50 o 75 puntos básicos: ¿cuánto subirán los tipos de interés en EE.UU. esta semana? Esta es la principal pregunta que se plantean las gestoras de cara a la reunión que mañana celebra la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), porque de lo que nadie duda es de que la institución monetaria volverá a elevar los tipos.
En este sentido, los cálculos son claros. “Los expertos prevén al menos otras ocho subidas de la Fed en 2022, tras la primera de la serie en marzo. Sólo quedan seis reuniones, lo que implica al menos dos subidas de 50 puntos básicos. El mercado también considera que la Fed alcanzará un máximo del 3,25% a finales del verano de 2023, más de 300 puntos básicos por encima del punto de partida. Se trata de una trayectoria implícita muy pronunciada según los estándares históricos”, explica Vincent Chaigneau, jefe de Análisis en Generali Investments.
Según recuerda Chaigneau, en la era post-Volcker, el mayor ciclo de endurecimiento fue entre 2004 y 2006, cuando la Fed pasó del 1% al 5,25%; se produjo una crisis de liquidez en el verano de 2007, seguida de la Gran Crisis Financiera (CFG) en 2008. El segundo mayor ciclo de endurecimiento fue el de 1994-1995 (con una subida de más de 300 puntos básicos hasta el 6%). Los otros dos ciclos (1999-2000 y 2015-2018) fueron menores, en torno a los 200 puntos básicos.
“En este ciclo, el endurecimiento cuantitativo, a partir de este verano, también añadirá una medida muy significativa de endurecimiento de la política. Podría decirse que es la primera vez desde los años 70 que la Reserva Federal y otros bancos centrales deben endurecer su política para empujar la inflación hacia abajo, en lugar de simplemente mantenerla bajo control. Sin embargo, nos preguntamos si la Reserva Federal puede llevar a cabo tanto endurecimiento sin amenazar la estabilidad financiera y provocar un aterrizaje brusco”, añade el experto de Generali Investments.
No se puede olvidar que la inflación es muy elevada, muy por encima de su objetivo del 2% según los principales indicadores (el IPC general de EE. UU. fue del 8,5 % interanual en marzo, mientras que el deflactor PCE básico interanual fue del 5,4 % en febrero), lo que sugiere que el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) debería aumentar los tipos de interés más rápidamente para suprimir estos aumentos de precios.
“Desde la década de 1960 sólo ha habido otras dos ocasiones en las que la inflación del IPC subyacente fue tan alta como la actual. La primera fue en 1974. Por aquel entonces, la Fed restó importancia a los factores monetarios que contribuyen al aumento de los precios. A la luz de su narrativa no monetaria, erró en el lado benigno de la política: mantuvo su tasa de política (y la tasa real ex-post asociada) relativamente baja y se quedó atrás en la curva. En consecuencia, la economía real fue volátil, la inflación persistió y subió aún más, y se produjeron múltiples recesiones. Y en 1983, la Fed había aprendido la lección. Adoptó un nuevo enfoque de la política monetaria y se centró en la contribución de los factores monetarios a la espiral inflacionista. Esta vez no se quedó atrás. El FOMC mantuvo el tipo de interés oficial alto ante el descenso de la inflación, estabilizando la economía hasta la recesión de 1990-1991”, apunta Pascal Blanqué, presidente de Amundi Institute.
Principales previsiones
“A lo largo de las últimas semanas hemos visto declaraciones de diferentes miembros de la Fed que abogan por acelerar el ritmo de subidas de cara a la segunda mitad de año, lo que ha llevado a descontar otra subida de 50 puntos básicos en junio e incluso una posible tercera en la reunión de julio. La interpretación que haga Powell de los diferentes datos publicados de crecimiento, empleo y sobre todo de inflación en relación a su persistencia y expectativas van a ser claves para determinar el nivel de llegada para final de año, el cual podría alcanzar el rango 2.50%-2.75%, con tres subidas adicionales de 25 puntos básicos en las tres últimas reuniones de este 2022, y que situaría el tipo de intervención en EEUU por encima del nivel de neutralidad”, comenta Cristina Gavín, responsable Renta Fija y Gestora de Fondos de Inversión de Ibercaja Gestión.
Según ha indicado el propio presidente de la Fed, Jerome Powell, están dispuestos a actuar de forma agresiva en los próximos meses, intensificando el uso de todas sus palancas políticas: no sólo es probable que el endurecimiento cuantitativo comience pronto y se acelere en poco tiempo, sino que también se prevén mayores subidas de tipos de 50 puntos básicos en las próximas reuniones. “La Fed es ahora consciente de que va por detrás de la curva y se esfuerza por ponerse al día con un panorama de deterioro de la inflación”, indica Silvia Dall’Angelo, economista senior, Federated Hermes.
No obstante, consideran que “su ventana de oportunidad podría ser limitada, ya que la combinación de una nueva ronda de inflación impulsada por los costes (derivada de la guerra en Ucrania) y el endurecimiento fiscal y monetario podría llevar a un escenario de estanflación antes de que pase mucho tiempo y a un dilema político más insoportable para la Fed”.
Tomando como referencia las últimas actas de la Fed y los comentarios de sus miembros, Sebastien Galy, responsable de estrategia macroeconómica de Nordea AM, para recuperar el control de la narrativa, la Fed podría sorprender con una subida de tipos de 75 puntos básicos en su reunión del 4 mayo, así como una reducción más rápida de su balance, especialmente en su libro de bonos a largo plazo. “Unas subidas de tipos mayores no cambian inicialmente el punto final del ciclo de subidas de tipos, pero dejan a la Reserva Federal con un enigma: ¿puede la Reserva Federal sorprender al mercado sin enviar a la renta variable a un círculo vicioso de retroalimentación negativa y a la economía estadounidense a una rápida desaceleración económica? Lo más probable es que sí, y a ello debería contribuir el hecho de que la inflación haya tocado techo gracias a unos precios de la energía más moderados y a algunas mejoras en la cadena de suministro”, afirma Galy.
