La evolución de las materias primas será determinante para dar carpetazo a uno de los quebraderos de cabeza de los mercados: la inflación. No solo en lo referente a la energía fósil, sino también por el efecto que tendrán los precios de los metales en las renovables. Hay que tener en cuenta que Bank of América contabiliza un total de 27 metales importantes para las tecnologías del futuro, es decir MIFT, siglas en inglés de “Metals Important for Future Technologies”. En definitiva, según la firma, “las materias primas son fundamentales para la transición energética”.
Ben Laidler, estratega de mercados globales de la plataforma de inversión y trading eToro, recuerda el difícil año que han vivido las materias primas debido, principalmente, por la lenta reapertura de China tras los confinamientos por la pandemia. Tampoco les ha sentado bien la fortaleza del dólar. Para 2024, Laidler espera “un año mejor, pero no excelente, con un modesto triple impulso de la demanda china, una oferta ajustada y un dólar más bajo, que equilibrarán una economía estadounidense más débil”. En este punto, el experto recuerda que las materias primas proporcionan “diversificación y una cobertura contra la inflación” a las carteras.
“La transición del carbono ha recibido un impulso en la COP28, por lo que será un apoyo subyacente para la demanda de los llamados metales de transición, desde el cobre hasta el aluminio y el níquel. Estos metales son los componentes básicos, centrados en China, de todo tipo de productos, desde paneles solares hasta baterías eléctricas”, explica el experto.
Respecto al cobre, Carsten Menke, Head Next Generation Research en Julius Baer, recuerda que el mercado del cobre no recibía mucha atención durante los últimos años, ya que la producción minera crecía a buen ritmo. Pero las interrupciones están aumentando de nuevo, como lo demuestra la orden de cierre de Cobre Panamá. Para el experto, estas interrupciones serían “un preludio de la inminente ralentización de la producción minera a partir de 2025, que debería empujar al mercado del cobre a una suboferta estructural debido al fuerte crecimiento de la demanda derivado de la transición energética”.
Por ello, Menke considera que esta ralentización es clave para su opinión positiva a largo plazo sobre el cobre, “ya que es decisiva para empujar el equilibrio entre oferta y demanda hacia un déficit estructural durante la próxima década”, debido a que la demanda “estructuralmente creciente” de la transición energética, sobre todo de vehículos eléctricos, “será lo suficientemente fuerte como para compensar la contracción de la demanda del sector inmobiliario chino”. El experto cree que esta situación aún no se refleja en el estado de ánimo del mercado, “ya que los operadores de futuros siguen mucho más preocupados por los persistentes problemas del sector inmobiliario chino y el mediocre contexto de crecimiento mundial”.
En cuanto al aluminio, los estrategas de Bank of America observan un déficit de oferta de este metal del 30% de cara a 2030, por lo que también se encuentra en un contexto de escasez de oferta para cumplimentar la demanda que exige la descarbonización. La firma recuerda que, además, China presenta un aumento de la demanda de este metal en un 8% en 2023. Es decir, un conjunto de factores que han llevado al aluminio a cotizar con prima en el mercado de Shanghai durante todo este año. Y no parece que la situación vaya a cambiar a corto plazo.
También parece que el panorama es favorable para el mineral de hierro (iron ore): las fábricas están desabastecidas, según apuntan en Bank of America, y la demanda de este metal debería estabilizarse. “Estimamos que el precio mínimo del mineral de hierro rondará los 87 dólares por tonelada”.
El oro y la plata también captarán la atención del mercado. Menke cree que los precios del oro y la plata siguen en una posición débil, sobre todo porque los buscadores de refugio siguen ausentes del mercado, mientras que los operadores de futuros siguen llevando la voz cantante. Incluso, a pesar de que la última reunión de la Reserva Federal podría suponer un apoyo para ambos metales.
El experto explica que, tras un año de volatilidad en los precios del oro y la plata, en el caso del oro, “la falta de demanda física se vio compensada en parte por un renovado fortalecimiento de las compras de los bancos centrales”, de tal manera, que estos movimientos dejaron a los operadores de futuros a corto plazo y a los inversores más especulativos como auténticos amplificadores de la volatilidad del mercado, “ya que tienden a cambiar rápidamente su posicionamiento, en particular cuando los precios cambian de dirección, lo que les pilla con el pie cambiado”.
El predominio de los operadores de futuros y la ausencia de buscadores de refugio seguro sitúan a los precios sobre una base blanda, según Menke, “lo que deja más recorrido a la baja que al alza y sustenta nuestras prudentes opiniones tanto sobre el oro como sobre la plata”.