La Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) ha anunciado el paso de un ciclo de liquidación con fecha de negociación a dos días (T+2) a otro con fecha de negociación a un día (T+1), una medida que entrará en vigor el próximo 28 de mayo. Afectará a la renta variable al contado, la deuda corporativa y los fideicomisos unitarios de inversión estadounidenses. En Canadá, la Canadian Securities Administrators (CSA) y la Canadian Capital Markets Association (CCMA) garantizarán que el mercado canadiense se mantenga alineado con el estadounidense, por lo que la fecha de implementación de esta medida queda establecida para el 27 de mayo de 2024.
Estas modificaciones en la liquidación de valores tendrán un impacto notable en el día a día de los agentes del mercado. Manuel Pineda, responsable de Securities Services de Citi en España, comenta que, en términos generales, un ciclo de liquidación más corto brindará oportunidades para una mayor automatización y estandarización, así como una reducción de los riesgos sistémicos y una mayor eficiencia general de la liquidación. También creará oportunidades para administrar mejor los saldos de efectivo, según el experto, además de que una liquidación más rápida podría dar lugar a un mayor volumen de negocios y, por tanto, a una mayor liquidez de los instrumentos financieros.
James Foster, Market Specialist of Securities Services en BNP Paribas, a la hora de hablar de las implicaciones de la medida, pone el foco en que el impacto es bastante más importante para las entidades en Europa y Asia que las estadounidenses por la diferencia de horario. Por ejemplo, según el experto, el deadline para mandar afirmaciones será a las 21.00 EST en la misma fecha de contratación. Pero esa hora, en España, equivale a las 3.00 am. “La compresión de tiempos para los procesos de post-contratacion significa que las entidades tienen que ser mucho más eficientes”, asegura Foster, que en este punto desvela otra derivada de la aplicación del T+1: muchas firmas están buscando las eficiencias mediante la externalización de ciertos procesos a entidades especialistas.
Una de ellas, sería la propia BNP Paribas. En este punto, aclara que hay mucho interés por el servicio de ‘execution to custody’ -un servicio global de ejecución, liquidación y custodia a través de un único portal- que permite a una entidad mandar una orden de compra o venta. Las entidades especialistas -como BNP Paribas- se encargan de todos los demás procesos hasta la liquidación y custodia de los valores y “el inversor no tiene que mandar ni instrucciones de liquidación”.
Aspectos negativos
Aunque la reducción de tiempos en la liquidación de valores traerá aspectos positivos a los mercados y nuevos negocios a algunas firmas, también pueden tener consecuencias menos favorables. Entre ellas, Pineda apunta a posibles dificultades en otras actividades adyacentes a la liquidación, como el mantenimiento de activos, el préstamo de valores y la gestión de repos y garantías.
Por su parte, Foster señala que habrá retos relevantes, como que la medida requerirá ajustes en los procesos y sistemas internos para adaptarse a la nueva normativa de liquidación más rápida. Además, las entidades más pequeñas pueden enfrentarse a desafíos adicionales “al tener recursos limitados y capacidades tecnológicas menos avanzadas”.
La presión para cumplir con los plazos de liquidación más cortos podría generar costes adicionales y aumentar la necesidad de una gestión de riesgos más precisa. Su colega en BNP Paribas, Raquel García López, Head of Client Services for domestic clients, Securities Services BNP Paribas, añade como uno de los retos más importantes el relacionado con el mercado de divisas, “que seguirá un ciclo de liquidación de D+2 y, además, las dificultades de franja horaria que tendrán que soportar los mercados europeos y asiáticos”.
Precisamente, Efama, de cara a la entrada en vigor en Estados Unidos de la aplicación del T+1 el 28 de mayo, ha pedido a los bancos centrales y a los reguladores que consideren las repercusiones en el riesgo de liquidación de divisas. Según el organismo, una encuesta propia reciente entre gestores de fondos europeos estima que el 40% de los flujos diarios de divisas ya no podrán liquidarse a través de la plataforma CLS. “En un día normal de negociación, esto podría suponer entre 50.000 y 70.000 millones de dólares, mientras que en mercados volátiles esta cifra podría ascender a cientos de miles de millones”, argumentan en Efama, donde añaden que el aumento del riesgo de liquidación de divisas conlleva implicaciones sistémicas, “como han demostrado episodios históricos anteriores”.
