La volatilidad política a la que se enfrenta EE.UU, principalmente desde la renuncia a la reelección por parte del presidente Joe Biden y el incipiente nombramiento de Kamala Harris, quien está definiendo su formula en estos días, ha traído algunos tropezones para el mercado. Además, las fallas mundiales de la tecnología, que generaron impactos globales como cancelaciones de vuelos, fallos en laptops y otras interrupciones, siguen causando dolores de cabeza.
Con este contexto, la temporada de resultados del segundo trimestre entregó valores mixtos, destacándose los números decepcionantes de dos de las acciones de los Siete Magníficos, Tesla y Alphabet (la matriz de Google). Su pobre desempeño recibió una gran desaprobación de Wall Street y sugirió que el impulso de la inteligencia artificial (IA) ya podría estar incluido en los precios de las acciones tecnológicas, dice un informe de Nuveen.
Por esta razón, el informe de la gestora apunta a la inversión en infraestructura como una oportunidad. Con la posibilidad distinta de una mayor volatilidad del mercado durante la segunda mitad de 2024, “la infraestructura global cotizada públicamente es una categoría que vale la pena considerar, aseguran los expertos de Nuveen. Esta clase de activos ofrece fundamentos sólidos y una forma de participar en algunos de los mega temas y tendencias que actualmente están dando forma al entorno del mercado.
“En particular, creemos que la infraestructura cotizada probablemente continuará beneficiándose del crecimiento de la inteligencia artificial generativa (IA), así como del aumento de la relocalización y la nearshoring de las operaciones de manufactura por parte de empresas multinacionales con sede en EE.UU. que buscan acercar sus cadenas de suministro a casa”, reflexionan.
Dentro del universo de infraestructura invertible, se destacan los centros de datos y desarrolladores y propietarios de activos de generación de energía eléctrica. La inversión en nuevos centros de datos es crucial para apoyar el crecimiento continuo de la demanda de IA generativa. Las instalaciones de centros de datos son grandes consumidoras de energía.
Los expertos de Nuveen alertan que se espera que el consumo anual de energía por parte de los centros de datos en EE.UU. más que se duplique para 2030, según McKinsey. Este aumento en la demanda requerirá una inversión sustancial en nueva capacidad de generación de energía a nivel global. Los inversores han mostrado un gran interés en la generación de electricidad con bajas o nulas emisiones, creando una ventaja significativa para los desarrolladores de tecnologías renovables frente a las convencionales.
Además, las empresas de servicios eléctricos son negocios con costos fijos grandes. Una base de clientes en expansión y una demanda creciente permiten que estos costos se distribuyan entre un mayor número de clientes. Esto puede proporcionar a las empresas de servicios públicos una palanca importante, permitiendo inversiones adicionales para potenciar el crecimiento mientras se disminuyen los costos para los usuarios finales. Además, las empresas de servicios públicos se cotizan con un descuento considerable en comparación con el Índice S&P 500.
Por último, las empresas de infraestructura global están respaldadas por una demanda inelástica para las funciones o servicios necesarios que proporcionan. Y dado que los marcos regulatorios permiten a estas empresas trasladar los costos más altos resultantes de los impactos inflacionarios, la clase de activos de infraestructura puede ser una cobertura efectiva contra la inflación gracias a sus flujos de efectivo contractuales a largo plazo, concluye el informe de Nuveen.
Al análisis de la gestora se le suma la opinión de representantes de la industria que prefirieron no ser citados para este informe, pero que opinaron que un eventual triunfo de Donald Trump podría generar un impacto mayor en las industrias de infraestructuras y sobre todo un ímpetu a las industrias más tradicionales.
Por otro lado, los expertos consultados por Funds Society comentaron que las propuestas de Trump, sobre todo la impronta proteccionista y la defensa de la industria tradicional, podría frenar el descenso de la inflación.