Los resultados de las elecciones presidenciales en Brasil han decepcionado a inversores y gestores, que esperaban un cambio político en el país capaz de mejorar el clima de negocios e inversión. “Las esperanzas de reformas para mejorar los problemas estructurales de Brasil han sido atenuadas, si no arrebatadas”, comenta Craig Botham, economista de mercados emergentes de Schroders, convencido de que lo sucedido podría amargar a los mercados.
“Con Dilma no parece probable un cambio importante en el curso político. Aunque la presidenta ha dicho que afrontará las preocupaciones macro, ya hemos oído antes esas promesas sin ver ninguna acción política”, explica. Por eso los inversores se han quedado sin esperanzas de cambios importantes bajo una Presidencia renovada y también sin confianza en que Dilma acometa reformas de calado. “La solución más probable es que Dilma solo haga cambios bajo condiciones muy extremas en los mercados. La política podría mejorar algo de forma marginal pero menos de lo que se necesita o menos de lo que hubiera hecho el opositor Aecio Neves”.
Así lo cree Maarten-Jan Bakkum, estratega de mercados emergentes de ING IM, convencido de que la victoria de Dilma supone malas noticias para Brasil y un golpe para las esperanzas de reformas en todo el mundo emergente: “Las políticas intervencionistas continuarán, pues no es probable que Dilma cambie de estrategia, así que el crecimiento seguirá bajo en los próximos años, con la amenaza de una recesión a corto plazo”.
Pero, para evitar una crisis de confianza más profunda, podría ajustar de algún modo las políticas e intentar dar la impresión de que se ha movido hacia una postura más pro mercados y eso podría significar que tras la fuerte corrección de los mercados hoy, hay espacio para la recuperación. “Serán años difíciles para Brasil también por los problemas internacionales ante la desaceleración china y la normalización de la política monetaria en EE.UU. Cuatro años más de Dilma podrían empujar a Brasil a una crisis más profunda. Por ahora, es difícil ver importantes mejoras en el clima de inversión, la competitividad del país y los déficits gemelos. Eso podría significar que la divisa tendrá que dar más”, añade. Por eso, el crecimiento se mantendrá bajo y los mercados sabrán que solo pueden esperar más de lo mismo. “El mercado sabe ahora que puede esperar más de lo mismo, pero eso podría ser malo”, afirman en Schroders.
Edwin Gutierrez, responsable de Deuda Soberana de Mercados Emergentes en Aberdeen AM, considera que la historia demostrará que la victoria de Rousseff ha sido pírrica. “La amarga campaña electoral ha dividido a un país que ya estaba sufriendo un menor crecimiento, una alta inflación y un deterioro de su posición fiscal. La oportunidad de largo plazo de Brasil sigue intacta pero los cuatro primeros años de Rousseff no han sido buenos para el país porque empleó demasiado tiempo en apagar fuegos que se encendían en lugar de forjar un plan de largo plazo. Tendremos que esperar que la estrechez de la victoria sea una lección que le impulse a actuar porque si no lo hace, los manifestantes que han llenado las calles en los últimos 18 meses no dudarán en pedir cambios. Desde el punto de vista de la inversión, necesita reconocer la importancia de la recuperación de la confianza en el sector privado como la clave para desbloquear el crecimiento”. Por desgracia, el mercado sigue siendo escéptico ante su creencia en un modelo liderado por el Estado.
Desde Fidelity, el equipo de análisis de mercados emergentes considera que dado que Neves era el candidato que más apoyaban los mercados, es normal ver volatilidad y pérdidas como reacción a la reelección de Dilma, pero dice que, si bien 2015 será un año muy duro para la economía, las caídas derivadas de la decepción electoral podrían crear oportunidades para añadir, de forma selectiva, buenos negocios de calidad con buenas perspectivas a medio plazo a sus carteras. Aunque la posición del país es de infraponderación en sus fondos latinoamericanos debido a la falta de exposición a los grandes nombres contemplados en los índices, sí creen que hay algunos nombres que vale la pena tener, entre ellos el banco ITAU Unibanco, sobreponderado, siempre como resultado de un análisis fundamental.
Alexander Gorra, gestor de ARX Investimentos, Parte de BNY Mellon, comenta que «el mercado está dividido ante los resultados de las elecciones. Lo que preocupa a los mercados es, sobre todo, el hecho de haber obtenido este resultado por el que Dilma Rousseff ha sido reelegida presidenta con un ajustado margen de casi el 50%. Han resultado ser unas elecciones muy divididas en las que la clase enriquecida muestra su preocupación por la economía mientras que la más pobre apuesta por la resolución de problemas sociales. Así, la perspectiva del país se mantiene igual. Se mantienen los mismos riesgos. Dilma necesita aprender la lección tras estas elecciones y cambiar, ser consciente de que casi el 50% de la población no le ha ofrecido el voto. Será necesario que afiance sus ideas». Otro aspecto importante va a ser la elección de ministros que tendrá lugar en noviembre. Se barajan nombres con un perfil más económico y otros más asociados al partido político. Pero la conclusión es que han sido unas elecciones muy divididas y veremos si la reelección «nos lleva al cambio o a la continuidad del estado anterior».
