Considerando que más de un 40% del cobre del mundo se produce en las minas de Chile y Perú, el aumento en la incertidumbre que han vivido ambos países en el último año generan ansiedades sobre lo que podría suceder en el sector. Y es que la elección de un presidente considerado como anti-mercado en Perú, como es el caso de Pedro Castillo, y la tramitación de un proyecto de ley de cambios tributarios para la minería en Chile tienen a los inversionistas al borde del asiento.
“Más que hablar de riesgo regulatorio, de momento estamos en un momento de incertidumbre”, comenta el consultor senior de CRU, Francisco Acuña, quien califica los próximos 6 a 12 meses como “críticos”.
Si bien la expectativa nacida del análisis político sugiere que Castillo tendrá que moderar su discurso cuando tome las riendas del gobierno peruano –después de una campaña marcada por el discurso de nacionalización de recursos estratégicos–, el mundo privado sigue a la espera de sus definiciones.
Por su parte, ya está en el Senado, en segundo trámite constitucional, el proyecto de ley que busca cambiar los impuestos que pagan las mineras de cobre y litio en Chile. La iniciativa implica la creación de un impuesto escalonado sobre las ventas de los minerales, de 3%, lo que significaría una mayor tasa efectiva de tributación a mayor precio del cobre.
Estos dos escenario arrojan un sentimiento común: incertidumbre. Y el efecto que podría tener eso en la industria –y las economías de ambos países andinos– es una desaceleración en la inversión, según anticipan en el mercado.
Pausa en la región
“En tiempos de incertidumbre, las inversiones tienden a retrasarse o congelarse, hasta que exista claridad al respecto de un posible nuevo marco regulatorio. Esto aplica tanto para los actores locales e internacionales”, indica Acuña, de CRU.
En esa línea, el consultor destaca que falta ver “cómo decanta en medidas puntuales” el discurso de campaña de Castillo, mientras que describe el proyecto de royalty minero en Chile como “una carga tributaria muy agresiva que afectaría tanto la competitividad de costos de las operaciones actuales como la valorización de posible nuevos proyectos”.
Desde EY, la socia de Impuestos, Alicia Domínguez, concuerda con el diagnóstico, y agrega que las características propias del negocio minero podrían alejar los capitales de la región andina.
“Los proyectos mineros son de muy baja movilidad; son por esencia de largo plazo y sin posibilidad de emigrar cuando las circunstancias originalmente evaluadas cambian sustantivamente, en términos de no hacer viable la continuidad del negocio. Por lo tanto, si frente a la incertidumbre del precio, se suman otros factores de riesgo en una determinada jurisdicción, lo natural y obvio que las nuevas inversiones migren hacia otros lugares más competitivos”, explica.
En la otra cara de la moneda, el managing partner de Valoro Capital, Jorge Espada, sostiene que “el beneficio va a ser para los países que producen cobre que no son Perú y Chile”.
Además de una reducción de la pendiente de nuevas exploraciones que ya se había registrado antes de los eventos en la región andina, el ejecutivo espera que el uso de cobre ligado a tendencias como la electromovilidad y su consecuente aumento de demanda le daría “más solidez” al precio del metal en el largo plazo. “Se van a ver beneficiados principalmente los otros países productores, que van a poder incrementar su producción y vender a un mejor precio”, concluye.
El efecto en cotización
Sobre el impacto que pueda tener esta dinámica de inversión en la cotización del cobre, se augura que podría haber un impulso, pero de corto plazo.
“Los ambientes políticos hostiles de Chile y Perú, que en conjunto representan cerca de la mitad de la producción de cobre del mundo, generan incertidumbres respecto de la producción y oferta de estos países, lo que incide en una subida de precios”, señala Domínguez, de EY.
Sin embargo, advierte la especialista tributaria, “no hay que sacar cuentas alegres tan rápido”, considerando que otros países productores, que antes no eran tan competitivos, “vendrán a cubrir ese vacío, lo que incidiría nuevamente en un ajuste a la baja de precios”. Es decir, ambos países están en riesgo de producir menos en un contexto en que el precio baje eventualmente.
Datos de Cochilco ubican el precio del cobre en 4,18 dólares por libra hoy. Si bien ha caído cerca de 14% desde el máximo reciente que marcó el 10 de mayo de este año, cuando superó los 4,86 dólares, todavía suma una apreciación de 19% en lo que va de 2021