¿Cómo retomar la ruta del crecimiento? Una pregunta frecuente en Chile, que LarrainVial Asset Management, una de las principales casas de inversión del país andino, puso al centro de la última versión de su seminario anual. Para esto, la instancia –que celebra los 90 años de la fundación de la casa de inversiones– entregó una variedad de perspectivas, incluyendo reflexiones sobre la economía, la sociedad y la cultura en el país.
Tras unas palabras de bienvenida de Ladislao Larraín, el gerente general de la gestora, y una introducción de José Manuel Silva, socio y director de inversiones de la firma, el auditorio del hotel W de Santiago recibió a Sergio Urzúa, economista y profesor de la Universidad de Maryland y Clapes UC; María Olivia Recart, economista, ex subsecretaria de Estado en el Ministerio de Hacienda y Presidenta de Comunidad Mujer; y Cristián Warnken, profesor de literatura, escritor y comunicador.
Los tres invitados del evento desgranaron los factores que explican el débil desempeño de la economía chilena en los últimos años y las medidas que se pueden tomar al respecto.
Tiempo perdido
“Hay que apurarse en la búsqueda del tiempo perdido”, advirtió Sergio Urzúa en su presentación, haciendo un llamado a «generar consciencia» sobre la situación de la economía local y la “farra” que el país se ha dado con ella, en su visión.
El deterioro del ímpetu económico del país andino, señaló el economista en su presentación, se dio a partir de 2014 y se trata de “un fenómeno local”, no global. Además, agregó, de la mano se ha visto un “deterioro institucional importante”. Un reflejo de esto, indicó, es la reducción paulatina de la clasificación de riesgo del país.
¿Qué pasó? “La ansiedad es lo que le jugó en contra a Chile”, dijo, con un cambio de mentalidad en la población que llevó a la economía “de jaguar a oso polar”, según la analogía del economista.
Tras variables en particular, aseguró, se constituyen como “reformas tributarias silenciosas”: el gravamen del capital humano, con distintos factores que impactarán al crecimiento potencial; el crimen organizado, que se está constituyendo en una especie de impuesto y equivale alrededor del 5% del PIB; y el “pacto tributario en el living de la casa”, donde la caída de los ingresos reales y el alza del metro cuadrado han llevado a un 35% de las personas entre 25 y 35 a vivir con sus padres o suegros.
Mirando hacia delante, el economista hizo un llamado a “hacer la pérdida”, aceptando el dinamismo económico perdido para poder ver un cambio. Además, Urzúa hizo un llamado a poner el foco en tres factores clave: la inversión, el empleo y la educación.
Hay que actuar ahora, en la visión del economista, comentando que sólo el 5% de los países que han tenido “frenazos” económicos similares al de Chile han logrado revertirlos. “Empecemos a actuar. Pongámonos metas”, indicó.
El problema de la distribución
“Para volver a crecer, tenemos que mejorar la distribución de los ingresos”, dijo María Olivia Recart al tomar el escenario. El tema de la equidad, aseguró, es fundamental para poder conseguir un crecimiento económico sostenible.
En ese sentido, la economista indicó que, si bien es necesario solucionar el problema de la lentitud de los permisos en el país, el empresariado también tiene un rol que jugar. “No tiene sólo que ver con que se destraben las políticas públicas”, comentó, sino que las empresas necesitan tener una visión de largo plazo para prepararse para las “amenazas del futuro”.
Respecto al trabajo, la profesional recalcó que hay una “brecha enorme” en la participación laboral de las mujeres, con trayectorias laborales que se desvían de la de los hombres luego de tener hijos, a raíz de la carga del cuidado de niños. “Tenemos que tener sala cunas universales”, instó la profesional.
Además, agregó, hay un problema de la educación, que va más allá del aparato público. “Nuestros sistemas de formación están en crisis”, indicó la economista, agregando que “es el sistema. No sólo la educación pública”.
Respecto al problema de la productividad en el país, Recart dijo que “hay que empezar desde lo micro e ir a lo macro”. No se trata sólo de modernizar el Estado, comentó, sino que también hay falencias en la gestión empresarial. Especialmente considerando los factores contextuales que están sobre la mesa, como el cambio climático, la inteligencia artificial, la informalidad del mercado laboral y el deterioro de la democracia a nivel mundial.
¿Qué queda por hacer en el corto plazo, entonces? Para Recart, cinco puntos clave son: enfocarse en cosas que afectan directamente a las personas, como la calidad del servicio en empresas y facilidad de trámites; crear valor social; políticas públicas más dinámicas; impactos en grupos específicos; y ver variables de resiliencia, como el uso del agua.
El factor cultural
La diversidad del panel se abrió con la participación del intelectual chileno Cristián Warnken, que reemplazó las presentaciones Powerpoint con una selectiva pila de libros y abrió su presentación con una cita a “La divina comedia” del poeta italiano Dante Alighieri.
El escritor y comunicador tomó como caso ilustrativo las protestas que iniciaron un extenso período de turbulencia política en Chile, conocido localmente como el “estallido social”. “Hay un relajamiento de las elites”, indicó en el evento de LarrainVial, enfatizando en que las elites tienen “responsabilidad” en las convulsiones.
Para el pensador, además de un relajamiento de las “barreras éticas” –con bullados casos de colusión y corrupción, por ejemplo–, la desconexión de las clases sociales imperantes hizo que nadie pudiera prever el advenimiento de las protestas. Y las lecturas fueron disímiles también en la esfera política: mientras la izquierda interpretó el proceso como una demanda de revolución, la derecha eligió negar la existencia del malestar popular.
“Nos quedamos sin relato, nos quedamos sin líderes”, indicó Warnken, agregando que “las crisis no son sólo políticas y económicas”, sino que también espirituales y culturales. En ese sentido, el pensador aseguró que la sociedad chilena está viendo actualmente los efectos de fenómenos como el empobrecimiento en la educación y el deterioro de la cultura cívica.
¿Qué viene ahora? Para el literato, “necesitamos un orden”, pero uno que esté “enmarcado en otro orden”. En esa línea, hizo un llamado a cuidarse del autoritarismo: “No necesitamos un Bukele. Sáquense eso de la cabeza”.