Por primera vez desde 1989, Moody’s Investors Service decidió rebajar la calificación crediticia de China, en una muestra clara de que la agencia de ‘rating’ no cree que el gobierno vaya a ser capaz de mantener el ritmo de crecimiento económico y al mismo tiempo controlar el apalancamiento.
En su nota, Moody´s argumenta que existe la posibilidad de que se produzca un «aumento sustancial» en la deuda de toda la economía, lo que supondría un lastre extra sobre las cuentas del Estado. La firma recortó la nota de China a A1 desde Aa3 y cambió la perspectiva de negativa a estable.
El primer efecto de la decisión se dejó sentir en el yuan y en la bolsa, pero Charlesde Quinsonas, co-gestor del fondo M&G Emerging Markets Bond y especialista en mercados emergentes, es probable que la rebaja provoque un mayor escrutinio del perfil de crédito soberano del país y de los fundamentos de crédito de las empresas estatales independientemente –SOEs– de la calificación del estado en su conjunto.
«En general, estas empresas están altamente apalancadas y sus perfiles de crédito independientes son débiles. Hay un riesgo a la baja en la deuda corporativa de China y creemos que el nuevo rating está ahora más alineado con nuestras propias opiniones”, explicó.
Confianza de los inversores
Sin embargo, más allá de los efectos a nivel local, los expertos se muestran menos preocupados por la fortaleza de las finanzas estatales chinas y coinciden en que la rebaja de la calificación tendrá más efecto en la confianza de los inversores que en la economía.
“Pese a estas crecientes presiones, estamos convencidos de que el Banco Central Chino y sus reguladores tienen un control total de la situación. Particularmente, el reciente endurecimiento regulatorio de China debería ayudar a deflacionar los mercados de crédito del país y llevar a una estabilización a largo plazo del mercado”, apunta Luc Froehlich, responsable de dirección de inversiones y renta fija asiática de Fidelity.
En el mismo sentido opina Craig Botham, economista de mercados emergentes de Schroders. “Las implicaciones directas de la rebaja son limitadas. La deuda externa en China es sólo del 13% del PIB, por lo que la dependencia del crédito extranjero es limitada. Sin embargo, el movimiento puede servir para despertar los mercados al riesgo de China, en un año en el que muchos habían asumido que sería estable antes del congreso del partido que se celebrará en otoño. El impacto económico es pequeño, pero el impacto del sentimiento podría ser grande”. explica.
“Tras la decisión, los CDS a cinco años de China aumentaron sólo 2 puntos básicos mientras que el yuan se debilitó un 0,5% frente al dólar. Además, observamos un bajo desempeño en recientes nuevas emisiones recientes, pero la brecha se cerró rápidamente en las compras onshore”, resume Magdalene Teo, analista de renta fija asiática de Julius Baer.