La solvencia de México sigue siendo alta, dada la benigna composición monetaria, distribución de vencimientos y estructura de propiedad del stock de deuda del país. Lo anterior se deriva del reporte «Mexico’s sovereign creditworthiness: More strengths than weaknesses», emitido por el banco suizo UBS, en torno a las condiciones de los fundamentales del país.
UBS explica que el presupuesto de México para 2024 se ha afrontado con cautela en los mercados, principalmente debido a las preocupaciones sobre el aumento de la deuda y la capacidad del mercado para absorber una gran oferta de bonos para financiar el déficit más amplio.
Sin embargo, UBS señala que es importante comprender que un aumento en el gasto de un gobierno, la relación deuda/PIB, no significa necesariamente un mayor riesgo.
«En las últimas décadas, México redujo significativamente su exposición a la deuda externa, es decir, deuda denominada en monedas distintas al peso mexicano, lo que a su vez mitiga los riesgos asociados con un endurecimiento en las condiciones financieras externas. Hace unos 20 años la deuda externa del país representó casi el 40% de la deuda bruta total y hoy día se sitúa en torno al 16%; este cambio indica un movimiento hacia una estructura de deuda más sostenible», explica el banco.
«Adicionalmente, el 100% de los recursos externos y casi el 80% de la deuda interna del gobierno federal se contrata a precios fijos; esta estructura limita el impacto de las fluctuaciones de las tasas de interés en las finanzas del gobierno», dice UBS.
Para UBS un hecho interesante es la notable disminución de propiedad de no residentes de bonos del gobierno mexicano durante
la última década, es decir ha bajado la tenencia de bonos mexicanos en manos de extranjeros, lo que subraya la importancia de un mayor ahorro interno, que protege a los soberanos de shocks externos proporcionando una fuente de financiación comparativamente menos volátil.
En 2020, el gobierno mexicano implementó una reforma al sistema de pensiones que eleva las contribuciones patronales del 5,15% al 13,87% a partir de 2023 y finalizando en 2030. Los activos gestionados por fondos de pensiones privados representan actualmente alrededor del 19% del PIB y se espera que alcancen el 35% del PIB en 2030.
Los factores antes señalados juegan a favor de la percepción de los inversores sobre el riesgo soberano del país. Esto fue evidente el 2 de enero, cuando México emitió 7.500 millones de dólares de deuda soberana denominada en dólares estadounidenses en bonos con vencimiento a 5, 12 y 30 años.
Había dudas sobre si los inversores globales estarían dispuestos a absorber una emisión tan grande sin un descuento sustancial. Pero la demanda de los inversores ascendió a 21.300 millones de dólares.
Posteriormente, el 18 de enero, México realizó la mayor colocación de bonos sostenibles denominados en euros, por 2.000 millones de euros, y la demanda alcanzó los 6.300 millones de euros.
UBS considera que la fuerte demanda de los inversionistas por los bonos de México está justificada, debido a una serie de factores que apoyan la solvencia del país, incluida una situación soberana favorable, junto con «colchones fiscales» como los 35.000 millones de dólares de la línea de crédito flexible con el Fondo Monetario Internacional, más coberturas petroleras y reservas internacionales adecuadas.
Sin embargo, México enfrenta importantes desafíos fiscales a mediano plazo. Las cuentas fiscales están restringidas por rigideces como el gasto en pensiones, los programas sociales no contributivos, el apoyo gubernamental a empresas estatales y el aumento del coste de la deuda. Esto ha dejado al país con poco espacio fiscal para políticas publicas, advierte el banco suizo en su reporte.
«No obstante, mantenemos una opinión constructiva sobre los activos mexicanos como bonos nominales en moneda local, que deberían beneficiarse de tasas de referencia más bajas en EE.UU. este año y a medida que Banxico comienza a flexibilizar la política monetaria. También mantenemos una visión positiva sobre México; también esperamos que las acciones mexicanas se comporten en línea con sus pares de mercados emergentes», finaliza UBS.