El segmento de las empresas de mediana capitalización en el mercado estadounidense ha sido ignorado por unos inversores que, o bien se han venido posicionado en compañías de gran tamaño o han optado por el crecimiento de las small caps para jugar la recuperación del país. Pero, según Thyra Zerhusen, gestora de la estrategia de acciones de mediana capitalización estadounidense de Fairpointe Capital, seleccionada por FundQuest, el especialista en selección de fondos de BNP Paribas Investment Partners, el apetito por las midcaps está creciendo y cada vez son más los inversores que, atraídos por las positivas rentabilidades que ofrecen en un entorno en el que la renta fija no da mucho más de sí, están entrando en este segmento bursátil. En primer lugar, porque estos valores han obtenido mejores retornos que los grandes y pequeños, y la experta augura que seguirá siendo así en el futuro.
Entre las razones, su mayor potencial de crecimiento frente a las large caps, su mayor estabilidad frente a las smallcaps y el impulso que pueden protagonizar algunos valores al beneficiarse de movimientos corporativos, que favorece un entorno de tasas bajas y de compañías con liquidez en sus balances y que también podrían acelerarse ante las expectativas de subidas de tipos y del tapering. “Las compañías se han conformado hasta ahora con mantener saneados sus balances pero, ante las expectativas de subidas de tipos y del inicio del tapering, podrían empezar a tomar crédito ante la conciencia de que quizá es su última oportunidad para obtenerlo tan barato”, explica Mary Pierson, cogestora del fondo, en una reciente presentación en Madrid, convencida de que ello impulsará las fusiones y adquisiciones.
De hecho, y aunque considera que el tapering puede tener un impacto negativo a corto plazo, está convencida de que la Fed no dará el paso hasta que la recuperación no sea robusta, por lo que a largo plazo las empresas comenzarán a aumentar sus contrataciones y también se reactivarán esos movimientos corporativos. “Si hay evidencias de que la recuperación es sostenible, los procesos de fusiones y adquisiciones se incrementarán y eso será positivo para las compañías, especialmente las de segmentos de mediana y pequeña capitalización”. Esos procesos suponen uno de los éxitos del fondo, que sufrió en 2009 por su ausencia.
Zerhusen también vislumbra otro efecto positivo del tapering: la volatilidad que crea puede ser utiliza en favor del fondo. “Es incierto cuándo sucederá pero nosotros tratamos de seleccionar valores al margen del ruido del mercado y centrarnos en las compañías. No creo que afecte negativamente a las midcaps porque los balances están saneados y los tipos aún están en niveles muy bajos. En cualquier caso, podemos usar la volatilidad a nuestro favor y determinar buenos puntos de entrada en valores que nos gustan”, asegura.
Otra de las razones para apostar por renta variable estadounidense es la recuperación económica y los nuevos catalizadores del crecimiento. “No está bien reconocido cómo un contexto con energía a bajos precios puede cambiar el panorama de crecimiento en el país”. Para Zerhusen, el resultado será una vuelta de la producción manufacturera a Estados Unidos y México, y habla de la creación de nuevas plantas en el país, lo que impulsará a la baja la tasa de desempleo y al alza el consumo.
Las valoraciones son otro motivo: a pesar de la revalorización el mercado en los últimos años, las midcaps aún cotizan a precios razonables gracias a su fuerte crecimiento de beneficios. “Todavía podemos encontrar muchas oportunidades que cotizan a precios atractivos”, explica, pues de hecho, han añadido varios valores este año.
Crecimiento pero con buenas valoraciones
En cualquier caso, las gestoras no tratan de adivinar lo que pasa en el mercado, sino que se basan en el conocimiento de las compañías que forman parte de la cartera, entre 40 y 50, con el fin de batir a sus índices de referencia. Se trata de firmas con tamaño de entre 1.000 y 12.000 millones de dólares –el tamaño medio en su fondo es de 6.500 millones, menos que el benchmark, con 10.600 millones-, seleccionadas con un estilo bottom-up y que están mal valoradas por el mercado en relación a sus beneficios o a sus perspectivas de crecimiento para los próximos de tres a cinco años. Es decir, es un proceso que busca firmas con crecimiento pero con buenas valoraciones. “Buscamos las mayores diferencias entre las percepciones y la realidad”, dice la gestora, que pretende tener en cartera firmas con crecimiento pero compradas a un precio atractivo.
Compañías con poca deuda, capaces de crecer, y que cuentan con una ventaja competitiva importante que es fuente de rentabilidad: generan parte de sus ingresos fuera de Estados Unidos, aproximadamente el 40% teniendo en cuenta las empresas que forman parte de la cartera. “Nuestras compañías son muy competitivas dentro del país pero también fuera”, indican las expertas. Otra característica es que estén muy centradas en su negocio: “Preferimos eso a la diversificación en distintas actividades”.
Para su selección se parte de un universo de 1.200 nombres, que pasando el filtro de valoración se reducen a 200. El análisis cualitativo las deja en los 40-50 que forman parte de la cartera (y cuyo peso no puede exceder del 5% de forma individual y del 30% sectorial), con una “lista de reserva” aparte de otros 20 o 30 nombres en los que invertir si surge la oportunidad, y para lo que el fondo cuenta con un colchón de liquidez de hasta el 7%. Sus estrictos controles han hecho que, a lo largo de su historia, el fondo no haya invertido en más de 150 nombres en total. Para controlar el riesgo, cuenta con una gran disciplina tanto de compra como de venta.
Por sectores, actualmente sobrepondera la tecnología e infrapondera los servicios financieros. Aunque el futuro apunta hacia precios bajos de la energía en Estados Unidos, no lo aprovecha invirtiendo en energéticas, sino en firmas que se beneficien de esa mayor eficiencia, como el de transporte o aeronáutico, o también el industrial.