Cuando el COVID-19 ingresó a EE.UU. en marzo de 2020, golpeó al mercado laboral generando, en unas pocas semanas, despidos que llevaron a que el desempleo se disparara desde mínimos históricos hasta un máximo del 15% en abril de 2020.
“La escasez de mano de obra parecía ser una cosa del pasado en el futuro previsible”, dice un informe de The Conference Board que resalta cómo ahora, un año después, la tasa de desempleo sigue siendo elevada (5,8%).
Sin embargo, los trabajadores calificados son una vez más difíciles de encontrar, ya que la Federación Nacional de Empresas Independientes informa que el 44% de las empresas tienen vacantes de trabajo que no pueden cubrir, un récord histórico en su historial.
“Así como la pérdida de puestos de trabajo en la recesión provocada por el COVID-19 no tuvo precedentes en cuanto a velocidad y gravedad, la recuperación pospandémica ha desencadenado un conjunto histórico de dificultades de contratación”, dijo Gad Levanon, vicepresidente de mercados laborales de The Conference Board.
Algunos de estos reflejan factores únicos que probablemente desaparecerán para fines de 2021, lo que aliviará los graves problemas de contratación. Pero van acompañadas de un retorno, o incluso una aceleración, de los mismos factores que impulsan a largo plazo el desempleo extremadamente bajo antes de la pandemia.
La combinación de un aumento en la demanda con una oferta laboral estancada creó dificultades históricas de contratación en abril y mayo de 2021. Cuando los servicios de atención al público reabrieron a principios de 2021, la demanda de mano de obra en los servicios de alimentos, guías turísticos y de viaje, asistentes de entretenimiento y ocupaciones de hoteles se disparó, presión que se extiende también a la construcción y el transporte de carga.
En el lado de la oferta, las tasas de abandono siguen siendo históricamente altas y muchos adultos en edad laboral pueden tardar en volver a ingresar a la fuerza laboral debido a factores persistentes impulsados por la pandemia, incluido el miedo a infectarse, el cuidado de niños y la escolarización remota, el cuidado de ancianos y altas prestaciones federales por desempleo.
Por otro lado, un informe de Seeking Alpha asegura que las nuevas cifras de mayo influirán en la formulación de políticas tanto en el frente fiscal como en el monetario.
Los fuertes aumentos en la creación de empleo podrían aliviar algunas preocupaciones sobre la escasez de mano de obra, que se ha observado en todo el país a medida que la economía se reabre a un ritmo récord.
Si bien hay muchas razones para la escasez de contrataciones, los representantes del Partido Repúblicano han señalado programas como mejores beneficios por desempleo, mientras que los demócratas han señalado elementos como las responsabilidades del cuidado de los niños y las preocupaciones persistentes del COVID-19.
«Una repetición del débil informe de abril podría significar que la Fed no reducirá sus compras de bonos hasta el próximo año», según economistas de Citigroup, consignados por Seeking Alpha.
Por último, se podría esperar una oferta restringida y una demanda creciente, la combinación perfecta para un ajuste de precios al alza, dice Bruno Cavalier, economista en jefe de ODDO BHF.
A primera vista, la conclusión es que ese ajuste de salarios se producirá en el mercado laboral. “Es una posibilidad, pero no una certeza en absoluto”, asegura Cavalier.
El equilibrio del mercado de servicios laborales no se alcanza de la misma manera que el mercado de un bien básico. Entre los factores que hay que tener en cuenta están los contratos de trabajo, la rigidez de los salarios nominales, los marcos normativos (por ejemplo, el salario mínimo) y el desajuste de las cualificaciones.
Además, para un número determinado de empleados, las empresas pueden aumentar su oferta con aumentos de productividad, o incrementando las horas de trabajo, o reorganizando la producción (sustitución de capital por mano de obra, iniciativas de formación).
En EE.UU., el aumento de la productividad sigue la tendencia opuesta a la del desempleo a medio plazo.
“Evidentemente, es demasiado pronto para saber si los cambios provocados por la pandemia, como el desarrollo del trabajo a distancia y la digitalización, aumentarán o no la productividad del trabajo. Sin embargo, al menos podemos constatar que han llevado a las empresas a reducir toda una serie de costes fijos (gastos inmobiliarios). La «teoría» de una subida de los salarios, que restaría márgenes de beneficio, sigue siendo bastante hipotética”, concluye el experto.