En 2016 se ha iniciado la esperada reorientación de las políticas económicas, tendente a hacerlas menos dependientes de la política monetaria. El esperado impulso a las políticas de gasto público frente a la austeridad es más evidente tras las elecciones presidenciales de noviembre en los EE.UU. Pero, según defiende Eusebio Díaz-Morera, presidente de EDM, en su última carta a los clientes, esas políticas “se irán extendiendo más pronto o más tarde a la mayoría de las economías desarrolladas, incluida la Unión Europea”.
“La política monetaria ha sostenido en solitario las economías occidentales, castigadas por la crisis pero es incapaz de acelerar el crecimiento económico, sin el cual es mucho más difícil el repago de la deuda, la creación de empleo y la reducción de la desigualdad. A esa evolución la llamamos “la gran transición” de la deflación hacia la reflación”, explica el presidente.
La gran transición: 2017 y siguientes
De hecho, en la gestora comienzan el año con una visión dominada por ese giro hacia una mezcla de políticas más equilibrada, que incluye una política fiscal menos austera. “Aunque esta concepción fuera correcta, ello no implica ni un cambio súbito y mucho menos lineal, pues no todos los países están en disposición de gastar más. Dos de ellos, muy importantes, sí lo están: EE.UU. y Alemania”, explica.
En este cuadro, EDM ilustra los cambios que anticipa:
Según el presidente de la gestora, el impacto en los mercados de cambios de tanto calado y a velocidades diferentes entre EE.UU. y Europa va a ser “una volatilidad creciente en los mercados de acciones (renta variable) y una subida de rendimiento de los bonos (renta fija), lo cual, como es sabido, implica una caída de sus precios”.
La renta fija: fin del boom
Así, la gestora defiende el fin del boom alcista en renta fija. «En los dos últimos meses de 2016 los precios de los bonos han caído drásticamente en EE.UU. Desde el verano (máximos del año), la rentabilidad del bono norteamericano (US Treasury 10 años) ha subido 80 puntos básicos, lo que implica una caída en precios del 9,5%. Esta tendencia continuará en EE.UU. en 2017, impulsada por las políticas de expansión del presidente electo y el correspondiente endurecimiento de la Reserva Federal que ya ha anunciado tres (una más de los anticipado) subidas del tipo oficial (Fed Funds) a lo largo del año que empieza”, asegura.
En la gestora dicen que la subida de tipos “importa mucho”, pues tipos de interés tan bajos crean problemas colaterales significativos. Así, una subida de los tipos de interés hace más fácil la vida de los ahorradores, permite a los fondos de pensiones hacer frente a sus compromisos, favorece la generación de beneficios para los bancos y apoyará la divisa del país en que se produzca, defiende el presidente de EDM.
“Nadie sabe la velocidad de este movimiento que no parece fulgurante pero que, seguramente se extenderá en los EE.UU. a lo largo de 2017 y 2018. En Europa, cuyo ciclo va por detrás del norteamericano, no parece haberse iniciado todavía y será más lento y seguramente menos intenso”, asegura.
¿Cuál puede ser su impacto en la renta variable?
Según el presidente, los efectos de las subidas de tipos son menos seguros y diferentes a lo largo del tiempo en bolsa. Al principio, una subida de los tipos de interés atrae dinero en renta fija que hubiera ido a parar a las bolsas. Pero también es cierto que las subidas se producen cuando la economía va bien, lo cual es un entorno favorable a las acciones, explica.
En renta variable, la gestora habla de una rotación hacia valores cíclicos. “2016 ha sido un año mísero para los índices bursátiles, especialmente en Europa donde apenas en los últimos días del año se han recuperado las pérdidas registradas hasta el mes de octubre. Y, además, mirando los componentes de los índices se observará cómo este resultado final oculta un comportamiento negativo en la mayoría de los sectores. Sólo los llamados sectores cíclicos (energía, minerales, materiales de la construcción) están en positivo, mientras que los grandes sectores defensivos (consumo necesario, alimentación, salud) han registrado comportamiento negativo. Este hecho relativo a Europa, también se ha dado en EE.UU.” Sin embargo, en la entidad apuestan por los valores defensivos, los más «aburridos».
El posicionamiento de sus carteras discrecionales no ha cambiado de cara al año próximo, pues ya habían anticipado los cambios antes comentados. En renta fija, abogan por concentrar la cartera en emisiones privadas y plazos cortos, para protegerse de un probable aunque moderado repunte de los rendimientos (caída de precios). “En particular, no tenemos apenas deuda pública en nuestras carteras ni deuda emergente, sujeta a riesgo de divisa”.
En renta variable, dicen que es “el segmento ideal para conservar el valor a largo plazo. Sus precios hoy no son de ganga, pero las mejores compañías podrán absorber potenciales contracciones de sus múltiplos (PER) gracias al crecimiento en beneficios”, dice Díaz-Morera.
“Tenemos más preferencia individual que orientación geográfica, pero una adecuada diversificación es conveniente en este entorno tan variable. También nos parece que, a pesar de los riesgos de sus divisas, la renta variable emergente debiera tener una ponderación no inferior al 10%”, añade.
En divisas, para EDM no son un activo de inversión y, en general, no tienen coberturas del riesgo. Eso sí, «una potencial continuación del alza del dólar hacia la paridad con el euro nos llevaría a cerrar la exposición”.
En este contexto, dice, los inversores deben preocuparse, sobre todo, por la creación de valor. “Este concepto es perfectamente comprensible, pues depende del crecimiento de beneficios y permite adoptar una prudente distancia respecto a las piruetas a corto plazo de los mercados, poco aptas para inversores conservadores como EDM”, apostilla Díaz-Morera en su carta a los inversores.