Los océanos son una pieza esencial para nuestra vida. No solo ocupan el 70% del planeta, sino que producen, al menos, el 50% del oxígeno, absorben el 30% del dióxido de carbono que producimos, albergan la mayor parte de la biodiversidad de la tierra y son la principal fuente de proteínas para más de 1.000 millones de personas de todo el mundo.
Además el océano es clave para la economía. Por ejemplo, el “producto oceánico bruto” anual alcanza los 2,5 billones de dólares, situando a la llamada economía azul en el octavo lugar entre las mayores economías del mundo. Incluso se estima que, para 2030, habrá en torno a 40 millones de trabajadores en todo el sector relacionado con los océanos.
Frente a esta realidad, el reto al que se enfrentan las gestoras es cómo traducir la conservación y cuidado de los océanos en oportunidades de inversión que potencien aún más su papel. La ISR, la inversión temática y de impacto relacionada con el medioambiente o cambio climático, y la inversión en los ODS son las principales apuestas de las gestoras para dar respuesta a las necesidades del planeta y a la demanda de los clientes. Según la experiencia de Allianz GI, las medidas políticas y legislativas son clave, pero es necesario un segundo paso para convertirlas en realidades tangibles, y en ese paso considera que la industria de gestión de activos tiene un papel fundamental.
“Creo que la forma en que se puede traducir la protección de los océanos en nuestra industria es a través de la inversión sostenible. Convertirnos en una especie de puente bien porque desbloquea capital hacia iniciativas que plantean alternativas frente a lo que hoy produce ese daño o bien influyendo en las decisiones que toman las empresas”, añade Matt Christensen, responsable global de sostenibilidad e inversión de impacto de Allianz GI.
En este sentido Christensen considera que los mercados privados jugarán un papel muy relevante y defiende que será el siguiente gran ámbito de este industria donde la inversión responsable se desarrolle. “Tenemos un papel muy importante en apoyar a esas empresas que están desarrollando innovaciones y alternativas, que pasan desde la economía circular hasta la lucha contra el cambio climático, planteando una forma diferente y respetuosa de hacer las cosas. Por eso creo que iremos viendo productos de inversión en mercados privados más específicos y concretos”, añade.
Antes de lanzar soluciones de inversión concretas, las gestoras están desarrollando otro papel fundamental: identificar áreas sobre las que actuar. En este sentido, David Smith, Senior Investment Director Asian Equities de Aberdeen Standard Investments, señala tres ámbitos: los hábitats, la energía y la descarbonización. Sobre la primera de estas áreas apunta que necesitamos aumentar la producción de proteínas derivadas del océano, “pero tenemos que hacerlo de una manera sostenible que reduzca el importante impacto que la pesca ha tenido en el medio ambiente, salvaguarde los hábitats marinos y proteja los medios de vida de quienes se dedican a la pesca”, añade.
Smith también apunta las energías renovables, en concreto la eólica marina, y la descarbonización: “Es un área que tiene un potencial significativo. Los paisajes sin obstáculos con altas velocidades de viento sugieren que la energía eólica marina podría desempeñar un papel importante en el paso a un sistema energético bajo en carbono impulsado por la energía renovable. La energía eólica marina también podría desempeñar un papel clave en la producción de hidrógeno verde. También destaca la descarbonizar el transporte marítimo internacional. La presión para descarbonizar las industrias se está sintiendo en varios sectores, y esto incluye el transporte marítimo. La Organización Marítima Internacional (OMI) estima que, si bien la intensidad de carbono de la industria ha mejorado en los últimos años, las emisiones del transporte marítimo internacional representaron alrededor del 2,9% de las emisiones antropogénicas en 2018. La buena noticia es que hay soluciones potenciales para esto, incluyendo, por ejemplo, combustibles alternativos como el hidrógeno, y que las empresas de transporte marítimo y de energía están trabajando juntas para hacer que estas soluciones sean una realidad”.
Esta misión de identificar también lleva a las gestoras a comprometerse con proyectos concretos, como el caso de Amiral Gestion con Polar POD, que tiene como objetivo entender el Océano Austral. “El Polar Pod es una nave ecológica de cero emisiones especialmente diseñada para operar en condiciones de navegación extremas, se dejará llevar por la corriente circumpolar antártica del Océano Austral. Sus datos y observaciones estarán a disposición del conjunto de la comunidad científica internacional. Será una contribución francesa al programa de la Década de los Océanos de la UNESCO”, explican desde Amiral Gestion.
Otro ejemplo de dónde tienen el foco puesto la industria y los inversores es el plástico, una de las principales amenazas para los océanos. “La pandemia actual ha acentuado esta contaminación por plásticos: mascarillas, guantes, envases de comida a domicilio… empeorando la situación que ya teníamos. El 75% de este plástico llegará a vertederos y mares. Un grave coste para el medio ambiente y la economía”, denuncian el equipo de Portocolom AV.
Por ejemplo en España, la aprobacion y aplicación del proyecto de Ley de Residuos – que se ha marcado como objetivo reducir los residuos plásticos un 70% hasta 2030- movilizaría muchos recursos de la UE y, según cálculos, estas inversiones van a requerir 2.500 millones de euros de aquí a 2035. “La nueva norma está dirigida a impulsar una economía circular, que restringe los plásticos de un solo uso, así como la introducción en el mercado de ciertos productos e incorpora dos nuevos impuestos dirigidos a “prevenir” la generación de residuos”, explican desde Portocolom AV.