De cara al próximo año, las gestoras coinciden en que la recuperación mundial continuará, aunque haya perdido cierto ímpetu y la incertidumbre haya aumentado. En esta recuperación, los mercados emergentes tienen un potencial interesante para los inversores, en especial los activos de China, India y Latinoamérica. Eso sí, la evolución de la pandemia y de las campañas de vacunación volverán a ser un factor determinantes en sus perspectivas, al igual que ocurrió en 2021.
Los expertos consideran que la respuesta política de emergencia a la pandemia limitó con éxito el alcance de la recesión de 2020 y apoyó la recuperación económica en 2021. De cara al próximo año, confían en que la evolución de la pandemia pese menos, y la recuperación económica dependa de más motores internos. “El mundo emergente se encuentra en una fase más temprana de su implantación de vacunas y, por tanto, los responsables políticos siguen imponiendo restricciones a la movilidad. China, por ejemplo, mantendrá probablemente su postura de cero covid al menos hasta después de los Juegos Olímpicos de Invierno de febrero. Sin embargo, una gran proporción de la población de los mercados emergentes será inoculada en los próximos meses, lo que debería notarse en la segunda mitad del año”, apuntan James Beaumont y Nuno Teixeira, de Natixis IM Solutions.
En su outlook para el próximo año, AXA Investment Managers espera que las economías emergentes de Asia orientadas al mercado interno se recuperen en 2022, y que el crecimiento en América Latina se suavice hasta alcanzar niveles mediocres; mientras que Europa Central experimente un suave aterrizaje hacia su potencial en 2022 tras el sobrecalentamiento de 2021.
“Los resultados económicos de los mercados emergentes durante la crisis de COVID-19 fueron mejores de lo que se esperaba inicialmente: la recesión de 2020 fue menos pronunciada de lo que se temía y el repunte de 2021 fue más fuerte de lo previsto. La rápida respuesta política, en primer lugar de los mercados desarrollados, pero también de las autoridades de los mercados emergentes, resultó contundente”, apunta la gestora.
En términos generales, las perspectivas son buenas: tras una contracción de solo el 2,1% en 2020, se espera que el crecimiento del PIB de los mercados emergentes repunte hasta el 6,2% en 2021 y continúe recuperándose en 2022 con un crecimiento del 4,4%. Según las estimaciones de AXA IM, las tasas de crecimiento trimestrales deberían normalizarse en 2023, hasta una media del 4.3%.
Ahora bien, los mercados emergentes tienen un reto común con los mercados desarrollados de cara al próximo año: la inflación. Según AXA IM, las tensiones inflacionistas son visibles en todo el mundo, pero sobre todo en los mercados emergentes, donde los costes de los alimentos y la energía representan una parte mayor de la cesta de la compra.
“Cuando las tasas de inflación superaron los objetivos y las bandas de inflación oficiales, resultó primordial anclar de forma creíble las expectativas de inflación. En lo que va de este ciclo, 28 bancos centrales de mercados emergentes, sobre todo de África, América Latina y los países emergentes de Europa, han subido los tipos de interés oficiales, con incrementos que oscilan entre los 25 puntos básicos (pb) y los 575 pb. Sin embargo, los tipos reales no han subido tanto, ya que los bancos centrales aún no están igualando el aumento de las expectativas de inflación, lo que sugiere que el endurecimiento de la política monetaria tiene aún más recorrido. Es probable que Asia se retrase en este proceso, y que solo empiece a subir los tipos gradualmente a medida que la recuperación económica vaya ganando terreno”, explican desde AXA IM.
Respecto a sus divisas, la gestora considera que siguen siendo relativamente débiles: “Un total acumulado de 75.000 millones de dólares ha regresado a los mercados emergentes desde noviembre de 2020, todavía por debajo de las salidas de 125.000 millones de dólares registradas tras la pandemia. A medida que el crecimiento mundial se modere y se acerque el endurecimiento de la Fed, el sesgo seguirá siendo el de una mayor depreciación”.
