Las carteras británicas con un volumen importante de activos no denominados en libras se beneficiaron enormemente de la depreciación de la moneda tras el referéndum británico sobre la Unión Europea; así, la rentabilidad media fue superior al 13%, según las conclusiones del Barómetro Internacional de Carteras que realiza anualmente Natixis Global Asset Management. Los resultados de las carteras británicas fueron considerablemente mejores que los de las carteras estadounidenses, que se situaron en segundo lugar con unas rentabilidades en torno al 8,2%.
Estas conclusiones están basadas en unos análisis exhaustivos propios y un examen de las carteras modelo moderadas o equilibradas ofrecidas por los asesores y gestores de patrimonios en Estados Unidos, Reino Unido, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Singapur y Latinoamérica.
Según explica James Beaumont, director internacional del Departamento de Consultoría y Análisis de Carteras de Natixis, “los asesores británicos no siempre tienen en cuenta el efecto de las monedas en una cartera, pero en 2016 los inversores con activos no denominados en libras se beneficiaron enormemente, ya que la libra se depreció tras el resultado del referéndum británico sobre la Unión Europea en junio de 2016”.
La variación en las rentabilidades de 2016 puede explicarse casi en su totalidad por las diferentes contribuciones a la rentabilidad derivadas de la exposición a la renta variable. En el Reino Unido, la contribución de la renta variable se situó en el 11% dentro del total de 13,5% y, de esa cifra, el 9% correspondió a la renta variable de fuera del Reino Unido. La renta variable representó tan solo el 0,8% de las rentabilidades medias del 3% obtenidas en Luxemburgo. El buen comportamiento de las bolsas también impulsó los resultados de las carteras en Estados Unidos y los Países Bajos.
Indicadores busátiles
El mejor entre los grandes índices bursátiles en 2016 fue el FTSE 100, que avanzó un 14,4%. El S&P 500 también registró un buen comportamiento, con un avance del 9,5%, mientras que el Euro Stoxx 50 cerró plano con una subida del 0,7% y la renta variable mundial se situó a medio camino con unas ganancias del 5,3%. Excluyendo el Reino Unido, la encuesta revela que las rentabilidades bursátiles se situaron generalmente entre el 5% y el 8%, mientras que en la renta fija oscilaron entre un 4% y un 5% y en los fondos mixtos, entre un 3% y un 5%.
La mayor diferencia en las rentabilidades de las clases de activos se originó en las estrategias alternativas, que oscilaron entre el -2,1% de los asesores luxemburgueses y el +3,9% de los británicos. Aunque las rentabilidades son relativamente modestas, ponen de relieve la tendencia de los asesores a apostar por estrategias alternativas de bajo riesgo y baja rentabilidad en sustitución de la renta fija, en lugar de estrategias de mayor riesgo y mayor rentabilidad.
El informe también ha puesto de manifiesto que el riesgo cambiario tuvo un efecto importante en las carteras británicas invertidas en renta variable no británica. Matthew Riley, director de Estudios del Departamento de Consultoría y Análisis de Carteras de Natixis, ha señalado que “eso se explica en gran parte con el riesgo cambiario, lo que no supone una sorpresa, ya que los movimientos de las monedas en 2016 fueron los más acusados desde 2008 y tuvieron un gran efecto en las carteras objeto de estudio. Por ejemplo, un inversor británico con exposición a la bolsa estadounidense sin cubrir habría ganado un 19% más en 2016 debido a la depreciación de la libra frente al dólar. En la renta variable de la zona euro, habría sido un 16% y en la bolsa japonesa, habría sido un 23%. El efecto de los tipos de cambio también se observó en los fondos mixtos, en los fondos de deuda emergente y en los de bonos de alto rendimiento, donde los asesores no suelen aplicar coberturas”.
En este sentido, Riley ha defendido que “en renta variable, estas rentabilidades ligadas a las monedas fueron superiores a las rentabilidades de las propias bolsas. De hecho, si sumamos todo el impacto cambiario, vemos que alrededor del 7% de la contribución a la rentabilidad de las carteras de los asesores británicos, o el 50% de las rentabilidades totales en 2016, procedió del riesgo cambiario”.