Nuevo movimiento en el “juego de los aranceles” con el que la Administración estadounidense está gestionando sus relaciones comerciales. La entrada en vigor esta semana de las nuevas tarifas del 25% contra Canadá y México tuvieron importantes reacciones en el mercado de acciones, de divisas y también a nivel geopolítico -destaca la firmeza con la que el ministro de Canadá, Justin Trudeau, dialécticamente respondió-. En consecuencia, el jueves, Donald Trump decidió posponer la imposición de aranceles del 25% a productos de México y Canadá hasta el 2 de abril de 2025.
En opinión de Sonal Desai, CIO de renta fija de Franklin Templeton, la nueva administración de EE.UU. ha comenzado con una vorágine de acciones, planes e ideas, lo que a su vez ha generado una avalancha de reacciones tanto en el país como en el extranjero. Para Desai, “esto ha hecho que evaluar el equilibrio de riesgos para el entorno macroeconómico sea especialmente difícil”.
De hecho, según los expertos, esta segunda prórroga forma parte de cómo negocia el presidente de EE.UU, y piden a los inversores aislarse del ruido. Sin embargo, este estilo comienza a resentirse en el mercado. Ayer, jueves 6 de marzo de 2025, el índice S&P 500 experimentó una ligera caída del 1,8%, cerrando en 5.849,72 puntos. Según los analistas, este descenso se debió a una venta masiva en el sector tecnológico y a las preocupaciones sobre los aranceles impuestos por el presidente Donald Trump. Además, el dólar estadounidense continúa bajo presión y registra su cuarta sesión consecutiva de pérdidas, ubicándose en su nivel más bajo desde noviembre del año pasado.
Dos análisis sobre la reacción de los mercados
En opinión de Stefan Rondorf, Senior Investment Strategist, Global Economics & Strategy de Allianz Global Investors, estamos ante el fin de una “luna de miel”, ya que la realidad comienza a hacerse presente. “Esto también se puede aplicar a la relación entre los inversores y el nuevo gobierno estadounidense. Poco a poco, un análisis más realista de los hechos está reemplazando al optimismo inicial que siguió a la contundente victoria de Donald Trump en noviembre. Para los inversores, es el momento de hacer un primer balance tras las primeras semanas de su mandato”, afirma.
Según su análisis, la política comercial actual se percibe como impredecible tanto para los socios comerciales extranjeros como para los actores económicos estadounidenses. “A esto se suman los recortes en el gasto federal, el despido masivo de empleados públicos y la inminente deportación de inmigrantes indocumentados, factores que ya están impactando algunos indicadores de confianza empresarial”, apunta Rondorf.
Sin embargo, Martin Romo, presidente del Consejo y director de Inversiones de Capital Group, y William Robbins, gestor de renta variable de Capital Group, consideran que el actual nerviosismo de los mercados, provocado por los aranceles y por los avances en inteligencia artificial anunciados por una compañía tecnológica china, nos recuerda que hasta los mercados alcistas más fuertes pueden caer, sobre todo cuando la cotización de ciertas compañías refleja un escenario excesivamente optimista.
“Los mercados de renta variable llevan subiendo desde finales de 2022. Los inversores se preparaban para una recesión y el índice S&P 500 empezaba a despegar, con subidas del 26,2% en 2023 y del 25,0% en 2024. Es la primera vez que el índice registra dos años consecutivos con subidas superiores al 20% desde los años 1998 y 1999, tras la burbuja de las puntocom. Eso no significa que los inversores deban prepararse para una fuerte caída de los mercados. El contexto económico sigue siendo positivo en términos generales, impulsado por un sólido crecimiento de los salarios, unos tipos de interés estables y un gobierno con una agenda favorable al crecimiento”, matiza sobre su visión.
¿Hacía dónde empuja Trump la economía estadounidense?
Sin duda, esta situación ha reabierto el debate de hacia dónde está llevando Trump la economía del país. Por un lado, los últimos indicadores económicos de Estados Unidos han empeorado, con la confianza de los consumidores y su gasto en descenso. Sin embargo, los fundamentales de la economía estadounidense siguen siendo sólidos y la inflación parece estar bajo control. Se podría concluir que la amenaza de los aranceles ha inquietado a consumidores e importadores, pero la economía sigue resistiendo en términos generales.
“No cabe duda de que las amenazas de aranceles inquietan tanto a los consumidores como a los importadores estadounidenses. Sin embargo, no suponen una amenaza para la economía en general. EE.UU. Es una economía relativamente cerrada y, aunque algunas empresas estadounidenses sufren las consecuencias de los aranceles, otras salen ganando al mejorar su posición competitiva. En segundo lugar, aunque el gasto de los consumidores fue débil en enero, se produjo después de algunos meses fuertes, y la tendencia subyacente parece firmemente al alza. Y, en tercer lugar, las condiciones crediticias siguen favoreciendo la concesión de préstamos a las pequeñas empresas y a los consumidores. Nos preocupa un poco más el agresivo planteamiento de Elon Musk de recortar el gasto, pero, una vez más, esperamos que esto se calme en los próximos meses”, explica Steven Bell, economista jefe para EMEA de Columbia Threadneedle Investments.
Según añade el CIO de renta fija de Franklin Templeton, en general, la nueva administración de EE.UU. se está moviendo en la dirección de cambios de políticas que fomentan el crecimiento. “Todavía espero un crecimiento por encima del potencial y una inflación persistentemente por encima del objetivo este año, con rendimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU. a 10 años en el rango del 4,75% al 5% para fin de año. Un progreso más lento en la regulación probablemente mantendría los rendimientos en el extremo inferior del rango, mientras que un mayor deslizamiento en el déficit fiscal podría empujarlos por encima del 5%”, afirma sobre sus perspectivas para el país.
Por último, Clément Inbona, gestor de fondos en La Financière de l’Échiquier, considera que la “imprevisibilidad del presidente y su capacidad para tomar decisiones quick and dirty comienzan a sustanciarse en un descenso de la confianza de los consumidores y las empresas”. A pesar de esto, el gestor confía en que “para Trump, la consecución de su mantra Make America Great Again pasa también por unas bolsas resistentes” y espera que esta fijación “siga siendo un freno para algunos de sus excesos”.