Por último, en opinión de Hamelink, hay que tener en cuenta que el endurecimiento monetario en EE.UU. suele ser un obstáculo para las clases de activos emergentes. Según su valoración, en esta ocasión, los mercados financieros ya han empezado a descontar este pase, ya que la mayoría de los bancos centrales de Latinoamérica y Europa del Este (Brasil, México, Rusia, Polonia) han endurecido su política.
Según afirma Edmond de Rothschild AM en su documento de perspectivas para el próximo año, los activos de los mercados emergentes cotizan a valoraciones relativamente atractivas y parecen, a primera vista, ofrecer oportunidades. No obstante, consideran que el mejor momento para aprovecharlas es cuando haya una mejor visibilidad sobre la inflación y las expectativas de los bancos centrales.
Oportunidades de inversión
¿Qué significa todo esto para los inversores? En opinión de Gary Greenberg, responsable global de mercados emergentes de Federate Hermes, muchos inversores son alcistas en los mercados emergentes para 2022, esperando jugar una operación de recuperación, pero la gestora se muestra cauta por varias razones.
“Por un lado, el endurecimiento monetario en EE.UU. parece cada vez más posible, lo que reforzaría el dólar y debilitaría a las economías emergentes que dependen de las entradas de carteras extranjeras. Además, muchos de los modelos de negocio más atractivos de los mercados emergentes tienen una alta calificación, y son vulnerables a la baja si suben los tipos de interés en EE.UU.”, apunta Greenberg.
Puede que estos sean dos motivos para ser cautos, pero Greenberg también reconoce que hay importantes vientos de cola a favor de los mercados emergentes: “A medida que se reduzcan las limitaciones de la oferta, los chips estarán disponibles, lo que reforzará la industria automovilística mundial y sus proveedores. La tecnología taiwanesa debería recuperarse de un año mediocre, al igual que las empresas de memoria a nivel mundial. Además, mirando más allá de 2022 y de los ciclos a corto plazo, el envejecimiento de la población en el norte de Asia, Europa y América del Norte seguirá generando demanda de tecnología de automatización innovadora. Y la crisis climática seguirá obligando a un cambio total en la generación, distribución y consumo de energía, impulsando la demanda de materias primas como el cobre y el aluminio”.
Buscando ideas concretas, las gestoras hablan en sus outlook desde una perspectiva geográfica y de activos concretos. Por ejemplo, para Sean Taylor, jefe de inversión para Asia Pacífico de DWS, India es uno de los países más interesantes de toda la región. “Vemos a la India como un claro ganador en la reapertura de Asia y uno de los mercados de renta variable más interesantes de Asia. Es probable que las reformas fiscales y del mercado laboral, en particular, impulsen el crecimiento. El país tiene un enorme potencial, especialmente en el sector tecnológico”.
Taylor también es positivo respecto a Japón. “La economía japonesa, y en particular el consumo privado, ha estado durante mucho tiempo en un segundo plano debido a las restricciones por el coronavirus. Esto podría cambiar en 2022. En este contexto, es probable que para la renta variable china se necesite paciencia: las medidas de bloqueo podrían prolongarse hasta el final del primer trimestre de 2022. Además, los beneficios empresariales podrían revisarse aún más a la baja”, afirma.
Fuera de la región asiática, John Tidd, fundador y director de Hamco Financial, pone el foco en los sectores real estate en Sudáfrica y financiero en Argentina. Los motivos que convierten al sector inmobiliario en Sudáfrica en oportunidad para los inversores son, según John Tidd, “las atractivas valoraciones tras el castigo sufrido en la fase de pandemia; el precio de las acciones de las compañías se encuentra por debajo de los niveles pre-COVID; la capacidad de las compañías de generar un cash flow elevado; la estabilidad y solidez de los modelos de negocio de las empresas del sector, que aportan valor en el largo plazo, dividendos elevados, y un alto recorrido potencial en Bolsa”. Respecto al sector financiero en Argentina, John Tidd justifica su potencial para los inversores en “dos catalizadores” principales: “En el medio plazo, las buenas expectativas que genera en el sector un posible cambio político en el país en las próximas elecciones legislativas y la imposibilidad de pagar dividendos por parte de la banca hasta el año próximo año; en el largo plazo, el perfil de rentabilidad riesgo de las empresas del sector. Un sector con pocos operadores, muy sólidos y resistentes, con compañías bien gestionadas, que atraen a los inversores”.
