El informe bianual Citi Global Wealth define una tendencia imparable como «un fenómeno importante y plurianual que probablemente transformará el mundo que nos rodea». Estas tendencias, según la firma, adoptan muchas formas y suelen parecer relativamente lentas, aunque tienden a acelerarse con el tiempo. Eso sí, la principal característica es que los efectos de las tendencias imparables «suponen una amenaza para el statu quo, pero, en última instancia, tienen impacto en todas las industrias y, por supuesto, en todas las carteras de inversión».
En Citi reconocen que invertir tendencias imparables conlleva riesgos y «si las subidas de los tipos de interés se extienden más de lo que creemos probable, las inversiones registrarían mayores pérdidas». Sin embargo, en la firma ven un riesgo mayor: una exposición insuficiente a las tendencias imparables y una sobreexposición a las áreas más vulnerables a las perturbaciones de estas fuerzas.
Citi reconoce que en los últimos años ha defendido la necesidad de asignar a las carteras una variedad de tendencias imparables, en concreto, la firma apunta a cuatro.
1.- Digitalización: Esta tendencia aborda cómo las las tecnologías digitales están cambiando todas las industrias y actividades humanas, con el consiguiente incremento de la eficiencia y la comodidad, al tiempo que se crean posibilidades que antes no existían. Los activos relacionados con la digitalización sufrieron fuertes caídas en 2022 debido al aumento de los tipos y a unas valoraciones elevadas.
Sin embargo, el potencial transformador de la digitalización no ha cambiado, según la firma, por lo que considera «que las inversiones relacionadas son fundamentales a largo plazo». Destacan los semiconductores, la robótica y la automatización y el metaverso, al tiempo que reiteran su convicción en áreas como la tecnología financiera y la ciberseguridad.
2.- Bipolaridad: Examina las consecuencias de la creciente rivalidad rivalidad geopolítica entre las potencias económicas de China y Estados Unidos. Existe una intensa y estratégica guerra comercial tecnológica entre ambos gigantes: EE.UU. quiere proteger el capital intelectual y la producción interna de tecnologías críticas y es probable que China acelere sus esfuerzos para ser más autosuficiente desde el punto de vista tecnológico. En la firma esperan que se produzcan trastornos en las cadenas de suministro mundiales, con la seguridad del suministro por encima de la eficiencia. Entre los posibles beneficiarios que observan en Citi figuran India, Indonesia, Malasia
y Filipinas, pero también países como México. En este punto, «estamos a favor de asignaciones globales cuidadosamente diversificadas que incluyan asignaciones tanto en EE.UU. como en China y exposición a posibles terceros países.»
3.- «Reverdecer» el mundo: Plantea la necesidad de una transición hacia una existencia más sostenible al tiempo que se garantiza la continuidad de los suministros energéticos existentes. La crisis energética mundial está provocando inflación y pérdida de producción, sobre todo en Europa, y agrava las privaciones en algunos de los países más pobres del mundo. La dependencia de los combustibles fósiles también puede comprometer las prioridades de seguridad nacional de los importadores de energía. Por lo tanto, en Citi son partidarios de invertir a largo plazo en tecnologías relacionadas con la energía, pero también en tecnología de energías renovables, almacenamiento de energía, vehículos eléctricos de calor, materiales sostenibles y captura de carbono. No obstante, la firma reconoces que el gas natural sigue teniendo un papel importante por ahora y que las inversiones relacionadas pueden experimentar más alzas a corto plazo.
4.- Longevidad en aumento: Explora cómo el envejecimiento de la población mundial afectará en el crecimiento y los patrones de consumo en la atención sanitaria. A mayor edad y riqueza, mayor demanda de asistencia sanitaria, afirman en Citi. Por eso, en la firma creen que el aumento del gasto mundial en investigación y desarrollo impulsará la innovación en el sector. Entre las áreas que favorecen están los productos biológicos, las herramientas de ciencias de la vida, la atención basada en el valor y la tecnología aplicada a las necesidades derivadas del envejecimiento.