¿Recuerdan cuándo el peso de la geopolítica centraba los análisis de nuestros boletines diarios? Era 2019 y la guerra comercial entre Estados Unidos y China tensionaba los mercados. Además, en Bolivia, Cuba, Venezuela, Ecuador, Colombia y Chile las protestas tomaban las calles. En Europa, el Brexit seguía su camino, Francia y los “chalecos amarillos” protagonizaban una crisis social, e Italia y España lidiaban con su política local. Desde China, a finales de año, comenzaron a llegar noticias sobre algo llamado COVID, y fue ahí cuando todo cambió; también para el peso y la atención que los mercados otorgan a los problemas geopolíticos.
La pandemia del COVID-19 ha centrado toda la atención de los mercados durante los dos últimos años, dejando los riesgos geopolíticos en un falso segundo plano. Sin embargo, en estas últimas semanas, las señales de alarma volvieron a encenderse. “La dinámica geopolítica también puede influir en la volatilidad de los mercados en 2022. Entre ellas, las tensiones entre China y EE.UU., las elecciones estadounidenses y las relaciones nucleares con Irán. En Europa, las tensiones sobre la relación del Reino Unido con la Unión Europea continuarán y Francia celebrará elecciones presidenciales en abril”, adelantaba Stéphane Monier, CIO de Lombard Odier Private Bank, en sus perspectivas para este año.
En opinión de Claudia Calich, gestora del fondo M&G Emerging Markets Bond, la geopolítica es una “eterna incógnita” para los inversores. “Los estallidos potenciales incluyen Rusia frente a Occidente y Ucrania, y más tensiones entre Estados Unidos y China. Estos son acontecimientos poco probables pero con gran impacto, que el mercado todavía no descuenta. Por lo que respecta a comicios y eventos previstos, el cuarto trimestre será notable, con el Congreso Nacional del Partido Comunista de China y las elecciones legislativas en Estados Unidos. En el universo emergente, la cita con las urnas más importante para el mercado será Brasil en octubre, con un gran electorado centrista insatisfecho con las alternativas hasta la fecha (Bolsonaro frente a Lula). Latinoamérica permanece profundamente dividida en muchos países, y las administraciones de Chile y Perú tendrán que encontrar un delicado equilibrio. En Turquía, no está claro si Erdogan convocará elecciones anticipadas antes de 2023. Su actual alejamiento de políticas ortodoxas sigue siendo preocupante, pero afortunadamente no está afectando a las cotizaciones de los activos en otros países”, apunta Calich.
En líneas generales, se observa que algunos de los actuales líderes políticos de las principales democracias occidentales están en apuros, lo cual hace de la geopolítica un riesgo que vigilar. “La popularidad de Joe Biden ha caído, Boris Johnson acaba de sufrir una humillante derrota en las elecciones parciales y Emmanuel Macron se enfrenta a un duro desafío en las elecciones presidenciales. El nuevo gobierno alemán no está probado, y Mario Draghi podría cambiar el cargo de primer ministro por el de presidente”, señala Chris Iggo, CIO Core Investments de AXA Investment Managers.
Europa: tensiones entre Rusia y Ucrania, y elecciones en Italia
La advertencia de Monier se ha cumplido, pero en en su lista faltaba el protagonista que ha agitado el mercado europeo esta última semana: Rusia. Los ruidos geopolíticos entre Rusia y la Unión Europea con motivo de una posible invasión del territorio ucraniano han sido parte de los hechos que, según LONVIA Capital, han marcado los movimientos de mercado durante las primeras semanas del año. En opinión de Iggo, ahora mismo, los mercados no pueden valorar lo que puede ocurrir en este tipo de acontecimientos.
«El resultado es sólo binario a un nivel muy simplista (Rusia invade o no), pero incluso eso plantea la cuestión de a qué deberían responder los mercados. Por supuesto, los activos seguros se comportarían muy bien, la renta variable se hundiría debido a los riesgos para el crecimiento económico, y el dólar se dispararía frente al euro porque una guerra en Ucrania sería un problema práctico muy inmediato para Europa (refugiados, precios del gas natural aún más altos, la necesidad de una respuesta unida por parte de las naciones de la UE). Pero la cosa se complicaría muy rápidamente en cuanto a la respuesta de Occidente, lo brutal que se volvería el conflicto, si Bielorrusia entraría en la contienda y qué sanciones o acciones financieras y económicas tomarían ambos bandos», explica el CIO Core Investment de AXA IM.
“Las tensiones entre Rusia y Ucrania pueden intensificarse aún más a lo largo del año, pero es poco probable que se produzca una invasión a gran escala, ya que esto no estaría en consonancia con la preferencia de Vladimir Putin por la negación plausible y el subterfugio. En su lugar, Putin podría tratar de desestabilizar a Ucrania, intimidar a la OTAN y forzar más concesiones en las conversaciones para poner fin a los combates en el Donbás sin invadir realmente Ucrania. Por esta razón, cualquier repercusión en el sentimiento de riesgo más amplio puede ser más tenue, pero es probable que una escalada de las tensiones se manifieste en los mercados regionales de divisas, con el rublo liderando las pérdidas debido a los controles de capital que están imponiendo los aliados occidentales”, apunta Monex Europe en su último informe de perspectivas.
Según el análisis que hace Levon Kameryan, analista senior de Scope Ratings, la agresiva política exterior rusa amenaza las perspectivas económicas y de reforma a largo plazo del país, y tensiona aún más su relación con Europa y EE.UU., aumentando los riesgos de imposición de nuevas sanciones. “La Administración rusa parece estar ignorando una oportunidad, probablemente efímera, para abordar simultáneamente los retos económicos estructurales del país y mejorar los vínculos económicos con la UE, su socio comercial más importante. Los beneficios inesperados que le han proporcionado los elevados precios de la energía podrían haber sido incluso mayores si el gasoducto Nord Stream 2 estuviera en funcionamiento, mientras que las perspectivas de atraer capital extranjero y reducir los riesgos de sanciones también habrían mejorado de no ser por la crisis que rodea a Ucrania”, explica sobre estas tensiones.
