Ya conocemos la visión que tienen las gestoras internacionales para este año, pero ¿qué opinan las firmas de banca privada del sector? Recesión, inflación, bancos centrales y riesgos geopolíticos vuelven a ser las principales palabras que se repiten en sus outlooks de cara a 2023.
Si nos centramos en una visión macro de lo que nos espera este año, los analistas de Nomura consideran que la pandemia, la guerra y los efectos del cambio climático han sumido a la economía mundial en un profundo desequilibrio. En este sentido, advierten que habrá recesiones duraderas, de alrededor de seis meses, en Estados Unidos, en la Unión Europea y en el Reino Unido, con un crecimiento del PIB en 2023 del -0,8%; -1,4% y -1,5%, respectivamente. Mientras que consideran que habrá recesiones más cortas en Australia, Canadá y Corea del Sur.
En cuanto a China, prevén que la recuperación económica del gigante asiático sea irregular al principio pero que ganará fuerza y durabilidad en el segundo semestre. Sin embargo, defienden que Asia está bien posicionada para liderar la próxima recuperación económica mundial, pero no hasta el segundo semestre de 2023, y la India y la ASEAN están llamadas a ser las nuevas estrellas emergentes de Asia.
En la zona euro en particular, los analistas prevén que será necesario un mayor endurecimiento monetario. Pronostican un aumento de 50 puntos básicos (pb) en febrero y un último aumento de 25 pb para alcanzar un máximo del 3,50 % a mediados de 2023. Además, los expertos señalan que no esperan una crisis de deuda al estilo de 2011-2012, no obstante, la combinación de una deuda pública elevada y una recesión inminente aún puede tensar la estructura del sistema del euro en su conjunto.
“Es probable que los bancos centrales y los inversores encuentren un 2023 bastante más fácil. Prevemos que la inflación disminuirá, pero se mantendrá muy por encima de los objetivos de los bancos centrales. Confiamos en que puedan evitarse contratiempos mundiales importantes, por motivos geopolíticos, enfermedades u otros factores. En consecuencia, aunque se prevén más subidas de tipos por parte de los bancos centrales, las subidas de los rendimientos de la deuda pública a largo plazo deberían ser relativamente modestas de aquí en adelante. Lo peor ya ha pasado. Para los inversores en renta fija, rendimiento y calidad ya no serán una contradicción”, afirma Christian Nolting, Global CIO de Deutsche Bank.
Los protagonistas: bancos centrales, tipos de interés e inflación
Según los analistas de Nomura, los bancos centrales seguirán siendo los grandes protagonistas. “Deberán perseverar para reducir la rígida inflación”, reconocen y para ello, los analistas de Nomura prevén que la Fed subirá los tipos de interés oficiales hasta un máximo de 5,50%-5,75% y que el BCE alcance el 3,50%.
En opinión de Credit Suisse, la Fed debería poder pausar las subidas en primavera, seguida en breve por el BCE y el Banco de Inglaterra. Básicamente considera que la inflación ha tocado techo, pero es poco probable que descienda lo suficiente o lo bastante rápido como para que los bancos centrales puedan recortar los tipos en 2023; por ello no ven probable que ninguno recorte los tipos hasta 2024.
“Bienvenidos a la recesión de Godot. Al igual que Didi y Gogo esperan en la famosa obra de Beckett a un Godot que no llega, los mercados siguen esperando a un Godot que no llega, es decir, siguen esperando recesiones que resultan frustrantemente esquivas”, explican.
Según recoge en su documento de perspectivas, el endurecimiento de los bancos centrales está drenando el exceso de liquidez y ha logrado hacer estallar algunas de las burbujas inspiradas por la pandemia (SPACs, vivienda o cripto), pero probablemente haya que hacer mucho más para que las condiciones monetarias sean lo bastante restrictivas.