Efama, por lo tanto, insta a los bancos centrales y a los reguladores a que adopten “un papel más proactivo a la hora de exigir medidas paliativas”, como pueden ser “la ampliación de la hora límite del CLS, y la mejora de las horas límite y la alineación entre la comunidad de custodios”. Esta urgencia se ve agravada por el hecho de que a los pocos días de la entrada en vigor de la medida, tendrán efecto los cambios trimestrales de índices relevantes, como el MSCI World.
Implicaciones en la gestión
Foster opina que, a nivel gestión de carteras, este cambio permite aprovechar mejor las oportunidades de inversión a corto plazo. “Al poder ejecutar las operaciones con mayor rapidez, liquidar en T+1 permite reaccionar más rápidamente a las condiciones del mercado y aprovechar oportunidades de inversión que puedan surgir”, asegura. Además, las instituciones financieras pueden minimizar el tiempo de exposición a las posiciones abiertas y reducir el riesgo de mercado, “lo que permite gestionar más eficazmente el riesgo de volatilidad y el cambio en los precios de los activos”.
Por otra parte, el experto apunta que, al proporcionar una mayor flexibilidad, la liquidación en T+1 permite a los gestores ajustar las posiciones con mayor frecuencia y realizar cambios tácticos para optimizar el rendimiento de la cartera en función de las condiciones del mercado y las expectativas económicas, así como aprovechar oportunidades a corto plazo al participar en estrategias de negociación más ágiles.
Por otra parte, señala que algunos inversores quieren asegurar que tienen una posición en una fecha concreta, por ejemplo, para poder participar en la junta anual de un emisor. “En este caso, un ciclo de liquidación más corto da más tiempo al inversor para completar con éxito la ejecución de la compra”, asegura.
¿Extensión a otros países?
El hecho de que un mercado tan potente asuma una medida de relevancia para los mercados podría obligar a otros rivales a seguir sus pasos, con el fin de no quedarse atrás. Pineda resalta que no existe ninguna «obligación» para otros mercados de seguir a Estados Unidos en un acortamiento del ciclo de liquidación. Sin embargo, teniendo en cuenta las sólidas interconexiones existentes en los mercados financieros mundiales, “es importante que se lleve a cabo un análisis detallado de los posibles impactos, desafíos, costes y beneficios con aportaciones de todas las partes interesadas, antes de que se adopte formalmente una decisión final”. El aumento del interés y el impulso en toda la industria sobre la posibilidad de una implementación de T+1, también en Europa, “debería permitir fuertes esfuerzos de colaboración hacia un análisis técnico detallado como prioridad inmediata”, según Pineda.
De hecho, el presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) española, Rodrigo Buenaventura, subrayó en la X Jornada de Securities Services -organizada por Cecabank- que “el cambio adoptado por las jurisdicciones norteamericanas ha tenido como consecuencia inmediata la apertura del debate sobre el rumbo a tomar en la Unión Europea y el que finalmente se fije influirá en gran medida en la posición competitiva de los mercados europeos en un futuro cercano”. Incluso, recordó que ESMA, en colaboración con el ESCB, deberá entregar en enero de 2025 un primer informe al Consejo y al Parlamento Europeo “sobre la conveniencia de adoptar un ciclo de liquidación más corto, sus costes y beneficios y la posible hoja de ruta a seguir para su implantación”.
En este punto, Buenaventura apuntó como aspecto desfavorable a la implantación de la medida la mayor fragmentación de mercados e infraestructuras de post-contratación en Europa, que “complica estos procesos respecto a los seguidos en Estados Unidos que opera a través de tan sólo una cámara de compensación, liquidan en un único depositario central, en una sola divisa y no se enfrentan a las particularidades propias de cada jurisdicción presentes en la Unión Europea”.
Desde una mirada de más largo plazo, los expertos reconocen que existen discrepancias sobre la idoneidad de adaptar los mercados europeos a T+1 por los elevados recursos que requiere. “En un medio plazo es posible que exista una tecnología, como por ejemplo el blockchain, para pasar directamente a T+0 o incluso a la liquidación atómica o en tiempo real, que es lo que están buscando las nuevas generaciones que no entienden por qué tienen que esperar uno o dos días después de la compra para recibir un instrumento financiero”, apunta Foster.