La semana comienza con los analistas y los gestores vigilando los mercados después de que el pasado viernes la nueva variante del coronavirus, identificada en Sudáfrica y denominada como Ómicron por la OMS (Organización Mundial de la Salud), tiñó de rojo las bolsas de gran parte del mundo. Por ejemplo, en Europa., las bolsas de Fráncfort, Milán y París cayeron el viernes en torno al 4%-5%; mientras que el índice Nikkei lo hacía un 2,53%.
En el inicio de la presentación de perspectivas para 2022 por parte de las gestoras, esta nueva variante del virus pone de manifiesto que la pandemia sigue siendo uno de los principales riesgos para las economías mundial y los mercados. “Los riesgos para el crecimiento mundial ya se han sesgado a la baja, con la desaceleración de China y la crisis energética como principales vientos en contra. Y ahora la nueva variante del virus añade más incertidumbre a las perspectivas macroeconómicas y políticas de los próximos meses. Con la probabilidad de que la inflación se mantenga en niveles elevados y que nuevas interrupciones en la cadena de suministro la hagan subir aún más, los bancos centrales se enfrentan a un dilema político cada vez más difícil. En aras de proteger el crecimiento y los mercados laborales, es posible que haya que reducir la retórica agresiva de instituciones como la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra, al menos hasta que la nueva variante revele sus cartas. Para los mercados, esta temporada festiva podría resultar más volátil de lo que los inversores esperaban”, apunta Anna Stupnytska, economista global en Fidelity Intenational.
Según el análisis de Dan Suzuki, vicedirector de inversiones de Richard Bernstein Advisors LLC, el mercado había comenzado a esperar que se aliviaran las disrupciones en la cadena de suministro, pero una variante resistente a la vacuna significaría sin duda que esas disrupciones persistirán mucho más tiempo. “Esto pondría a los bancos centrales en la muy difícil posición de tener que elegir entre impulsar el crecimiento y el empleo o combatir una inflación incómodamente alta”, matiza.
En opinión de Axel Botte, estratega global de Ostrum (afiliada a Natixis IM), estos riesgos sanitarios podrían anunciar una corrección de los mercados y advierte: “La situación sanitaria está desencadenando la toma de beneficios en la renta variable, la caída de los tipos y el desplome del euro. El regreso de la amenaza de coronavirus provocó un fuerte retroceso en las cotizaciones bursátiles durante la sesión del pasado viernes y es probable que se revise a la baja el crecimiento del cuarto trimestre”.
Para Botte, los riesgos del coronavirus, lógicamente, pesan sobre los valores europeos, en particular sobre los de las compañías aéreas. “Los bancos sufren claramente el retroceso de los rendimientos de los bonos. Por su parte, los crecimientos seculares (tecnología, farmacia) siguen teniendo un rendimiento superior. Además, el petróleo, por debajo de los 80 dólares, cotiza en medidas de bloqueo. El posible uso de las reservas estratégicas de petróleo mencionadas en Estados Unidos y en China también ha contribuido a la caída de los precios del crudo”.
Por su parte, Mathieu Racheter, jefe de Análisis de Estrategias de Renta Variable en Julius Baer, indica que los valores de los sectores cíclicos lideraron el descenso, con las acciones de viajes, petróleo y gas, y las financieras entre los peores resultados, mientras que los valores de tecnología de la información y de salud ofrecieron cierta protección en términos relativos.
Según Martin Moeller, gestor de carteras de Union Bancaire Privee (UBP), “esto es un revés para todas los valores implicados en la reapertura de las economías y el impacto más inmediato está siendo en el sector de los viajes, ya que algunas conexiones de vuelos se están cancelando. Aquellas compañías de productos y servicios para estar en casa se están beneficiando, como la entrega a domicilio de comida, las empresas de tecnología médica que han digitalizado los análisis clínicos, Netflix, Logitech, etc”.
Igual esta corrección puede ser también una oportunidad. En opinión de Moeller, muchos inversores se han quejado de unos mercados en continuo ascenso que ofrecen pocas oportunidades de entrada. Ahora bien, “dado que en 2022 veremos una flexibilización de las cadenas de suministro y el retraso en la ejecución de pedidos previos ha sido muy fuerte, esto debería ser un apoyo para el crecimiento económico”, argumenta el gestor de UBP.
Respecto a su impacto en la renta fija, Chris Iggo, CIO Core Investments de la gestora de fondos de inversión AXA Investment Managers, añade: “Hay buenas razones para pensar que los rendimientos de los bonos deberían ser más altos. Sin embargo, la noticia sobre una nueva variante del COVID-19 ha creado un fuerte movimiento de retirada de posiciones de riesgo en previsión de posibles nuevas perturbaciones del comercio y la actividad mundiales. Es demasiado pronto para juzgar, según los científicos, si la nueva variante detectada en el sur de África será capaz de evadir las vacunas actuales, pero está claro que ese es el riesgo. Una nueva oleada de cierres y la caída de la actividad empujarían claramente los rendimientos de los bonos a la baja”.
“En un momento de máxima tensión por los nuevos temores levantados por la variante Omicron, la caída histórica del petróleo, el desplome de los sectores relacionados con la pandemia o el alza de la volatilidad, en un contexto donde los temores venían del lado de la inflación y el crecimiento, venimos comentando en este repaso semanal de los mercados que, pase lo que pase, lo importante siguen siendo los flujos. Y resulta que a inicios de semana ya se venían produciendo esas salidas de dineros de renta variable global. De momento, es indudable que las señales de alerta se han convertido en una realidad que debe ser monitoreada en las próximas sesiones”, concluye Javier Molina, portavoz en España de eToro.
Sin embargo, el análisis semanal a cargo del experto Carlos Ruiz de Antequera, recordaba que contamos con la experiencia reciente del “susto inicial que supuso la aparición de la Delta” y con la tranquilidad de lo que sucedió después. “Muchos de los casos identificados en Sudáfrica están fechados antes del verano. Adicionalmente, los gobiernos están hoy más equipados -desde el punto de vista sanitario y de conocimiento- para actuar con diligencia. La UE y el Reino Unido ya han anunciado propuestas para restringir el tráfico aéreo con la región. A corto plazo las temáticas de reapertura también serán objetivo del nerviosismo de los inversores”, explicaba en su análisis semanal de este sábado.
Según destaca Racheter, los inversores están especialmente preocupados por el elevado número de mutaciones en la proteína de la nueva cepa, que supone un riesgo para la eficacia de las actuales vacunas disponibles. «De cara al futuro, las preguntas clave para los inversores son: ¿cuál es el grado de contagio del virus en comparación con la variante dominante delta? y ¿cuál es la eficacia de las vacunas para prevenir la enfermedad grave y las muertes?, para las que es posible que no conozcamos las respuestas durante semanas», añade.