Mario Draghi continúa enfrentándose a la presión de algunos miembros de la eurozona que quieren que reduzca las medidas extraordinarias de relajación cuantitativa, mientras la inflación repunta y el bloque de la moneda única crece a su mayor ritmo desde 2011. Este es sobre todo el caso de Alemania, en donde un mercado laboral ajustado y buenas cifras de producción envían señales de presión inflacionista, explica Anna Stupnytska, economista global de Fidelity International.
Sin embargo, la gestora cree que en su conjunto la eurozona mantiene la atonía, con un mercado laboral aun relativamente débil en la periferia y sufriendo un repunte del desempleo en Italia. Mientras que las encuestas apuntan a futuras presiones sobre los precios emergentes, la inflación subyacente sigue enraizada en niveles bajos por ahora, ofreciendo una justificación al posicionamiento de Draghi.
“Lo más probable, por tanto, es que no haya nuevas noticias. El BCE se agarrará con firmeza a su decisión de comenzar el recorte de su programa de relajación cuantitativa en abril mientras sigue comprando bonos gubernamentales a un ritmo de 60.000 millones de euros hasta el mes hasta diciembre”, apunta Stupnytska.
La economista global de Fidelity cree que en las próximas reuniones podríamos asistir a algún debate sobre la posibilidad de normalizar los tipos de depósito negativos (actualmente en el -0,40%), pero estima que cualquier decisión dependerá de que la economía de la eurozona se siga beneficiando de la recuperación cíclica global. En cualquier caso, un cambio en la política del BCE es muy improbable hasta que los riesgos políticos relacionados con las elecciones del área euro se hayan disipado.
Y avisa: “Cualquier indicador adelantado de un cambio potencial en las futuras políticas del BCE seguramente provenga de sus proyecciones sobre el crecimiento y la inflación. Una lectura optimista apuntaría a más recortes o incluso a un tapering en toda regla, pero es improbable que esto se discuta antes del segundo semestre del año”.
Pero, pese a las perspectivas positivas, los riesgos siguen ahí, dice Stupnytska que recuerda que una ralentización relacionada con el proceso del Brexit podría extenderse a través de las relaciones comerciales, “siendo Alemania particularmente vulnerable en este caso”.
La fuerte agenda política, con las elecciones holandesas este mes y las presidenciales francesas entre finales de abril y primeros de mayo “harán que Draghi sea muy cauteloso por ahora”, concluye.