Con respecto al mercado de deuda, cree que durante las próxima semana aún veremos cierta incertidumbre. «En el corto plazo es un buen momento para apostar por un país que se ve muy afectado por los resultados. Por eso diría que es bueno distinguir entre el tamaño del inversor a la hora de realizar una previsión. Posiblemente el inversor privado o los fondos de fondos se muestren más cautelosos y esperen a noviembre para ver la formación del nuevo ministerio. Sin embargo el inversor institucional quizás empiece a comprar».
Marian Fernández, directora de Estrategia de Inversis Banco, habla de un resultado negativo para los mercados, aunque no de una sorpresa pues las encuestas así lo venían adelantando; “los mercados hubieran preferido el voto del cambio”, dice. La experta habla de incertidumbre electoral cerrada, pero realidad económica brasileña con pocos visos de cambio en el corto plazo: escaso crecimiento, precios al alza y tipos altos y no controlados que han impedido revitalizar la actividad y no han conseguido controlar los precios. Eso sí, cree que los ojos estarán puestos en el “diálogo” prometido por la reelegida presidenta y las próximas medidas que anuncie, incluido un nuevo ministro de Finanzas. “De momento, seguimos sin recomendar tomar posiciones en renta variable brasileña”, comenta a Funds Society.
También Daniela da Costa-Bulthuis, gestora de emergentes de Robeco, considera que Dilma tendrá que prestar más atención a la oposición y a crear condiciones para una recuperación en el país y un entorno más propicio para los negocios. “Aunque esperamos una reacción negativa de los mercados, su speech muestra moderación y atención a las quejas de la comunidad de negocios brasileña”, asegura. En su opinión, la elección de un ministro de Finanzas pro-mercados podría calmar a los inversores. “Seguimos siendo cautos con Brasil, dado el difícil panorama de crecimiento para 2015 y la incertidumbre sobre si el Gobierno tendrá éxito para implementar las medidas necesarias para mejorar la confianza en el país”.
Por su parte, Citi recuerda lo ajustado de la victoria, con un 51,6% de votos para la presidenta frente al 48,4% de Neves, y asegura que, si Brasil no actúa rápido para mejorar su economía, las agencias de rating podrían rebajarle aún más la nota. “La alta inflación y el anémico crecimiento empeoran la situación del banco central: los primeros pasos son difíciles de predecir pero pensamos que hará un par más de subidas en los tipos para frenar las presiones inflacionistas”, explican los expertos, que prevén volatilidad en la divisa (hasta 2,7 reales por dólar a finales de 2015). Sobre la economía, prevén un crecimiento del 1% el año próximo, y ven más debilidad en los sectores industrial, de inversión, laboral y crediticio.
Victoria Harling, Portfolio Manager de Deuda Coporativa Emergente en Investec Asset Management, dice que el resultado de las elecciones es una mala noticia para Brasil, puesto que había una verdadera sensación de oportunidad de cambio. «Sin embargo, si comparamos la situación actual con la de hace doce meses, es probable que la nueva administración de Dilma Rousseff sea consciente de la necesitad de relajar su intervencionismo escuchando las peticiones del pueblo y las empresas. En todo caso, el proceso será lento y no podemos esperar muchos cambios en 2015. En este contexto, muchas empresas brasileñas están mirando fuera de Brasil, por ejemplo, las compañías del sector de infraestructuras están invirtiendo en proyectos en otros países de América Latina, muchos de ellos garantizados por el BID. Pasarán algunos meses hasta que vuelvan a mirar hacia el mercado local. Aunque el mercado pueda estar decepcionado por el resultado de las elecciones, era un resultado perfectamente posible y se ha hablado mucho sobre las consecuencias de una nueva administración de Rousseff para Brasil. Sin embargo, lo que los mercados no esperaban era una situación de recesión para Brasil. Esto no está descontado, ni tampoco el pleno efecto de la sequía sobre la economía brasileña».
¿Hacia los pasos de otros vecinos?
“El partido de Dilma no tiene plan de futuro. Solo quiere el poder para controlar el país, simple y fácil, y han tenido éxito. Los brasileños pobres, sobre todo en el noreste, siguen leales a Rousseff gracias a sus programas del bienestar. La clase media brasileña, en contra de políticas intervencionistas como el control del precio del petróleo y los altos impuestos, votaron a Neves. Todos nosotros estamos cansados de escándalos, corrupción y atentados para controlar los medios y la economía. Queremos a alguien que devuelva a la economía de nuevo a la senda del crecimiento, tras cuatro años de bajo crecimiento y el país ahora en recesión técnica”, pide un decepcionado Emerson de Pieri, de Latin America Investments. La cuestión del millón de dólares es ahora si el partido profundizará el control de la economía, las instituciones públicas y los medios como se ha hecho en Argentina o Venezuela. “Creo que ya hemos visto antes esta historia en algún lugar de Suramérica”, añade.