Fidelity International ha publicado recientemente su Informe anual de inversión sostenible 2023, titulado Nature Positive, en el que se detalla el enfoque de la inversión sostenible de la firma y los progresos realizados en 2022 en varias áreas clave de la dimensión ESG. Entre ellas, la inversión en biodiversidad.
Jenn-Hui Tan, responsable mundial de Supervisión e Inversión Sostenible de Fidelity International, comentó que a pesar de los enormes retos en el plano de la geopolítica y la inflación que asediaron a las economías en 2022, “la inversión sostenible sigue evolucionando a buen ritmo y nuestro enfoque está variando a medida que las temáticas sistémicas, como la naturaleza, cobran mayor relevancia”.
¿Por qué debe importar la biodiversidad a los inversores?
Las estimaciones sugieren que aproximadamente la mitad del PIB mundial depende moderada o altamente de la naturaleza. Entre otros efectos, la pérdida de biodiversidad afecta negativamente a la fertilidad del suelo, lo que dificultará satisfacer la demanda mundial de alimentos.
Por tanto, los inversores deben considerar los tipos de riesgos de inversión relacionados con la biodiversidad en las carteras, según refleja el informe de Fidelity. Entre ellos figuran los riesgos físicos, de desintermediación, los reglamentarios y jurídicos, así como los de transición y los reputacionales.
Las estimaciones del sector sugieren que se necesitarán unos 8,8 billones de dólares de inversiones acumuladas en la naturaleza de aquí a 2050 para garantizar que el riesgo para la biodiversidad sea gestionable, tal y como recoge el estudio. En la actualidad esa cifra de inversión anual global es de sólo 146.000 millones de dólares. Se trata de una brecha importante y un enorme mercado para empresas que desarrollen procesos y soluciones para detener o invertir la pérdida de biodiversidad o bien mitigar los riesgos para el capital natural. Dado que es necesario gastar unos 100 billones de dólares para hacer frente al cambio climático de aquí a 2050, y el cambio climático provoca la pérdida de naturaleza y naturaleza y viceversa, es posible que las inversiones sean aún mayores.
En Fidelity, los estrategas tratan de abordar la biodiversidad como tema de inversión de las siguientes maneras:
- Identificar los riesgos clave para la biodiversidad y su impacto potencial en las carteras y comprometerse con los emisores en la gestión y mitigación de esos riesgos; esto incluye el análisis de los sectores de mayor impacto y dependencia y los impulsores clave de la pérdida de naturaleza.
- Invertir en empresas que lideren la preservación y recuperación de la naturaleza a través de sus operaciones.
- Invertir en empresas que desarrollen soluciones para ayudar a mitigar los impactos.
La inversión ESG resiste
En los últimos años, los flujos hacia fondos ESG han crecido significativamente impulsados por la regulación y demanda por parte de los inversores. Pero el conflicto en Ucrania y las secuelas cíclicas de la pandemia pesaron en los mercados en general y en los precios de las acciones de los líderes ESG, dado su típico sesgo de inversión de calidad.
A pesar de estos vientos macroeconómicos y de mercado, los flujos se mantuvieron bien en el mercado de fondos ESG en 2022 y superaron a los fondos no ESG con entradas netas positivas. Si bien esta instantánea no ofrece ninguna orientación sobre los flujos en 2023, esperamos que esto continúe como una tendencia a largo plazo, aunque con baches en el camino.
Los bonos verdes y sostenibles se vieron afectados de forma similar el año pasado por las condiciones macroeconómicas, ya que la política monetaria se endureció para frenar la inflación y la emisión cayó junto con un descenso mundial de la emisión de bonos. Sin embargo, S&P Global espera que la emisión sostenible vuelva a crecer en 2023, para alcanzar entre 900.000 y 1 billón de dólares, mientras sigue aumentando su cuota en el mercado mundial de renta fija.
Esto se debe a una mayor actividad reguladora y a la demanda de productos sostenibles, pero la credibilidad de las normas de los emisores y el uso de los ingresos siguen siendo motivos de preocupación que podrían limitar la demanda.