Según la última encuesta realizada por Bank of America a inversores de crédito, la inflación es su mayor preocupación. En particular, les inquieta el aumento de los precios de los alimentos. Por primera vez desde abril, el 30% de los inversores coincide en que la inflación es el “gran problema”.
Sin embargo, según apunta Bank of America en sus conclusiones, la angustia por la inflación no se refiere tanto a las “medidas normales” (IPC estadounidense, precios de las materias primas, expectativas de inflación, etc.), ya que las recientes subidas se consideran transitorias. “La preocupación por la inflación se centra en los alimentos. La subida del 40% interanual de los precios de los alimentos a nivel mundial corre el riesgo de invertir las tendencias de la pobreza y de provocar una mayor incertidumbre política”, explican.
Ahora mismo, el debate sobre la inflación se sitúa justamente en ver si es temporal o estructural, y en analizar los factores que están generando esa subida. “La cuestión más importante ahora es el carácter transitorio o no de esta inflación. Si hacemos caso al discurso de la Reserva Federal de EE.UU. y si compartimos sus interpretaciones, entonces sí, esta inflación es transitoria, y no es realista esperar una mayor inflación estructural mientras el mercado laboral siga estando tan lejos del pleno empleo. De hecho, es muy probable que gran parte de la inflación que estamos experimentando actualmente sea transitoria. Los precios de los coches de segunda mano se normalizarán una vez que se resuelvan los problemas de suministro, los efectos de base desaparecerán de forma natural, y el estímulo fiscal de EE.UU. puede haber llegado a su tope, lo que limitará la nueva subida de precios de las materias primas. Por lo que respecta al sector inmobiliario, el carácter transitorio de la inflación mantendría la tasa de rendimiento de estos activos bajo presión y respaldaría su valoración”, argumenta François Rimeu, estratega senior de La Française AM. En este sentido Rimeu señala que el tema de la inflación y la reflación debería seguir presente en los mercados y guiar las decisiones de los inversores los próximos meses.
Como demuestra la encuesta de Bank of America, los inversores en crédito también tienen otras preocupaciones. “Nuestra encuesta revela que los inversores tienen poco miedo a la recesión mundial (incluso con los temores de que se alcance el pico del ciclo); a una corrección del mercado de valores (incluso con una mayor fragilidad en los valores tecnológicos); y a la actividad de los accionistas (incluso con la recuperación del flujo de noticias en el Reino Unido). En cambio sí al alto nivel de deuda de los países”, señalan desde Bank of America.
En este sentido, un 15% de los encuestados reconoce que su principal preocupación es la sostenibilidad de la deuda. “Puede que las economías se recuperen antes de lo previsto, pero sus niveles de endeudamiento siguen estando muy arraigados. La última actualización del BIS muestra que la relación entre la deuda y el PIB en todo el mundo ha aumentado hasta el 278% a finales del año pasado. Además, a los estados les está costando mucho más desapalancarse que a las empresas. Creemos que esto apunta a temas crecientes de redistribución (mayores impuestos a las empresas), austeridad (las normas de deuda de la UE vuelven a partir de 2023) y populismo (votantes enfadados)”, explican desde Bank of America. En este sentido, el banco destaca que el sector empresarial ha disfrutado de un saludable desapalancamiento desde la segunda mitad del año pasado, con recortes de dividendos, de capex y de salarios que han servido de lastre a la disminución de los ingresos. Sin embargo, en el sector público la deuda sigue aumentando y los déficits persisten.
Los inversores ven claro este riesgo a la par de que están convencidos de que el “pico” de la recuperación está a punto de llegar: para un 35% de los inversores se producirá en el cuatro trimestre de este año y un 29% lo sitúa en el primer trimestre de 2022.
Otra de las conclusiones relevantes de esta encuesta es que los inversores consideran que existe una alta divergencia en materia de política monetaria y mantienen la previsión de que la Fed será mucho más dura que el BCE en la retirada de estímulos y subida de tipos. El 33% de los inversores afirma que cualquier movimiento hacia el objetivo de inflación media cambiaría las reglas del juego. Además ven que un mayor programa de compra de activos durante más tiempo y una orientación más explícita hacia el futuro también serían factores que influirían en el mercado. Por el contrario, los recortes de los tipos de interés y la claridad en la «preservación» se considerarían como no eventos.
“Los inversores consideran que el final del PEPP instiga un mercado bajista de algo más de 20 puntos básicos para los bonos de alta calidad y 80 puntos básicos para los de alta rentabilidad. Los inversores en investment grade mantienen la esperanza de que gran parte del PEPP sea sustituido por otro QE. En cambio, los inversores en high yield confían en que la mejora de los fundamentos sea suficiente para proteger el crédito apalancado de los menores vientos de cola de la política monetaria”, apuntan desde Bank of America.
Por último, la encuesta muestra que los inversores han vuelto a llevar las compras de crédito a máximos históricos después de que Lagarde calmara los mercados a principios de junio. Según explican: “Mientras que la cobertura de posiciones cortas ha sido el tema dominante (servicios públicos, telecomunicaciones, comercio minorista), los inversores han reducido los saldos de efectivo de los fondos de inversión a sólo el 3,4%, muy por debajo de la media actual, y de vuelta a los niveles vistos por última vez en diciembre de 16. Esto hace que el crédito de alta calidad sea vulnerable a un entorno de subida de tipos que esperamos antes de la reunión del BCE de septiembre. Los contrarios deberían comprar bonos largos, LT2 e industriales durante los próximos meses”.