Las elecciones catalanas de ayer domingo, celebradas en clave de plesbicito por la independencia, han despejado pocas dudas y dejan sensaciones de idéntica incertidumbre a las que ya se tenían antes de los comicios. ¿La razón? La coalición abanderada del sí a la independencia ganó en escaños, con 62 en total -72 sumando a los también independentistas de la CUP- pero no logró hacerse con la mayoría de los votos (algo más de un 47% votó a favor de la independencia, contando los votos de la coalición por el sí, más la CUP, frente a un 53% que optó por otros partidos). Esa mayoría de votos es lo que se necesitaba para obtener un verdadero respaldo para iniciar el camino de la independencia de España, algo que no ha ocurrido.
Así pues, parece claro que la coalición ganadora necesita pactar para gobernar -son necesarios 68 escaños para alcanzar la mayoría absoluta del nuevo parlamento catalán, por lo que necesitará del apoyo de los también independentistas de la CUP, que cuentan con 10 escaños- y además necesita también más votos si quiere tener legitimitad total para abrir un proceso separatista. Pero el hecho de que la cámara tenga una mayoría favorable a la independencia (sería así de aliarse con el partido CUP, que de momento rechaza apoyar la investidura de Arthur Mas como presidente pero que podría negociar entrar en el Gobierno) deja las puertas abiertas a cualquier posibilidad.
En este contexto poco ha cambiado en los mercados, pues las dudas sobre el futuro de Cataluña, dentro o fuera de España, siguen sobre la mesa. Al menos, hasta que el próximo gobierno catalán se materialice, con los pactos necesarios, y comience a tomar decisiones. “A efectos prácticos, creemos que habrá pocas consecuencias reales en el corto plazo”, decían desde Renta 4 Banco.
“El líder de Junts pel Sí (‘Juntos por Sí’), el principal partido secesionista, ha dicho que ahora quiere seguir adelante con su plan de 18 meses para la independencia. Afirma que la mayoría de los escaños demuestra que tiene un mandato, pero la falta de una clara mayoría en el voto popular hace que su reclamación sea exagerada», analiza desde Robeco su economista jefe, Léon Cornelissen. «Así que yo diría que las posibilidades de secesión en el corto plazo son muy bajas, y básicamente esta es una noticia positiva para los inversores”. Por eso, el economista de la gestora holandesa es optimista y considera que, tras las elecciones, los inversores no deben temer una inminente ruptura de España al no haber obtenido los separatistas más del 50% del voto popular.
La volatilidad podría estar más a medio plazo, en función de lo que pase en las elecciones generales del próximo diciembre, de donde saldrá el Gobierno que tendrá que apuntalar la recuperación económica y negociar un nuevo modelo de relaciones con Cataluña. “La incertidumbre ahora se traslada a las generales de diciembre”, recordaba José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi España. “Una vez concluidas estas elecciones, la atención de los inversores a nivel político pasará a las elecciones generales de finales de año, aunque la clave de los mercados seguirá siendo la evolución del ciclo económico y su impacto en resultados empresariales”, analizaban desde Renta 4 España. En la entidad recomiendan cautela para esta semana, debido al tono generalizado de falta de confianza de los inversores, que previsiblemente hará que el actual entorno de volatilidad se mantenga.
Porque, según explican en Robeco, el gobierno español tendrá que hacer concesiones: «Cataluña es importante, ya que representa el 19% del PIB español; es la región más rica y la más importante en España. El gobierno español tiene ahora que hacer grandes concesiones a los catalanes para mantenerlos dentro de España, pero esta será una cuestión para el próximo gobierno tras las elecciones generales previstas para diciembre”.
En su opinión, la situación es similar a la de Escocia, cuyo movimiento separatista perdió un referéndum oficial para abandonar el Reino Unido en septiembre de 2014, pero obligó al gobierno del Reino Unido a delegar muchos más poderes al Parlamento escocés: “así que vemos unas complejas negociaciones por delante», afirma Cornelissen, que valora positivamente el auge de Ciudadanos y considera que sería una buena noticia que su éxito se extrapolara a las elecciones generales como contrapeso a Podemos. Cornelissen dice que Cataluña y su capital, la segunda ciudad más grande de España, Barcelona, también tienen suficiente poder económico para poder, potencialmente, sobrevivir como un estado independiente, pero señala problemas potenciales que se abrirían como su pertenecencia a la UE o al euro, además de los problemas jurídicos para la independencia.
Tanguy Le Saout, responsable de renta fija de Pioneer, cree que “una semana es mucho tiempo en política”, así que podría haber muchos cambios a medio plazo. “Nuestro mejor escenario es una forma de compromiso entre Cataluña y Madrid, lo que implicaría una significativa devolución den poder a la región catalana, pero no la independencia”, e indica que el Barcelona ya no podría jugar en la liga de fútbol nacional en ese último caso. “De cualquier modo, los bonos públicos españoles lo han hecho peor que sus homólogos italianos y alemanes en las últimas semanas y sospechamos que esta tendencia seguirá a corto plazo”, apostilla.
Reacción tranquila
El mercado ha reaccionado a los comicios en Cataluña con relativa calma: la prima de riesgo española caía hasta los 135 puntos, con la rentabilidad del bono a 10 años por debajo del 2%. Eso sí, la deuda catalana sufría flujos de salida. En bolsa, el Ibex caía, pero moderadamente, dejándose un 1,32% frente a pérdidas más pronunciadas en Europa.
El presidente de Bankia afirmaba que, tras las elecciones autonómicas catalanas, ha llegado «la hora de los políticos». «Ahora toca atender, esperar y analizar lo que hacen los políticos, y debemos contribuir a la cordura y a la serenidad», aseguraba José Ignacio Goirigolzarri. La banca española, por su parte, ya había advertido antes de los comicios de que se replantearía su presencia en la región en caso de independencia.
Desde Europa, un mensaje de advertencia: Cataluña tiene que cumplir con los tratados de la UE y respetar la Constitución española, decía Steffen Seibert, portavoz de la canciller alemana Angela Merkel. “Estamos convencidos de que es importante que con todo lo que está ocurriendo en estos momentos, se mantenga el Estado de Derecho, tanto en lo relativo a los tratados de la UE como en lo relativo a la legislación nacional, por ejemplo la Constitución española».