El drama se repitió ayer en China y alcanzó de lleno a casi todos las bolsas del mundo. Mientras Shanghái rubricaba un desplome del 8,5%, Shenzhen lo hacía por un 7,6%. Una de las mayores caídas diarias de sus índice que se produce solo una semana después de la anterior sacudida y ante el temor de que las distintas medidas adoptadas por las autoridades no sean suficientes para sostener al mercado.
Sin embargo, David Lafferty, estratega jefe de Mercados de Natixis Global Asset Management, recordó ayer que la reciente volatilidad en el mercado bursátil chino fue desvinculada del entorno económico actual del país.
Si bien las expectativas para el PIB chino han caído hacia el 6% (desde el 7%), la bolsa de Shanghái había subido 150% a su reciente escalada del año pasado. “La caída de más de 30% en Shanghai durante tres semanas constituyó un ajuste necesario para un mercado donde las expectativas –y valoraciones– ya se habían vuelto claramente elevadas”, considera el experto de Natixis GAM.
“Todo ello fue simplemente un reflejo del panorama de mercados beta sumamente elevados que son impulsados por inversores individuales muy marginados en China. El mercado chino de Hong Kong, donde operan la mayoría de inversores mundiales, reflejó dicha actividad de manera direccional, pero tanto las ganancias como las pérdidas representaron solamente una fracción de los mercados en Shanghai y Shenzhen», dice. Así, aunque los temores del mercado se contuvieron dentro de China la primera vez, las cosas han cambiado ahora.
Los datos económicos siguen revelando debilidad y el pánico se extiende. Tanto es así que ayer las principales bolsas del mundo siguieron el camino del gigante asiático. El Ibex 35 español cedió un 1,45%, el FTSE británico retrocedía un 1%, el Dax alemán bajaba un 2,52% y el Cac 40 francés cerró con un 2,56% menos. En Wall Street también se impusieron los números rojos con el Dow Jones perdiendo un 0,73%, el S&P 500 lo hacía en un 0,56% y el Nasdaq Composite se dejaba casi un 1%. Números rojos en todas las plazas.
La volatilidad del mercado en China parecen haber vuelto para dejar a descubierto una vez más un problema mayor de deuda al que se enfrenta la segunda mayor economía del mundo. “La condición de la economía china, planeada de forma centralizada implica que el capital puede ser limitado y divergido. Las tasas de crecimiento pueden conservarse simplemente con dirigir el capital hacia más infraestructura y proyectos para inversión de capital… al menos por un tiempo. Sin embargo, el rally de gasto de China ha sido apoyado por un aumento masivo en los niveles generales de la deuda: en sus bancos, en instituciones de crédito no bancarias (también conocidas como “banca a la sombra”), y en la deuda de las provincias. Como hemos podido ver recientemente en el caso de Grecia, y en innumerables casos anteriores, la hora de un ajuste de cuentas llega eventualmente para todo aquel que tenga niveles de deuda insostenibles. Los inversores con un horizonte mayor deben estar preparados para una mayor volatilidad en lo que China encara sus crecientes obligaciones”, explica David Lafferty, estratega jefe de Mercados de Natixis Global Asset Management.