¿Qué ocurre con China?
“Tras ser el único país del G20 con un crecimiento positivo del PIB en 2020, el entorno de inversión en China se ha tornado especialmente difícil en 2021. El crecimiento ha perdido impulso, afectado por la estrategia de cero casos de COVID-19, las medidas para frenar las emisiones de carbono y un enfriamiento deliberado del mercado inmobiliario. Aunque es probable que Pekín intensifique las medidas de relajación monetaria y fiscal (sin moderar su postura en el sector inmobiliario), los riesgos para el crecimiento tienden a la baja. Nuestro análisis muestra que los mercados financieros han descontado estas malas noticias y las valoraciones chinas parecen cada vez más interesantes. Por su parte, las autoridades chinas confían en que se ha alcanzado un nuevo punto de partida histórico con el liderazgo de Xi Jinping. Parece que va a obtener un tercer mandato de cinco años como principal líder en el XX congreso del partido previsto para mediados de octubre de 2022, lo que ofrece continuidad y certidumbre a los inversores”, explica Vicent Hamelink, CIO de Candriam.
Algunas gestoras como PIMCO se mantienen muy constructivos respecto a sus exposiciones en China, pero reconocen que vigilan atentamente la evolución normativa del país. “Seguimos sobreponderando los mercados emergentes de Asia, haciendo hincapié en la tecnología y los equipos de hardware que serán fundamentales para el crecimiento regional y mundial. Desde el punto de vista sectorial, mantenemos la preferencia por las tendencias de crecimiento secular como la digitalización y la sostenibilidad. En particular, creemos que los fabricantes de semiconductores, los proveedores de equipos de automatización de fábricas y los proveedores de energía verde y movilidad pueden beneficiarse. Complementamos esto con exposiciones que pueden beneficiarse de un entorno más inflacionista; se trata de empresas que creemos que tienen importantes barreras de entrada y un fuerte poder de fijación de precios que pueden potencialmente cosechar la inflación a través de aumentos de precios, como las empresas de transporte marítimo mundial”, señalan Erin Browne y Geraldine Sundstrom, gestoras de PIMCO.
Sobre sus dos principales activos, la renta variable y la deuda, Andrew Rymer, CFA, especialista en inversiones de mercados emergentes de Schroders, reconoce que las reformas regulatorias, la crisis energética y la volatilidad en el mercado inmobiliario como resultado de las acciones regulatorias y la preocupación por Evergrande, han resultado ser problemas adicionales que los mercados deben negociar. Y esto ha llevado a que el comportamiento del mercado de renta fija y el de la renta variable fueran dispares en 2021.
“La corrección de la renta variable china en 2021, que ha hecho que las valoraciones de muchos valores populares retrocedan bruscamente desde niveles elevados, está generando más oportunidades interesantes en diversos sectores. Creemos que las valoraciones del mercado en general son saludables, a pesar de algunas diferencias significativas entre sectores, y ofrecen más protección frente a posibles bajadas en medio del entorno macroeconómico aún difícil que se espera para 2022”, apunta Rymer.
Respecto a la renta fija, destaca que los bonos chinos se han convertido en una clase de activo maduro, ya que los inversores están empezando a considerarlos un activo emergente refugio. En este sentido, apunta: “La rentabilidad superior ofrecida durante la pandemia de marzo de 2020 y en medio de la caída de los bonos mundiales en el primer trimestre de 2021 demostró la resistencia de los bonos chinos. Las valoraciones atractivas, el contexto económico favorable, la política monetaria divergente, la creciente accesibilidad, la inclusión continua de los índices de referencia, la baja volatilidad y los beneficios de la diversificación son solo algunas de las razones por las que seguimos favoreciendo los bonos chinos. Además, como China sigue promoviendo su divisa como moneda de reserva internacional, los bonos del Estado chinos desempeñarán un papel fundamental como activo de inversión principal en renminbi”.