Las limitaciones de los índices de renta fija como estrategias de inversión se vuelven más evidentes cuando se analiza de cerca la deuda investment grade a nivel mundial a través del índice agregado global.
Los índices de renta fija pueden proporcionar pistas útiles sobre el mercado, pero tienen grandes limitaciones como estrategias de inversión. Existen deficiencias incluso en los índices globales, multisectoriales y los multidivisa que, en teoría, combinan distintas exposiciones a tipos de interés y crédito para demostrar una buena diversificación frente a los altibajos de las bolsas, explica John Taylor, portfolio manager de renta fija en AB.
El índice agregado global -generalmente conocido como el global agg- comprende más de 15.000 títulos en 70 países y abarca desde la deuda pública investment grade y la deuda corporativa hasta los bonos respaldados por hipotecas. Como tal, es ampliamente visto como una ventana única de exposición a la renta fija global. “Muchos fondos indexados y ETFs tratan de replicar la rentabilidad de este índice y muchas estrategias de gestión activa están estrechamente ligadas a él. Pero, ¿cómo aguantarán las estrategias de inversión centradas en el índice agregado cuando los mercados mundiales de bonos afronten la subida de tipos de la Fed? Y ¿cómo podrían evolucionarán dada la significativa volatilidad del mercado de renta variable?”, se pregunta Taylor en su último análisis.
La respuesta, explica el experto, es: peor que en el pasado. Los grandes cambios en los mercados globales de bonos vistos en los años posteriores a la crisis financiera mundial de 2008 han alterado significativamente la composición de muchos índices de renta fija globales, incluyendo el índice agregado. AB enumera las tres grandes tendencias que han cambiado el mercado:
- Los mercados de bonos se han ampliado y profundizado, pero el índice agregado se ha vuelto más homogéneo. En el universo de renta fija, el seguimiento de un índice ponderado por mercado, da a los inversores una mayor exposición a quien emite la mayor parte de la deuda. Dado que los gobiernos de todo el mundo han elevado significativamente su emisión de deuda a raíz de la crisis, el gobierno y bonos cuasi-gubernamentales (como la deuda estadounidense respaldada por hipotecas) representan ahora alrededor del 70% del índice. Esto expone a los inversores más expuestos al índice agregado a potenciales riesgos de concentración, y al mismo tiempo revela que tienen una gran cantidad de bonos del gobierno, activos que ofrecen ahora mismo una de las rentabilidades más bajas del universo global de renta fija.
- La duración se ha desviado. Dado que los tipos de interés han caído después de la crisis, los gobiernos y las empresas han tratado de eliminar costes de endeudamiento extendiendo los vencimientos de la deuda que emiten. Este endeudamiento a más largo plazo ha aumentado la duración del índice agregado desde alrededor de 5,3 años previos a la crisis a alrededor de 6,5 años en la actualidad. Este cambio es importante, explica el portfolio manager de AB, porque los precios de los bonos de mayor duración son particularmente sensibles a los cambios en los tipos de interés, una preocupación patente justo antes de que la Fed empiece a normalizar la política monetaria en Estados Unidos.
- Los diferenciales se han comprimido, mientras que los bonos del gobierno son ahora una forma menos eficaz de diversificar la cartera. En un contexto de bajos tipos de interés y de programas de expansión cuantitativa (QE), la rentabilidad de la deuda pública ha caído a mínimos históricos. De hecho, en Europa, los rendimientos del 65% de los bonos del gobierno están ahora muy por debajo de 1%. El análisis de Taylor sugiere que cuando la rentabilidad de los bonos cae por debajo del 1%, estos se vuelven mucho menos sensibles a la dinámica general de los mercados financieros, ya que dejan de proporcionar un colchón de ingresos que protege contra la volatilidad de los precios. Esto hace que las ultra bajas rentabilidades de la deuda pública sea mucho menos eficaz como amortiguador.
“Dado que la deuda pública (con ultra bajas rentabilidades ahora) constituyen una parte considerable del índice agregado, los inversores en él podrían llevarse una desagradable sorpresa si confían en que sus asignaciones a bonos del gobierno sean un lastre eficaz contra la volatilidad que padecen las bolsas estos días”, explica Taylor.
Los defectos inherentes al índice agregado no son exclusivos de esta referencia. La mayor concentración, mayor duración y menores rendimientos se han colado en muchos índices de bonos desde 2008. Estas tendencias están presentando desafíos a muchos inversores en índices que ahora mantienen deuda de larga duración y bajo rendimiento emitida por los países y empresas más endeudados.
“¿Qué pueden hacer los inversores? Empezar por reconocer que las estrategias indexadas pueden estar demasiado expuestas al impacto de mayores subidas de tipos en Estados Unidos. Es posible que los inversores descubran oportunidades de retorno más gratificantes, y al mismo tiempo aseguren un perfil de riesgo más atractivo, abandonando los índices de referencia de deuda”, concluye.