Arrecian con fuerza las preocupaciones sobre China y el miedo se deja sentir implacable en las bolsas de medio mundo, aunque hoy las aguas están más calmadas que en los últimos días. Como ya sucediera el lunes, ayer los mercados reaccionaron de forma contundente a un nuevo desplome de la renta variable del país, dejando claro que los inversores empiezan a descontar que la desaceleración del gigante asiático será más rápida de lo que se esperaba. Sin embargo, y pese a que China repite como el riesgo más importante para 2016, sorprende la virulencia de las caídas.
Pero hay razones para la reacción: en primer lugar, gran parte de las empresas extranjeras tienen puestas muchas esperanzas en China a la hora de aumentar sus ingresos durante los próximos años. Para Felipe López-Gálvez, analista de Selfbank, esta es la principal razón de que ayer registraran retrocesos casi todos los sectores, desde empresas de materias primas hasta automovilísticas, pasando por la industria farmacéutica. Para las multinacionales con intereses allí, la devaluación que está sufriendo el yuan chino también es un factor negativo para sus cuentas, dice el analista.
Pero aunque esto explica la reacción de las principales plazas bursátiles –las bolsas europeas cerraron ayer con caídas próximas al 2% si bien esta mañana ponían freno a las caídas ante las medidas tomadas por el Gobierno chino para contener la depreciación de su divisa–, la cuestión de fondo sigue siendo la situación económica subyacente en el país. “Dos cosas han asustado a los inversores esta semana: el aumento de las expectativas de que las autoridades permitirán que el renminbi se deprecie frente al dólar y las preocupaciones sobre el impacto que podrá tener en bolsa que los reguladores levanten las restricciones sobre la venta de acciones”, dice Nicholas Yeo, director de Renta Variable China en Aberdeen AM en referencia a la prohibición impuesta por Pekín a que los accionistas de una empresa con un paquete accionarial de más de un 5% puedan vender sus títulos -restricción que termina hoy viernes-.
Para David Gaud, gestor de fondos en Edmond de Rothschild AM, el ambiente de confusión de ayer se debe también a que diversos organismos reguladores comunican de manera torpe, descoordinada y pobre. “Dado que se acerca el final de la prohibición de seis meses para que los grandes accionistas con más de un 5% de una compañía puedan vender sus acciones, las preocupaciones acerca de que se produzcan fuertes ventas eran inminentes”, dice. Las autoridades también comunicaron el fin de la medida que supone la parada automática de las bolsas cuando la caída supere el 7% (algo que ha ocurrido esta semana).
Lo cierto es que el mercado local de valores chino se ha desplomado un 15% en lo poco que va del año, provocando dos cierres de mercado en cuatro días. “Las intervenciones masivas durante el verano de 2015 dirigidas a la estabilización de precios de las acciones locales no han logrado restablecer la confianza y están aumentando los problemas de credibilidad de las autoridades chinas. Además, China ha abandonado de facto la suave paridad de su moneda con el dólar estadounidense al ampliar la referencia a una canasta de monedas, lo que ha alimentado la incertidumbre”, afirman los expertos de Vontobel Asset Management, que dan por seguro que las autoridades chinas intervendrán otra vez para estabilizar las bolsas locales (algo que ya ocurrió esta madrugada aunque las medidas podrían ampliarse). “En este contexto, los precios de las materias primas se mantendrán bajo presión, al igual que los activos de mercados emergentes”, cuentan.
El mayor peligro ahora es que las crecientes tensiones en los mercados conduzcan a un pánico generalizado que podría ser comparado con lo que ocurrió hace unos años.
¿De quién es la culpa?, se pregunta Fabrizio Quirighetti, economista jefe de SYZ AM. “La razón de lo que está sucediendo son las muchas incertidumbres surgidas y a la pérdida de credibilidad del Gobierno chino. Las reacciones de pánico que han estado produciendo desde el verano pasado han arrojado algunas dudas sobre la capacidad real de Pekín para controlar la situación y no a los últimos ajustes sobre el yuan”, apunta.
Por su parte, Vanessa Donegan, jefa de renta variable en Asia de Columbia Threadneedle, estima que es la combinación de una serie de elementos negativos lo que ha llevado a la bolsa china a la situación actual. “Si esta tendencia continúa, podría ofrecer oportunidades a los cazadores de gangas, al cotizar estas acciones chinas con descuentos importantes en comparación a sus homólogas en los mercados chinos”, asegura.
¿Desequilibrios futuros?
«El comportamiento del mercado de acciones A chinas en los últimos 18 meses no se ha basado en los fundamentales económicos. Por lo tanto, la última caída bursátil, en nuestra opinión, no supone una fuente de preocupación sobre el estado de la economía, al igual que su escalada hacia niveles propios de una “burbuja” durante la primera mitad de 2015 tampoco fue motivo de entusiasmo. Sin embargo, sí nos preocupa asistir a un nuevo ejemplo de reticencia de las autoridades chinas a dejar que las fuerzas de mercado determinen el precio correcto de los activos, dado que los desequilibrios económicos que se generan son perjudiciales para un reajuste saludable de la economía”, dice Alice De Charmoy, gestora adjunta del fondo M&G Global Emerging Markets. Explica que el fondo M&G Global Emerging Markets no invierte actualmente en el mercado de acciones A: “Pensamos que los micro-riesgos, concretamente problemas de gestión y modelos de negocio con carencias, no están reflejados en las elevadas valoraciones”.