Hasta que la Reserva Federal elevara los tipos, por primera vez desde 2006, en el pasado mes de diciembre, los inversores se preguntaba cuándo el organismo daría el primer paso para salir de su rango de entre 0 y 25pb. Desde entonces, la atención ha pasado al posible comportamiento del regulador a lo largo del año, dice Tony Crescenzi, estratega de mercados y gestor de carteras generalista en la oficina de Newport Beach de PIMCO, en su último artículo sobre bancos centrales.
El estratega coincide con el mercado en la velocidad y distancia que dará la Fed a sus movimientos de tipos, que se espera lenta y suave. Así, pronostica tres subidas a lo largo del año, de 25pb, en consonancia con el punto en que los líderes del Banco Central han declarado apoyarse, pero por encima de los dos movimientos que el mercado de bonos ha anticipado. La proyección media de los participantes en la reunión de la Fed de diciembre revela que los legisladores espera cuatro movimientos de 25pb a lo largo de 2016, lo que refuerza nuestra convicción de que, por lo menos, se producirán tres.
“Aparte de los tipos, entre finales de 2016 y principios de 2017, la Fed podría empezar a liberar los billones de dólares en bonos que acumuló en su política de adquisición post crisis, con el fin de estabilizar los mercados financieros. Cuando lo haga, el comportamiento de los títulos con garantía hipotecaria de la agencia y los bonos del tesoro podrían verse negativamente afectados”, dice.
Para estimar cuántas subidas reales habrá en 2016, aconseja, los inversores deben observar tres factores: las tendencias del mercado laboral que contemplan las proyecciones de la Fed; las tendencias inflacionistas observadas en las proyecciones de la Fed; y la cantidad de incrementos que los líderes de la Fed esperan en 2016, si sus previsiones económicas son acertadas.
Conclusiones e implicaciones para las inversiones
“Predecir lo que la Fed hará a lo largo de 2016 parece más fácil de lo que ha sido últimamente. Se parte de tres incrementos, para luego ajustar las expectativas al alza o a la baja, en función de las tendencias del mercado laboral, poniendo los datos de empleo en el contexto de los que vayan apareciendo sobre inflación. Entonces, hay que considerar las condiciones financieras, ya que los movimientos de la renta variable, rendimientos de bonos y el valor del dólar pueden influenciar las perspectivas para la economía estadounidense y, por tanto, las decisiones de la Fed en cuanto a los tipos”.
La línea de los cinco movimientos es probablemente mucho más alta que la de los cuatro prevista por la media de los decisores, ya que la Fed ha dejado muy claro que quiere ser cautelosa acerca de la normalización de sus políticas, diciendo dos veces en su declaración de políticas, de diciembre, que espera solamente incrementos «graduales» en el futuro.
“Para las carteras de renta fija, nuestra expectativa de que la Fed va a realizar más movimientos de los que los mercados tienen descontados tiene una serie de implicaciones generales de inversión. Dicho esto, creemos que los mercados estarán bien anclados en el medio plazo por las expectativas de que las políticas generales de tipos se mantengan por debajo de las normas históricas durante el resto de la década”.
En el corto plazo, recomienda Crescenzi, con los mercados por debajo de su precio por la previsible trayectoria de la Fed, los inversores deberían consideran acortar el mantenimiento de sus carteras de renta fija para protegerse contra un clima de tipos crecientes y centrarse en infraponderar la duración en el extremo más corto de la curva de rentabilidad, que será la que soporte el esfuerzo de las subidas de tipos.
En segundo lugar, en el contexto de su visión a largo plazo de los tipos, la firma sugiere mantener liquidez para aprovechar cualquier volatilidad del mercado que surja en el proceso de normalización de los tipos, con un ojo puesto en la incorporación de posiciones en instrumentos de crédito: Deuda hipotecaria sin respaldo de agencia, crédito corporativo (tanto calificado como high yield), capital de bancos y periféricos europeos.
Por último, hay que esperar que la fortaleza del dólar se prolongue dada la divergencia entre las políticas monetarias en los Estados Unidos y en el extranjero.
«Observar a la Fed es siempre más un arte que una ciencia, pero en 2016 la ciencia tiende a ayudar a los observadores a delinear lo que cabe esperar del banco central más observado del mundo», concluye el experto.