Después de tres crisis bancarias este año (la quiebra de Silicon Valley, el rescate de Credit Suisse y la compra de First Republic por el gigante JP Morgan tras su intervención), las amenazas que pesaban sobre el sector bancario parecían haberse difuminado, hasta este mes de agosto con la rebaja del rating de Moody’s a 10 bancos estadounidenses.
Con unos tipos altos y una resistente economía que benefician los márgenes de los bancos, el mercado se había calmado pero no tenía en cuenta que los tipos altos también podían influir negativamente: menos créditos, menos operaciones de M&A, crisis inmobiliaria. Inconvenientes que han lastrado el sector, que se ha visto obligado a depreciar sus activos.
¿Qué implicaciones puede tener en el sector la rebaja de la calificación crediticia de varios bancos de Estados Unidos? ¿Estamos ante un nueva crisis bancaria?
Para Franco Macchiavelli, responsable de análisis de Admirals España, este escenario podría favorecer a los grandes bancos, a la renta fija y a la implementación de la moneda digital del banco central (CBDC, por sus siglas en inglés).
Desde Admirals, se hablaba de que la crisis bancaria era un “zombie” que podría revivir ante cualquier nuevo catalizador, y parece que este escenario ha llegado.
Algunos inversores podrían opinar que la labor fundamental de las agencias de calificación es prevenir situaciones y no actuar con retraso tras los daños causados. Sin embargo, Macchiavelli opina que «si la situación de los bancos se contrae tras una crisis bancaria, resulta lógico ver rebajas de calificación, con los efectos que eso conlleva. La reacción de las agencias calificadoras, pese a poder resultar tardía según la opinión de muchos, genera efectos que contraen todavía más las condiciones de los bancos».
Desde la compañía opinan que se podría interpretar esto como un catalizador que reaviva la crisis bancaria de nuevo, con las huidas bancarias como protagonistas de la escena y el consecuente traspaso de capital a los grandes bancos que ostentan un mayor respaldo en términos generales.
«Hablaríamos de que la banca pequeña y mediana se vería afectada en gran manera, podríamos presenciar una migración de cuota de mercado muy importante a favor de la banca grande, sumado a las huidas que ya se llevaron a cabo ante los primeros signos de la crisis bancaria presenciada hace unos meses. El efecto añadido agrava las consecuencias del escenario, sumado al efecto pánico», señala el responsable.
Asimismo, Macchiavelli estima que la situación complicaría el escenario en renta variable, con especial hincapié en los índices con mayor ponderación bancaria, mientras que el mercado de renta fija volvería a ser protagonista en las rotaciones de cartera.
El responsable cree que los próximos resultados empresariales serán fundamentales como vara de medición, ya que una contracción mayor en diversas líneas de negocio, más el consecuente aumento en la exigencia de rentabilidad para emitir su deuda, dificultarían en gran manera el avance positivo de sus resultados y las consecuencias lógicas detrás de esto.
Desde Admirals opinan que «más allá de los posibles efectos a futuro y los próximos resultados empresariales que arrojen cifras esclarecedoras de la situación y efecto en la banca, consideramos que a corto plazo, el efecto de la rebaja en la calificación tan sólo podría reflejar una toma de beneficios en el mercado y ofrecer una corrección que coincide con la estacionalidad de agosto y septiembre en cuanto a caídas en el mercado».
«Con proyección a largo plazo, mediante el efecto acumulado de las huidas bancarias y las correspondientes cuotas de mercado ganadas por los bancos grandes, se podría facilitar la implementación de divisas digitales a través de los bancos centrales. Hablaríamos de un movimiento de ventaja en el camino a la implementación de las CBDC«, concluye Macchiavelli.