Por otro lado, los inversores tienen hoy presente las elecciones presidenciales de Italia. En opinión de François Raynaud, gestor de fondos multiactivos y overlay en Edmond de Rothschild Asset Management, las elecciones presidenciales del 24 de enero en Italia son de interés para los mercados porque según su resultado, la trayectoria tan positiva que está registrando el país tras la crisis del coronavirus podría verse truncada.
“La figura del presidente desempeña un papel clave en las conversaciones para formar gobierno, especialmente durante una crisis. Puede vetar cualquier nombramiento ministerial que pueda ir en contra de los compromisos constitucionales del país. Hay que tener en cuenta que los dos partidos euroescépticos, la Liga Norte y los Fratelli d’Italia, siguen siendo los favoritos para formar gobierno cuando se celebren las próximas elecciones parlamentarias, como muy tarde en 2023. Ahora, Mario Draghi, el actual primer ministro, quiere postularse para la presidencia. El problema es que, si lo consigue, su sustitución como primer ministro podría socavar la acción de gobierno: los desacuerdos entre los partidos volverían probablemente volver a producirse, lo que podría desencadenar elecciones anticipadas. El prestigio internacional de Mario Draghi sería especialmente útil en las conversaciones sobre las normas presupuestarias de la Unión Europea bajo la presidencia de Francia”, explica Raynaud.
Según sus perspectivas, si Mario Draghi se convirtiera en presidente, se reavivarían las especulaciones sobre la caída del gobierno y los diferenciales italianos podrían subir hasta 160 puntos básicos. “El voto es secreto y, por supuesto, podría haber algunas sorpresas. No podemos descartar que Draghi no consiga la candidatura a la presidencia, pero eso lo dejaría debilitado”, matiza el gestor de Edmond de Rothschild AM.
En opinión de Nadia Gharbi economista para Europa de Pictet WM, y Laureline Renaud-Chatelain, estratega de renta fija en Pictet WM, la elección de Draghi como presidente trataría de formar nuevo gobierno con un primer ministro de su actual gabinete y necesitaría aprobación del parlamento, con riesgo de elecciones anticipadas. “
“Si Draghi es elegido presidente y no hay consenso sobre primer ministro para reemplazarle, el parlamento se disolverá y se convocarán elecciones generales anticipadas. Y si fuese elegido otro presidente y Draghi permaneciese como primer ministro hasta elecciones generales la primera mitad de 2023, se evitaría volatilidad a corto plazo. Daría tiempo al gobierno actual a implantar reformas, aumentando la posibilidad de que Italia reciba su cuota completa de fondos de Nueva Generación. Es menos probable, pero la especulación mantendría agitado el mercado de deuda italiana y su diferencial aumentaría hacia 1,6%, aunque en cualquier caso no mucho más allá de 2%”, explican los expertos de Pictet WM.
Por último, no hay que olvidar que la Unión Europea arrastra un cierto deterioro en sus relaciones con EE.UU., lo que de mantenerse, según Levon Kameryan, analista senior de Scope Ratings, “podría tener importantes para el sector energético, el sistema bancario y la economía de Rusia en términos de convertibilidad del rublo, así como para los altos funcionarios rusos si Washington y Bruselas imponen sanciones más duras”.
Estados Unidos y Asia
Sobre Estados Unidos, Valeria Vine, especialista en inversión de Capital Group, señala que se está produciendo una redefinición del entorno geopolítico ante la rivalidad entre China y Estados Unidos. La especialista recuerda que esta situación también tendrá un impacto directo en las empresas, en particular a las tecnológicas. “Tal y como señala el gestor Chris Thomsen, es poco probable que una guerra comercial pueda afectar a compañías chinas de internet que únicamente operan en el territorio nacional”.
Desde Monex Europe añaden que Irán sigue siendo un riesgo recurrente: “Es probable que las negociaciones en torno a la relajación de las sanciones y la reactivación del acuerdo nuclear se prolonguen hasta bien entrado el año 2022. Las tensiones entre EE.UU. e Irán han aumentado recientemente en el marco de las negociaciones, ya que Irán ha pedido más concesiones en las últimas propuestas, con las que EE.UU. no está de acuerdo. Las conversaciones podrían crear grandes incertidumbres para las perspectivas del crudo en 2022, ya que los negociadores se reúnen una y otra vez, aunque las negociaciones no han mostrado un avance suficiente para que los mercados respondan de forma significativa. Si la reanudación del acuerdo va acompañada de una flexibilización de las sanciones, se desencadenaría la volatilidad no sólo de las materias primas, sino de otros activos vinculados, como las divisas vinculadas al petróleo”, explican.
Por último, es necesario hablar de China y Taiwán. “La reciente escalada de las maniobras militares de China cerca de Taiwán ha suscitado la pregunta de si una invasión a gran escala está en la agenda para 2022. Al igual que en el caso de Rusia y Ucrania, un ataque real podría tener graves repercusiones económicas para China, ya que sin duda iría seguido de duras sanciones por parte de Estados Unidos, el principal socio comercial de China. Dado que China depende en gran medida de EE.UU. tanto para las exportaciones como para las importaciones, es poco probable que asuma un riesgo tan elevado, especialmente a medida que madura su perfil de crecimiento interno”, concluye el informe de Monex Europe.