La ONU estima en 12 billones de dólares las oportunidades de negocio que se abren a la sostenibilidad, lo que podría generar 800 millones de nuevos puestos de trabajo. Además, según sus cálculos, las nuevas generaciones ya exigen ser sostenibles, de ahí la importancia tanto de la formación como de alcanzar la neutralidad climática en 2050. Esta es una de las conclusiones que se destacaron durante el último evento organizado por CFA Society Spain en colaboración con IE University en torno a la sostenibilidad.
“La sostenibilidad se ha convertido en un pilar fundamental del trabajo de los profesionales de la inversión. Para afrontar este reto debemos formarnos lo mejor posible, porque la buena voluntad no es suficiente, hay que disponer de criterios comunes y aceptados. Fruto de esta necesidad y de fortalecer la integridad de los mercados nace nuestra certificación ESG Investing”, señaló José Luis de Mora, CFA, presidente de CFA Society Spain.
En este sentido, los participantes del encuentro, entre los que estaban los miembros del Comité de Sostenibilidad de CFA Society Spain: Augusto Caro, CFA, CAd- Global Head of Sustainability, Santander AM; Juan Elorduy, CFA, CAd, Partner de Elona Capital; Pablo Bascones, Partner y responsable de sostenibilidad y cambio climático de PwC España; e Íñigo Serrats, CFA, Managing Partner y cofundador de Impact Bridge, aseguraron que «la inversión de impacto de calidad tiene el potencial de contribuir a la solución de algunos de los mayores retos a los que se enfrenta la sociedad». Según su visión, la intención es la clave: los profesionales de la inversión de impacto tienen una doble responsabilidad fiduciaria, tanto con los inversores como con los beneficiarios últimos de las inversiones −en muchas ocasiones, colectivos vulnerables situados al final de la cadena de valor.
«Cualquier fallo ético en la cadena de valor da al traste con el fin primordial de la inversión sostenible o la utilidad para el beneficiario último de aquella. La regulación en sostenibilidad es joven todavía, debe ser flexible y acomodarse a los tiempos. Los retos para los gestores de fondos residen en la educación. Se concretó la importancia de tender los puentes necesarios para que el conocimiento llegue a los inversores y a la sociedad», añadieron entre sus conclusiones.
Por último, insistieron en que la inversión en sostenibilidad necesita de talento y profesionales bien formados. «La industria financiera, el tercer sector y el mundo académico se necesitan para trabajar de forma coordinada en soluciones a los grandes desafíos de la humanidad. Y se puso el foco en la integración de la ética en la inversión sostenible, la cual es esencial para no dejar lugar a los tramposos del greenwashing y el impact washing», comentaron.
“La aceleración y multiplicación de los retos sociales y medioambientales a nivel global ha propulsado un creciente interés por la inversión de impacto. Varios estudios demuestran que los inversores de impacto generan un gran valor para las empresas sociales, ayudándoles a acometer su potencial. Garantizó que la cátedra trabaja en la actualidad en el desarrollo de una herramienta que recoge las mejores prácticas de los fondos de inversión de impacto europeos, lo que ayudará a identificar las múltiples formas para crear valor social o medioambiental más allá del retorno financiero», concluyó Rachida Justo, directora de la Cátedra Impact Bridge-IE, al cierre del evento.