El mundo evoluciona de forma constante, pero en los últimos años se han producido algunos cambios profundos, dibujando una nueva realidad para los inversores, los mercados y las economías de medio mundo. Si tuviéramos una bola de cristal, la primera pregunta de muchos de nosotros sería: ¿qué será lo próximo?
Sin bola de cristal, pero apoyada en su gran experiencia y profesionales de análisis, el banco Natixis ha identificado las últimas ocho grandes tenencias que han generado los cambios más relevantes de nuestro entorno y que nos pueden ayudar a vislumbrar hacia dónde va el futuro. En concreto, estas tendencias son:
- El envejecimiento de la población, que generará una gran brecha entre el crecimiento de los países más afectados por él (Japón, China, Europa, América Latina; estos países pueden esperar experimentar un crecimiento lento combinado con inflación) y el crecimiento de los países menos afectados por it (Estados Unidos, India, África).
- El surgimiento de numerosas escaseces (mano de obra, energía, otros productos básicos, etc.), lo que resulta en un entorno más inflacionario en los países de la OCDE; la escasez de mano de obra mejorará el poder de negociación de los asalariados.
- Como resultado de este entorno más inflacionario, políticas monetarias más restrictivas en promedio. En particular, esto significa que ya no se utilizará la flexibilización cuantitativa y, por lo tanto, las burbujas de precios de los activos serán mucho menos frecuentes y las tasas de interés serán más altas, lo que conducirá a políticas fiscales menos expansivas. Los países de la OCDE volverán a un equilibrio con ciclos monetarios vinculados a la inflación, donde la política monetaria se vuelve periódicamente más restrictiva para acabar con la inflación.
- La transición energética, que contribuirá a las carencias señaladas anteriormente (energía, metales) ya la inflación, también por el alto precio de las energías renovables. Requerirá un enorme aumento de la inversión, lo que también conllevará el riesgo de un déficit de ahorro (lo que elevaría las tasas de interés reales). En cambio, la situación anterior se caracterizó por un exceso de ahorro. La transición energética no evitará la aparición de perturbaciones climáticas (sequías, inundaciones, subida del nivel del mar, tornados, etc.).
- La división política e ideológica del mundo entre países democráticos y no democráticos. Todavía no está claro si esto conducirá a una reducción de flujos comerciales y financieros entre los dos conjuntos de países.
- El deseo de reindustrializar y reorientar la producción hacia los países de la OCDE. «No está del todo claro si esto conducirá realmente a la desglobalización y la relocalización real, más allá de unos pocos productos estratégicos», matiza la entidad.
- La proliferación de las formas de riesgo que no pueden ser aseguradas por el sector privado: conflictos armados, pandemias, ciberriesgo, eventos climáticos, etc. Esto hará que el gobierno juegue un mayor papel en la cobertura de estos riesgos.
- La irrupción de nuevas tecnologías (inteligencia artificial, metaverso, computación cuántica, etc.) con múltiples aplicaciones (sanidad, cálculo, nuevos bienes y servicios, etc.). Su efecto sobre la productividad, el crecimiento y la organización del trabajo es incierto.
Según explican los expertos de Natixis, estas ocho tendencias a largo plazo comparten algunos temas comunes. En primer lugar explica que la inflación y el débil crecimiento (debido al envejecimiento de la población, la escasez y la posible relocalización de la producción en los países de la OCDE), y las consecuencias de la inflación para las políticas fiscal y monetaria.
Además, añade cuatro elementos: el riesgo de conflicto (por el acceso a las mercancías, entre países democráticos y no democráticos); el papel central de la energía y la capacidad de tener éxito con la transición energética; el papel central de la innovación tecnológica (el metaverso, etc.); y la incertidumbre (sobre la naturaleza de los riesgos, la realidad de la reindustrialización, los efectos de la división ideológica del mundo, las consecuencias de las nuevas tecnologías, la organización del trabajo, etc.).