En el medio la crisis sanitaria provocada por el COVID-19, las elecciones de EE.UU. son un foco de atención que no escapa para los gestores vinculados al sector farmacéutico.
Mientras los laboratorios y países corren para lanzar la primera vacuna aprobada por la OMS, las empresas del sector obtienen la mayor parte de sus beneficios en EE.UU. debido a que los precios de los medicamentos allí son tres o cuatro veces más altos que los de Canadá o Europa occidental, comentó Frank Schwarz de MainFirst.
Sin embargo, si nos centramos en las elecciones estadounidenses de noviembre, parece probable una victoria demócrata y en el caso que también ganen el Senado, una de las primeras consecuencias sería más medidas regulatorias, que podrían derivar en la caída de los precios de los medicamentos.
Por otro lado, la crisis de la pandemia ha llevado a un posicionamiento récord de las acciones de las farmacéuticas que debería limitarse.
Además, las grandes empresas farmacéuticas que se enfrentan al fin de sus patentes deberían seguir haciendo numerosas adquisiciones, las cuales deberían ser start-ups de nuevos productos farmacéuticos prometedores.
Para Schwarz, las empresas del sector biosanitario, que actualmente se benefician de los altos volúmenes de pruebas de Covid-19, deberían experimentar un cierto auge en el corto plazo.
La semana pasada el laboratorio AstraZeneca, encargado de diseñar una de las vacunas contra el coronavirus, anunció una pausa en el ensayo por la aparición de “una enfermedad potencialmente inexplicable” en uno de los participantes de la muestra para el estudio.
El mercado reaccionó ante el anuncio, sus acciones perdieron valor en varios mercados, pero luego se estabilizaron.
«Como parte de los ensayos globales controlados y aleatorizados en curso de la vacuna contra el coronavirus de Oxford, nuestro proceso de revisión estándar ha pausado la vacunación para permitir la revisión de los datos de seguridad», ha explicado AstraZeneca en un comunicado.