La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) volverá a pronunciarse sobre su política monetaria y su senda de subidas de tipos de interés, en su reunión de septiembre que comienza mañana. Por ahora, el mercado y el análisis de las gestoras van en la misma línea: la resistencia de la economía estadounidense justificará otra subida de tipos de entre 75 puntos básicos (pb) a 100 pb.
“Es obvio por qué 75 puntos básicos es la nueva normalidad en esta fase del ciclo de endurecimiento. Tras otra sorpresa al alza en la inflación del IPC estadounidense esta semana, parece probable que la Fed continúe endureciendo los tipos a este ritmo la próxima semana y, posiblemente, de nuevo en noviembre y diciembre. Además, los mercados están valorando una probabilidad superior al 50% de que tanto el Banco de Inglaterra como el BCE den un paso adelante de 75 puntos básicos en lugar de 50. Sin olvidar que la semana pasada, tanto el BCE como el Banco de Canadá subieron los tipos oficiales en 75 puntos básicos la semana pasada, siguiendo los pasos de las dos subidas de 75 puntos”, afirma Joachim Fels, Director General y Asesor Económico Global de PIMCO.
«Esperamos un aumento de 75 puntos básicos en la próxima reunión del FOMC. Sin embargo, dado que la Fed no se reunirá en octubre, no descartamos un movimiento aún mayor, de 100 puntos básicos. Esta previsión está dentro del consenso, ya que el mercado espera 75 pb en un 70% y 100 pb en un 30%. Las expectativas actualizadas de la Fed sobre la trayectoria futura de los fondos federales deberían señalar unos fondos federales por encima del 4% a finales de 2023. Dada la reciente corrección al alza de los rendimientos de los bonos y las expectativas del mercado que validarían un máximo de los fondos federales entre el 4,25 y el 4,50% en el segundo trimestre de 2023, esta reunión no debería causar grandes sorpresas para los mercados», añade, por su parte, Franck Dixmier, director de inversiones global de renta fija de Allianz Global Investors.
Para Gilles Moëc, economista jefe en AXA Investment Managers, “el pico de inflación de Estados Unidos sigue siendo difícil de alcanzar, lo que exige otra subida enorme de los tipos de interés de la Fed esta semana. Algunos observadores ahora piden 100 pb de subida de tipos. A pesar de que puede ser una opción, incluso con un aumento de 75 pb, nuestro escenario base, la política monetaria alcanzará el territorio restrictivo”,
En su opinión, la caída en las expectativas de inflación a largo plazo debería brindar algo de tranquilidad a la Fed, lo que indica que el banco central ha recuperado toda su credibilidad, pero su análisis sugiere que las expectativas a corto plazo aún elevadas son más importantes para la dinámica de salarios y precios. Analizando el contexto de estos meses, el economista jefe de AXA IM aventura: “Creemos que los términos del debate político han cambiado en relación con el comienzo del verano. De hecho, tanto si la Fed suba 75 o 100 pb, esta vez los tipos de los fondos federales se mantendrán en lo que la Fed define como territorio restrictivo. Hasta ahora, la Fed solo había levantado gradualmente el pie del acelerador. Al final de la semana, comenzará a pisar el freno. Con toda lógica, esto debería requerir cierta medida de prudencia sobre la cantidad de aumentos por ahora”.
Por su parte, Christian Scherrmann, Economist U.S. para DWS, apunta que los comentarios de los miembros de la Fed los días previos a la reunión del FOMC de septiembre se han mantenido constantes: los tipos de interés deben ser más altos y deben permanecer altos durante bastante tiempo para luchar con éxito contra la inflación. Y recuerda que algunos miembros del comité incluso han manifestado abiertamente su preferencia por unos tipos de interés iguales o superiores al 4% para finales de este año.
“En el momento de escribir estas líneas, los inversores sitúan la probabilidad de una subida de 100 puntos básicos en una de cada tres. Estamos de acuerdo en que para la reunión de septiembre el riesgo es al alza. Pero los banqueros centrales también indicaron que están dispuestos a hacer menos de 75 puntos básicos, siempre que los datos entrantes sean favorables. Dado que los datos siguen siendo halagüeños, lo más probable es que se produzca una subida de 75 puntos básicos, en lugar de un 1%”, afirma.
Además, Scherrmann recuerda que también está prevista la actualización del Resumen de Proyecciones Económicas: “Esperamos que los responsables de la política monetaria señalen ahora un tipo máximo de los fondos federales cercano o incluso ligeramente superior al 4% para finales de 2022. Y es probable que los primeros recortes de tipos previstos no se indiquen antes de 2024, cuando las previsiones de inflación converjan hacia el objetivo del 2%”.
¿Trabajo hecho?
