Mirar hacia atrás para mirar hacia adelante: es la premisa con que arranca el Anuario 2017 de rentabilidades de las inversiones mundiales, elaborado por Credit Suisse Research Institute en colaboración con la London Business School. Tras analizar la rentabilidad de la inversión a largo plazo en 23 mercados de renta variable y renta fija de todo el mundo –desde 1900 hasta 2016-, el informe deja varias conclusiones. Una de ellas es que, si vemos el conjunto histórico, los tipos de interés reales se mantienen en niveles reducidos, con lo que es probable que disminuyan los rendimientos de todas las clases de activos.
A esta conclusión se suman otras tres. La primera, que los inversores en renta variable no deben temer los repuntes moderados de la inflación, lo que viene muy a colación del actual contexto económico. También señala que es posible que la prima de riesgo de la renta variable sea también menor en el futuro y, por último, que históricamente las estrategias smart beta han arrojado una rentabilidad superior, pero su implantación es complicada.
La filosofía que radica detrás de este informe es que, para comprender el riesgo y el retorno, debemos examinar largos períodos de la historia. “Esto se debe a que los rendimientos de los activos, y especialmente los rendimientos de las acciones, son muy volátiles. Incluso durante períodos de hasta 20 años o más, todavía podemos observar rendimientos inusuales”, señala el informe que pone de ejemplo el siglo XXI.
Según el análisis, el daño infligido a las acciones mundiales comenzó en 2000. En marzo de 2003, las acciones estadounidenses habían caído un 45%, los precios de las acciones del Reino Unido se habían reducido a la mitad y las acciones alemanas habían disminuido en dos tercios. Los mercados entonces realizaron una recuperación notable, con ganancias sustanciales que redujeron, y en muchos países eliminaron, las pérdidas del mercado bajista. Los mercados mundiales alcanzaron nuevos máximos a finales de octubre de 2007, sólo para hundirse nuevamente en otro épico ciclo bajista impulsado por la crisis financiera mundial. Los mercados tocaron fondo en marzo de 2009 y luego realizaron otra recuperación impresionante. Sin embargo, en términos reales, se necesitó hasta 2013 para que muchos de los mercados más grandes del mundo recuperaran sus niveles iniciales del año 2000.
Evolución de los rendimientos
Entre 1900 y 2016, la renta variable tuvo mejor comportamiento frente a los bonos y a las obligaciones del tesoro, que obtuvieron menores rendimientos. “El rendimiento real de la renta variable fue positivo en todos los lugares, por lo general se situó en un nivel de entre el 3% y el 6% por año. Las acciones fueron la clase de activos con mejor desempeño en todos los países históricamente analizados. Este patrón general de las acciones que vencen a los bonos, y los bonos que baten a los bonos gubernamentales, es precisamente lo que esperaríamos en el largo plazo”, explica el informe.
Según el estudio de Credit Suisse, los bonos tampoco tuvieron un mal comportamiento, pero su evolución estuvo supeditada a los grandes acontecimientos históricos. Su menor desempeño se sitúa en la primera mitad del siglo XX, y corresponde a los países que más sufrieron los estragos de la guerra y de periodos de alta hiperinflación. En particular se trata de Austria, Italia, Alemania y Japón.
Los bonos del tesoro también han representado históricamente un activo importante para el inversor, pero con unos retornos bastantes desiguales entre países. Entre 1900 y 2016, los inversores estadounidenses y británicos obtuvieron retornos anualizados del 0,8% y 1%, respectivamente. En cambio, hubo ocho países -Austria, Bélgica, Finlandia, Francia, Alemania, Italia, Japón y Portugal- donde los inversores obtuvieron de media rendimientos reales negativos.
A este respecto, el informe apunta que “esto nos recuerda que, si bien generalmente podemos considerar que los bonos de gobierno con vencimiento no tienen riesgo, esto deja de ser cierto en los casos de hiperinflación, donde los bonos del tesoro se vuelven más arriesgados que las acciones. Recientemente, hemos aprendido que incluso la deuda soberana de los países desarrollados tienen riesgo de crédito”.
Respecto al efecto de la inflación, el informe señala que las tasas son muy bajas según los estándares históricos. Entre 2008 y 2015, más de la mitad de los 21 países analizados experimentaron un tasa de inflación por debajo del 2%. De hecho, durante 2016, 17 de los 21 países se mantenían en este nivel, mientras que ésta aumentó en 17 países durante 2016. Históricamente, los países con mayores tasas de inflación han sido Alemania, Austria, Portugal, Finlandia, Japón y España.