Según el análisis que hace Matthew Benkendorf, CIO de Vontobel Quality Growth, a principios de año, la Reserva Federal estaba dispuesta a seguir subiendo los tipos de interés de forma progresiva, pero como las cifras de inflación siguen siendo elevadas y el mercado pide a gritos más subidas, se está produciendo un cambio significativo en la agresividad de la institución.
“Con esta mayor agresividad en las subidas de tipos, es muy probable que, al mismo tiempo, veamos que la inflación empieza a disminuir, incluso en ausencia de cualquier cambio de precios en el mundo real, simplemente debido al efecto de la comparación en términos interanuales de los próximos meses. Tras la esperada subida de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal esta semana y, probablemente, otra subida posterior, existe la posibilidad de que se produzca un cambio en el sentimiento”, afirma Benkendorf .
En su opinión, es probable que los mercados sigan siendo volátiles, pero a tenor de lo que estamos viendo en los resultados del primer trimestre y de lo que veremos en los del segundo, y a medida que avance el año, “las empresas mejores y más resistentes serán capaces de ofrecer cifras más consistentes y sólidas”.
Por su parte, Axel Botte, estratega global de Ostrum AM (firma afiliada a Natixis IM), prevé directamente subidas de 50 puntos básicos en cada una de las reuniones de la Fed hasta septiembre, y luego dos subidas más de 25 puntos básicos en octubre y diciembre. He indica que el resto de bancos centrales seguirán la misma estela: “En lo que respecta a la eurozona, prevemos que la primera subida de tipos se lleve a cabo en julio. La señal de advertencia para ello podría producirse en junio, momento en el que se llevará a cabo la actualización de las previsiones de inflación para el bienio 2022-2024. El calendario también se acelera en Canadá, Australia y Nueva Zelanda. El Banco de Canadá parece dispuesto a intensificar el endurecimiento monetario a la vista de las últimas cifras de empleo e inflación, y las instituciones monetarias de Australia y Nueva Zelanda también responderán a la aceleración de los precios”.
Además, según Franck Dixmier, director de inversiones global de Renta Fija de Allianz GI, también se espera que la Fed anuncie la reducción del tamaño de su balance a partir de junio, ya que las compras de activos no se detuvieron hasta marzo. «El reto de la aplicación de la normalización de su política monetaria será garantizar un aterrizaje suave de la economía estadounidense, manteniendo el dinamismo del mercado laboral y, sobre todo, evitando una recesión. El alto grado de incertidumbre sobre las futuras perturbaciones de la inflación, vinculadas en particular al aumento de los precios de las materias primas y de la energía, dificulta el ejercicio de previsión y es probable que mantenga una alta volatilidad en los mercados de tipos de interés», destaca Dixmier.
La relevancia de los datos
“De momento, todo parece ir según lo planeado. Los mercados ya descuentan una subida de los tipos al 2% hacia finales de año. Un 2% de tipo de interés no es suficiente para derrumbar a las bolsas porque permite perfectamente el crecimiento de una economía tan fuerte y dinámica como la norteamericana. De hecho, lo normal es que los tipos estén alrededor del 2 %, y no en los niveles anormalmente bajos que impuso primero la crisis financiera y tras la pandemia”, añade Víctor Alvargonzález, director de estrategia y socio fundador de la firma de asesoramiento independiente Nextep Finance.
Además del anuncio sobre la subida de tipos de interés, David Page, Head of Macro Research de AXA IM, que prevé que los fondos federales aumenten hasta el 2,5% a finales de año, advierte de que habrá que estar atentos al dato de las nóminas para determinar las perspectivas de la política monetaria. “La publicación del último dato del PIB debería servir de advertencia a la Reserva Federal. La contracción del crecimiento en el primer trimestre fue producto de la volatilidad de sus componentes y el ritmo de crecimiento subyacente fue mucho más sostenible, con un predominio del gasto en inversión, lo que constituye una señal alentadora para el futuro potencial de la oferta. Sin embargo, el ritmo de crecimiento subyacente ya era relativamente moderado y, con la elevada inflación general y la débil confianza de los consumidores, es probable que los hogares tengan que agotar el exceso de ahorro que les queda para seguir gastando en los próximos trimestres”, explica page.
En este sentido Chaigneau añade: “El aumento de los rendimientos de los bonos ya está influyendo en las condiciones de financiación (incluidos los tipos hipotecarios), los diferenciales de alto rendimiento están expuestos a la desaceleración cíclica y la renta variable estadounidense a un retroceso de los elevados múltiplos actuales, por lo que el coste del capital va a aumentar. Sospechamos que, a medida que los datos económicos empiecen a ser decepcionantes, la postura de la Fed se volverá ligeramente menos agresiva”.
Por el momento, el experto de AXA IM reconoce que no van a modificar su previsión de crecimiento del 2,8% para el año, por debajo del consenso (3,2% de consenso), pero esto prevé una desaceleración importante de la actividad a lo largo de todo el año 2022. “Si esta desaceleración se traduce en un mercado laboral más flojo, ese sería el resultado exacto que la Reserva Federal está tratando de lograr. En ese caso, la Fed podría no tener que endurecer su política de forma tan agresiva para controlar las perspectivas de inflación a medio plazo”, matiza Page.