de análisis de Bankinter. Para argumentarlo, Forcada señala al menos tres circunstancias que deberían de producirse y cómo, en el contexto actual, no se producen.
1) El volumen de deuda privada
La primera de ellas tiene que ver con el nivel de deuda en relación con el PIB y aquí, argumenta Forcada, estamos mejor que al comienzo de la crisis puesta que la deuda privada a nivel mundial no es superior que en 2009. Solo los mercados emergentes han visto aumentar su volumen de deuda privada desde ese año, mientras que en los países que componen el G20 y a nivel mundial la situación no ha variado de forma notable.
2) El coste de la deuda
La segunda circunstancia se refiere al coste de esa deuda, y en este caso, la mejora con respecto al comienzo de la crisis es más notoria. «Lo que realmente hace daño es que el coste de la dueda detraiga ingresos y esto no es así. En el caso de España el coste de la deuda ha bajado a la mitad», afirma Forcada. «El mundo soporta algo de menos de deuda que en 2009 y, sobre todo, el coste de esa deuda es hoy sustancialmente inferior gracias a unos bajísimos tipos de interés que, además, muy improbablemente subirán de manera apreciable desde donde se encuentran, ni siquiera en Estados Unidos», sostiene Bankinter en su informe de perspectivas para 2019.
3) Sobrecalentamiento de la economía
Una tercera circunstancia alude al posible sobrecalentamiento de la economía y, en este sentido, este experto ve crecimientos moderados, salvo en el caso de EE.UU., donde la economía está «más lanzada». En resumen, «no es que sea imposible una recesión, es que no es probable».
Para apoyar más esta teoría, Forcada enumera las cuatro magnitudes que los economistas vigilan para anticipar un período de contracción económica: consumo excesivo, inversión excesiva, precios inmobiliarios altos y salarios altos. «Actualmente, solo podemos hablar de precios inmobiliarios altos, pero tambien se están corrigiendo», afirma.
El argumento del aplanamiento de la curva de tipos estadounidense
La historia económica nos advierte de que el aplanamiento de la curva de tipos de interés de la deuda estadounidense anticipa la llegada de una recesión. Este fenómeno se produce cuando el diferencial entre el rendimiento del bono a dos años y el del bono a 10 años se estrecha, es decir, las rentabilidad de ambos se aproximan.
Lo normal es que la rentabilidad del bono a 10 años sea mayor que la del bono a dos años, por aquello de exigir más retornos cuando existe un maor riesgo. Esto a día de hoy es así, pero desde 2011 el diferencial entre ambos plazos (dos y 10 años) es menor y esto implica una desconfianza sobre la evolución económica a largo plazo.
Tras la última subida de tipos por parte de la Fed, hemos visto como el diferencial se ha estrechado todavía más aunque, como argumenta Forcada, «cuando la curva de tipos de EE.UU. se aplana, la recesión suele tardar en llegar de media 2 años y medio, con lo que los bancos centrales tendrían margen suficiente para reconducir la situación».
El mayor potencial, en la renta variable de EE.UU.
La bolsa estadounidense es, según el análisis de Bankinter, la que mayor potencial ofrece de cara a 2019 ya que es la única que cuenta con el margen de seguridad suficiente. «Preferimos bolsa americana a bolsa europea, porque las valoraciones en Europa no resultan atractivas», señala Forcada. India y Brasil son los otros dos mercados a los que miran, aunque advierten que solo son aptos para clientes de perfil dinámico que puedan asumir una mayor volatilidad.
En cuanto a sectores, apuestan por consumo cíclico, energías renovables, farmacéutico y software.
¿Qué puede esperar un inversor conservador en 2019?
Unos tipos bajos en la eurozona y una renta variable en fase de volatilidad han dibujado un escenario complicado para los inversores en 2018. La rentabillidad ha brillado por su ausencia y de cara a 2019 lo que les espera es más de lo mismo. En el caso, además, de los inversores conservadores el reto es aún mayor y por eso, Forcada, cree que un inversor realmente conservador puede esperar para su cartera una rentabilidad de entre el 0,5% y el 1,5% asumiendo una volatilidad del 3%. En este sentido, los fondos de retorno absoluto que buscan obtener retornos en cualquier entorno de mercado pueden ser una solución siempre y cuando, «este cliente sea consciente de que si el mercado sube un 10%, él va a ganar un 3% a cambio de que si cae un 15%, él reducirá sus pérdidas al 5%».