Robeco ha publicado la decimosegunda edición de su informe anual Expected Returns (2023-2027), que ofrece una perspectiva de lo que los inversores pueden esperar de cara a los próximos cinco años en relación con las principales categorías de activos, así como una serie de previsiones macroeconómicas.
Con las muchas e imprevisibles piezas móviles del mercado como telón de fondo, incluidas las crisis energética y alimentaria, las tasas de inflación de dos dígitos que registran los países desarrollados y la trayectoria de China como principal motor de crecimiento mundial, Robeco ha optado por denominar al periodo concluyente en 2027 “la era de la confusión”.
«Confusión, debido a la infinidad y variedad de piezas móviles con las que los actores del mercado tienen que hacer malabares, y que dan lugar a que las divergencias entre las opiniones de los analistas sean mayores de lo habitual en lo que respecta a factores tan decisivos como la efectividad de las políticas monetarias y presupuestarias, el cambio climático, la incidencia de los precios de la energía y los alimentos, la trayectoria de crecimiento de China, el sobreendeudamiento, la zombificación o la geopolítica», describe el informe.
Esta era de la confusión se ve favorecida, según explican desde Robeco, por la pluralidad de conmociones recientes, la persistencia de las mismas y su reflexividad, y la reacción a esas conmociones. «Observamos esta confusión o desorientación sobre todo en tres aspectos clave: la falta de entendimiento de la inflación, el cambio en las políticas monetarias y el debate sobre si la Gran Moderación ha concluido», añaden.
Según explica la gestora, la continuidad de las medidas presupuestarias de estímulo derivadas de la pandemia, los problemas de la cadena de suministro y la guerra entre Rusia y Ucrania han contribuido a que a lo largo del último año la inflación haya sido inesperadamente elevada. “Tan solo los inversores más veteranos conocen de primera mano los devastadores efectos que una inflación tan alta puede ejercer sobre el poder adquisitivo y las carteras de inversión”, matiza.
De hecho, este aumento de la incertidumbre se refleja en unos niveles de volatilidad de casi el doble que antes del Covid, según las previsiones de los analistas acerca de los beneficios empresariales globales a 12 meses vista.
Consiguientemente, su previsión es que la rentabilidad de los activos se mantenga por debajo de sus promedios históricos a largo plazo durante los próximos cinco años, principalmente debido a los bajos tipos de interés libres de riesgo. En este sentido, la gestora señala que la prima de riesgo en renta variable se prevé que alcance el 3% por primera vez en los 12 años de historia de la publicación Expected Returns, situándose por debajo de su promedio a largo plazo del 3,5%. Para los inversores con una cartera internacional cuya moneda sea el dólar estadounidense, las perspectivas son más prometedoras, ya que se prevé que las demás divisas se revaloricen frente al dólar y que el mercado alcista del billete verde llegue a su fin en los próximos cinco años.
“En nuestra opinión, el listón para que la inflación se afiance está bastante alto y las recesiones, que esperamos que se produzcan de una u otra forma en cada uno de nuestros escenarios, son muy desinflacionarias. Sin embargo, la posible aparición de una asimetría en la distribución de la frecuencia de inflación prevista en las economías desarrolladas es un hilo conductor clave de cara al periodo 2023-2027”, afirma Peter van der Welle.
El riesgo climático, cuyo impacto ha marcado también esta edición de Expected Returns, lleva siendo una pieza decisiva en la elaboración de las perspectivas a cinco años de Robeco desde la edición del año pasado. Robeco considera que la repercusión del cambio climático sobre la deuda pública de países desarrollados y los bonos corporativos investment grade será entre escasa y nula. En el caso de la renta variable de mercados desarrollados, indica que existe una señal ligeramente negativa debido tanto a la disminución del crecimiento económico como a los riesgos físicos. Por último, añade que las materias primas son la única clase de activos con señal climática positiva, principalmente porque la transición energética y los riesgos climáticos físicos ejercerán presión al alza sobre los precios de dichas materias.
Por su parte, Laurens Swinkels, analista de Robeco, ha añadido: “En esta era de la confusión, el futuro se ha vuelto menos predecible, también en lo relativo a las consecuencias del riesgo climático. La magnitud exacta del cambio climático de cara a las próximas décadas es incierta, y su impacto sobre los precios de los activos es todavía más incierto. Sin embargo, lo que sí sabemos es que los responsables de la asignación de activos deben considerar seriamente el impacto a largo plazo del cambio climático sobre los resultados de las distintas clases de activos”.