La pregunta que se hacen los expertos es cuándo considerarán los bancos centrales que el “trabajo está hecho”, respecto a la inflación. En este sentido, Fels explica que, aunque no está claro qué nivel terminal de tipos se requiere, es más alto que el tipo máximo de los fondos federales del 4,25% que los mercados están valorando ahora mismo. “Lo que está claro es que la tarea no puede llevarse a cabo sin infligir más dolor. Se necesitará más dolor en los mercados financieros porque las condiciones financieras son el mecanismo de transmisión de la política monetaria, y es probable que se produzca a medida que los bancos centrales sigan subiendo los tipos y la Fed reduzca su balance. El dolor en el mercado laboral en forma de aumento del desempleo es necesario para evitar una mayor aceleración de los salarios, y es probable que se produzca en respuesta al endurecimiento pasado y futuro de las condiciones financieras. En consecuencia, el proverbial aterrizaje suave que esperan los banqueros centrales y que los mercados han ensalzado en los últimos meses me parece bastante improbable”, argumenta.
A pesar de un probable aterrizaje forzoso en forma de recesión en las economías de mercado desarrolladas, Fels considera muy improbable que los bancos centrales pasen rápidamente de las subidas a las bajadas de tipos, salvo que se produzca un gran colapso financiero o una enorme «desinflación inmaculada» de la nada. “Los banqueros centrales querrán evitar los errores de las políticas de stop-go de la década de 1970, cuando sus predecesores dieron marcha atrás poco después de que la inflación alcanzara su máximo, sentando así las bases para que el siguiente brote de inflación llegara a picos aún más altos. Por lo tanto, me parece más probable una larga meseta en los tipos a niveles más altos que la reversión de los tipos de la Fed que está descontada en la curva a plazo para el próximo año”.
Para François Rimeu, responsable de Estrategia de La Française AM, los bancos centrales no tienen ninguna posibilidad de relajar las condiciones financiera. En este sentido, Rimeu explica: “En el actual contexto de continuas revisiones a la baja de las previsiones de crecimiento global para 2022 (4,40% a principios de año, 2,90% al 19 de agosto), los bancos centrales no tienen, sin embargo, ninguna posibilidad de relajar las condiciones financieras. Si bien el último dato de inflación en EE.UU. fue tranquilizador a corto plazo, creemos que es demasiado pronto para que los bancos centrales estén satisfechos con la situación actual. De hecho, los representantes de los principales bancos centrales ya reafirmaron en Jackson Hole su voluntad de luchar contra la inflación siendo menos acomodaticios y subiendo los tipos reales”.
El impacto en los activos
En términos generales, se espera que el BCE eleve el tipo de depósito al 2,5% en el segundo trimestre de 2023 y que la Fed suba al menos otros 75 puntos básicos esta semana. Pero no sólo el pico es más alto, también se espera que los bancos centrales mantengan los tipos en un nivel alto durante más tiempo. ¿Qué supone esto para los activos? Según explica Florian Späte, estratega de bonos senior de Generali Investments, en consecuencia, los rendimientos de la deuda pública han subido y casi han vuelto a los máximos de junio. Sin embargo, advierte de que las perspectivas a medio plazo para los bonos del Tesoro y los bunds difieren.
“El margen de maniobra para que los rendimientos de los bonos estadounidenses a 10 años suban mucho más parece limitado, ya que estos se encuentran a casi el 3,5%. Ya se ha descontado la continuación de una política monetaria restrictiva y, a medio plazo, la Fed bajará el tipo de interés clave hacia niveles del 2,5% a largo plazo. Los Overnight Index Swap (OIS) a 5 años y 3 meses cotizan al 2,9%, lo que indica el nivel al que probablemente convergerán los rendimientos a 10 años en Estados Unidos. Por el contrario, el margen de maniobra para recortar los tipos de interés oficiales en la zona euro parece menor, con un tipo de interés oficial (correctamente) tasado a medio plazo del 2%. Los rendimientos reales a 10 años siguen en territorio negativo (-0,6%) y el OIS a 5 años y 3 meses de la zona euro, situado en el 2,1%, también indica cierto potencial alcista para los rendimientos del Bund”, explica Späte.
Además, a partir de este mes, la Fed también aumentará significativamente el ritmo de reducción de su balance del banco central, retirando así más liquidez de los mercados financieros. “En este entorno, el rendimiento de la deuda pública estadounidense a dos años subió hasta algo menos del 3,5%, su nivel más alto desde noviembre de 2007, lo que provocó una inversión aún más fuerte de la curva de rendimiento estadounidense. Los bonos del Tesoro estadounidense a diez años volvieron a subir muy por encima del 3%, mientras que los rendimientos de los mercados de deuda pública europeos también subieron con fuerza. Sin embargo, queda por ver cuánto tiempo durará esta subida de los rendimientos en el extremo largo de la curva de rendimientos en un contexto de riesgos de recesión elevados y crecientes”, concluye Jan Bopp, estratega senior de inversión de J. Safra Sarasin Sustainable AM.