BlackRock Investment Institute describe el nuevo régimen económico que va a ofrecer oportunidades de inversión «diferentes pero abundantes». En él, las persistentes limitaciones de la oferta obligarán a los principales bancos centrales a mantener una política restrictiva, lo que genera una mayor volatilidad macroeconómica y de los mercados. Sin embargo, en la firma encuentran oportunidades si «nos centramos en las clases de activos y aprovechamos las megafuerzas», es decir, cambios estructurales que pueden impulsar la rentabilidad ahora y en el futuro.
En opinión de la firma, las exposiciones amplias a las clases de activos ya no proporcionarán los rendimientos del pasado, pero hay oportunidades si son más minuciosos. En opinión de BlackRock, la clave para aprovechar las oportunidades de inversión estará en «identificar los catalizadores que potencian estas fuerzas y cómo interactúan entre sí». Y son, principalmente, cinco:
1.- La inteligencia artificial (IA): los semiconductores son componentes clave de las herramientas y modelos de IA, y el entusiasmo del mercado por el potencial de esta tecnología ha desencadenado un repunte del sector. «Es posible que fluya más capital hacia la producción de semiconductores, especialmente a medida que países como Estados Unidos ofrezcan incentivos para impulsar la producción nacional», aseguran desde la firma, que considera que se infravalora la importancia de los datos para la IA y los posibles ganadores.
En BlackRock inician la IA «como una visión de megafuerza» y creen que la granularidad «es una forma clave de expresar tales opiniones, ya que estas megafuerza no se corresponden fácilmente con los bloques tradicionales de construcción de carteras y pueden abarcar sectores y regiones diferentes».
2.- La fragmentación geopolítica: en BlackRock ven oportunidades de inversión a medida que Occidente persiga una mayor autosuficiencia en algunos ámbitos, como la tecnología y la energía. «Vemos un mundo en el que la seguridad nacional y la resiliencia priman sobre la eficiencia» aseguran, de tal manera que, sin un aumento significativo de la productividad impulsado por la tecnología, «es probable que el resultado sea un menor crecimiento y una mayor inflación».
Las políticas industriales y proteccionistas también podrían estimular la inversión en infraestructuras y robótica, según los expertos, y a medida que los bloques competidores se consoliden, los países multialineados crecerán en poder e influencia. Países como los Estados petroleros del Golfo, India, Brasil, Vietnam y México cuentan con valiosos recursos e insumos para la cadena de suministro, por lo que es probable que «se alinearán en función de los intereses nacionales, lo que reordenará aún más las cadenas de suministro y la política industrial».
Pero también puede aumentar el riesgo de que se produzcan enfrentamientos geopolíticos por tierra, el espacio o el ciberespacio, lo que desembocará, según la firma, en un impulso del crecimiento de las industrias de defensa, aeroespacial y de ciberseguridad. «Un incremento de la inversión en ámbitos como la tecnología, las energías limpias, las infraestructuras y la defensa podría crear oportunidades, aunque los costes económicos podrían aumentar a largo plazo, especialmente en los mercados emergentes», afirman. En BlackRock consideran que el crecimiento económico será «más volátil y más vulnerable a las perturbaciones», por lo que «los inversores tendrán que ser más cautos a la hora de centrarse en temas que puedan beneficiarse de estas tendencias».
3.- La transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono: la transición hacia una economía descarbonizada implicará una reasignación masiva de capital a medida que se reconfiguren los sistemas energéticos. Estos cambios, a juicio de BlackRock, son el resultado de catalizadores y obstáculos económicos en competencia -formados por la política, la tecnología y las preferencias de consumidores e inversores- que determinan cómo y cuándo se adoptará la tecnología baja en carbono.
Pero sus previsiones apuntan a que habrá puntos de inflexión «cuando los costes relativos de las tecnologías de bajas emisiones de carbono sean inferiores a los de las fuentes tradicionales y cuando las barreras a la adopción sean escasas». Estos puntos de inflexión llegarán en distintos momentos según las regiones y los sectores, «lo que dará lugar a una transición desigual y a varias velocidades: más rápidas en los mercados desarrollados que en los emergentes debido a los menores costes de capital, una mayor proporción de sectores más fáciles de descarbonizar y una demanda total de energía más estable».
El impacto en las carteras no sólo depende del momento y la magnitud de estos cambios, sino también del momento en que los mercados fijen su precio y en la firma ponen como ejemplo lo ocurrido con los vehículos eléctricos. «Vemos oportunidades en todo el sistema energético, con altas y bajas emisiones de carbono, para adelantarnos a los cambios antes que los mercados».
4.- Envejecimiento de la población: muchos mercados desarrollados y China se enfrentan a un descenso de la población en edad de trabajar en los próximos años y la población activa mundial crece a un ritmo más lento que desde la Segunda Guerra Mundial. En BlackRock apuntan que la reducción de la oferta de mano de obra limita la producción y el crecimiento de una economía «y deja menos trabajadores para mantener a una mayor población no activa, lo que repercutirá en el gasto y la deuda pública: los ingresos per cápita procedentes del impuesto sobre la renta disminuyen, mientras que aumenta el gasto en prestaciones relacionadas con la jubilación, como las pensiones y la asistencia sanitaria».
Esta situación, a juicio de la firma, podría llevar a un mayor endeudamiento público, en un momento en que la subida de los tipos de interés ya está incrementando la carga de la deuda, «por lo que el envejecimiento también podría ser inflacionista». De esta forma, hay oportunidades en la asistencia sanitaria, el sector inmobiliario, el ocio y las empresas con productos y servicios para mayores.
5.- El futuro de las finanzas: desde la crisis financiera de 2008 se ha producido un cambio en el sector financiero, en el que los bancos han ido perdiendo gradualmente su dominio en un contexto de nuevas normativas, tecnologías y competidores. «Consideramos que el shock bancario de este año es un catalizador que probablemente creará oportunidades para los prestamistas no bancarios», asumen en BlackRock, que recuerda que en 15 meses, cerca de un billón de dólares han abandonado los depósitos bancarios estadounidenses, es decir, el 6% del total.
Las razones que da la firma son claras: los fondos monetarios han sido más rápidos en ofrecer tipos de interés más altos durante las rápidas subidas de tipos; los cambios normativos han hecho que estos fondos compitan con los bancos y los pagos digitales permiten mover el efectivo en una fracción de segundo.
Ahora, ven algunos cambios clave como resultado: una mayor consolidación entre los bancos más pequeños, entidades que frenan los préstamos y más demanda de préstamos no bancarios y crédito privado «para llenar ese vacío», de tal forma, que «presenta oportunidades en los mercados privados, incluido el préstamo directo, o financiación negociada directamente entre un prestamista no bancario y un prestatario». Por lo tanto, la tendencia que ven los expertos es que cada vez más prestatarios recurran al crédito privado a medida que su coste sea relativamente mejor y dada la seguridad de ejecución y la asociación a largo plazo que pueden ofrecer los prestamistas privados.
«En general, los mercados privados son complejos, con un alto riesgo y volatilidad, y no son adecuados para todos los inversores. Así pues, creemos que la reciente revalorización del crédito privado nos brinda la oportunidad de ser ágiles con nuestra asignación estratégica», aseguran en la firma, aunque a largo plazo, ve riesgos para los bancos tradicionales. Por lo tanto, la regulación, el aumento de la concentración, la competencia por los depósitos y la desintermediación de los pagos pueden reconfigurar el futuro de la banca y las finanzas.