El sentimiento sobre el mercado del oro ha mejorado considerablemente. Este activo refugio tuvo un mes de marzo muy bueno, registrando una subida de más de un 8%, impulsado por las turbulencias del sistema bancario, la debilidad del dólar y la bajada de los tipos de interés.
Según confirma Carsten Menke, Head Next Generation Research en Julius Baer, esta tendencia se inició tras las turbulencias del sector bancario estadounidense y estuvo apoyado en los temores a una recesión. Todo ello ha empujado los precios del metal precioso por encima de los 2.000 dólares la onza.
Para Menke, la cuestión de una recesión en EE.UU. es, de hecho, la más importante para el oro. “Una recesión inminente no sólo atraería a los buscadores de refugio al mercado en mucha mayor medida que en la actualidad, sino que también impulsaría a la Reserva Federal de EE.UU. a invertir su actual régimen de ajuste monetario. De hecho, este cambio de rumbo ya se ha descontado en los mercados desde el inicio de las turbulencias bancarias en EE.UU. y, por tanto, ha contribuido decisivamente a la subida de los precios del oro en las últimas semanas”, explica.
Sin embargo, el experto de Julius Baer mantiene que EE.UU. evitará la recesión y ve improbable que se materialice una rápida reversión de la moneda estadounidense. “Por lo tanto, reiteramos nuestra opinión prudente sobre el oro, pero reconocemos, al mismo tiempo, que los riesgos de los precios a corto plazo están sesgados al alza por ahora”, añade.
Pese a la matización de Menke, Benjamin Dubois, responsable de Overlay en Edmond de Rothschild AM, considera que el entorno sigue siendo especialmente favorable para el metal precioso y, en particular, para el oro físico. “En primer lugar, el oro es una protección contra el riesgo sistémico. Contenido a corto plazo, no ha desaparecido por completo. Las consecuencias de la crisis bancaria se dejarán sentir sin duda durante muchos meses”, afirma.
Además apunta que una ralentización o incluso el fin del endurecimiento de las políticas monetarias por parte de los bancos centrales a ambos lados del Atlántico abre nuevas perspectivas para el metal amarillo. “La crisis bancaria y el mayor riesgo de recesión deberían animar a los banqueros centrales a aplicar políticas monetarias más acomodaticias y reducir el ritmo de subidas de tipos. En un contexto en el que la inflación se mantiene en niveles elevados, el oro debería beneficiarse de este cambio de tendencia”, argumenta Dubois.
Respecto a la fuerte apreciación del dólar estadounidense, que ha penalizado aún más el precio del oro en 2022, comenta que el entorno parece menos favorable para la divisa estadounidense (nivel elevado, ralentización de las próximas subidas de tipos, crisis bancaria) y la probabilidad de una corrección a la baja (iniciada a finales de 2022) es mayor.
Factores que marcan el precio
Desde Invesco señalan que antes de analizar qué podría ocurrir con el oro a corto plazo es necesario comprender qué condiciona su precio. “Entre los factores que influyen en el mismo figuran los tipos de interés, la rentabilidad de los bonos, la inflación, el dólar, la situación económica y la geopolítica. Algunos de estos factores están interconectados, lo que significa que si uno aumenta, los otros también lo harán, y viceversa. Esto suele ocurrir con la inflación, los tipos de interés, la rentabilidad de los bonos y el dólar. Por otra parte, la preocupación por la geopolítica suele existir con independencia de esos factores. Cuando ciertos factores presionan contra el precio del oro mientras otros lo apuntalan, a menudo todo se reduce a cuál de esas fuerzas los inversores consideran más potente o persistente”, explican.
Según su visión, los sucesos del año pasado aportaron algunos ejemplos útiles que muestran cómo se ha comportado el oro en determinadas condiciones. Por ejemplo, cuando Rusia invadió Ucrania en febrero de 2022, algunos inversores trataron de reducir su riesgo con activos que percibían como posibles “refugios de seguridad”, como los bonos del Tesoro estadounidense y el oro, lo que provocó un repunte de los precios. En este sentido, en 2022 la subida de tipos y la apreciación del dólar fueron dos factores determinantes en el precio del oro.
De cara a este año, según el análisis que hacen desde Invescco, los mercados han comenzado a descontar una fecha prevista para que la Fed deje de subir los tipos de interés y tratan de determinar en qué nivel se situarán cuando finalmente detengan su escalada; es decir, el pico o tipo de interés terminal. “No obstante, algunos datos económicos siguen siendo preocupantes, especialmente los de inflación y empleo, lo que dificulta que los inversores puedan predecir con cierta seguridad qué hará la Fed. Cuando se despeje el panorama y los inversores puedan realizar predicciones con mayor confianza, cabe esperar que disminuyan los problemas derivados del ascenso de los tipos, la rentabilidad de los bonos y el dólar”, añaden.
Por otro lado, desde Invesco recuerdan que las amenazas geopolíticas y económicas en un sentido amplio podrían, en ese caso, pasar a un primer plano, y sería ahí cuando el oro probablemente repuntara. En este sentido, argumentan: “Los informes apuntan a que Rusia está preparando una nueva ofensiva y Occidente parece dispuesto a financiar a Ucrania todo el tiempo que sea necesario. Y mientras ese conflicto sigue enconado, las tensiones entre China y Occidente, sobre todo, con Estados Unidos, podrían escalar por la situación de Taiwán”.