Todas las visiones coinciden en que la acción de los bancos centrales se regirá por el comportamiento de la inflación. “La inflación se ha vuelto un tema dominante. Estimamos una inflación de los precios al consumo del 8,9% en Alemania, del 8,4% en la zona euro y del 8,2% en EE.UU. para todo el año 2022. La inflación seguirá estando muy por encima de los objetivos fijados por los bancos centrales de Europa y EE.UU. en 2023. Mientras que la inflación general parece haber alcanzado ya su punto máximo en EE.UU., es posible que no lo haga en Alemania y la Eurozona hasta febrero o marzo de 2023. Para el conjunto de 2023, esperamos una inflación del 7,0% en Alemania, del 6,0% en la zona euro y del 4,1% en Estados Unidos. Es poco probable que en un futuro previsible la inflación vuelva a los niveles relativamente bajos observados antes de la pandemia del COVID-19”, indica el informe del centro de inversiones de Deutsche Bank sobre sus previsiones para este nuevo año.
Sobre cómo será esta inflación, la entidad alemana matiza que la energía podría seguir siendo un importante motor en su alza. Por ello, consideran que tienen sentido que los bancos centrales se fijan cada vez más en la inflación subyacente, que excluye los volátiles precios de la energía y los alimentos. “La inflación subyacente responde mejor a las variaciones del tipo de interés básico que la inflación general, que depende más de la oferta. El inicio relativamente tardío del actual ciclo de tipos de interés del BCE puede estar relacionado con este cambio de enfoque”, matizan.
Además, advierten de que la inflación en 2023 también podría ser superior a la prevista debido al impacto de estos elevados costes de la energía en los precios de otros bienes y, por tanto, en la inflación subyacente. “En general, es probable que los principales bancos centrales del mundo mantengan inicialmente una política monetaria relativamente restrictiva. Los actuales precios de los mercados de capitales así lo reflejan. Pero sigue existiendo el riesgo de que la inflación suba más de lo previsto, lo que obligaría a los bancos centrales a intervenir con más fuerza”, afirman.
Respecto a la región latinoamericana, desde Credit Suisse esperan que la inflación frene de forma paulatina y estiman que el crecimiento regional se desacelerará hasta el 0,5% en 2023. Según el documento, la rigidez de la inflación, las prácticas de indexación y la falta general de competitividad del sector privado serán factores que probablemente llevarán a los bancos centrales a mantener las condiciones financieras más restrictivas durante más tiempo. “Prevemos recortes de los tipos de interés oficiales en varios países, pero es probable que el proceso de reversión sea prolongado. El crecimiento de América Latina en 2022 sorprendió al alza, con unos resultados mucho mejores en casi todos los países de lo que esperábamos inicialmente”, indican.
En este sentido, y como nota positiva, su outlook señala que los bancos centrales de la región han mostrado su compromiso con la estabilidad de precios. “Tras este choque inflacionista, creemos que las autoridades monetarias de Latinoamérica han ganado mucha credibilidad como luchadores contra la inflación. Es probable que los tipos de interés de dos dígitos en Brasil, México y Colombia afecten a la actividad interna y, al mismo tiempo, mantengan estables las divisas. En 2023, esperamos que Perú y Colombia reviertan aproximadamente 200 y 300 puntos básicos de sus subidas, respectivamente”, añaden.
Viejos riesgos, pero más dramáticos
Según Ethan S. Harris, Global Economist de BofA Securities, los inversores tienen que ser conscientes de que los riesgos actuales son esencialmente versiones más dramáticas de los riesgos que arrastramos desde 2022. “Las preocupaciones geopolíticas han aumentado drásticamente con la invasión rusa de Ucrania y el aumento de las tensiones entre Occidente y China. Desde una perspectiva puramente económica, el principal riesgo es una inflación elevada y persistente y la respuesta de los bancos centrales a esa inflación”, matiza.
Además, aclara que no todos los riesgos son a la baja: “La eliminación de las restricciones al crecimiento chino podría desencadenar un gran repunte. La política china de COVID cero se ha suavizado tras el Congreso del Partido, y eso parece estar ocurriendo, aunque llevará tiempo ver hasta dónde llega la política y cuánta actividad estimula”.
En cambio, Harris considera que el débil crecimiento no pondrá al descubierto problemas sistémicos en la economía mundial, lo cuál considera una buena noticia. “Los balances de los hogares, las empresas y los bancos están en general en buena forma de cara a la recesión. Además, si los bancos centrales son la causa principal de la recesión, también pueden gestionarla mejor que si viniera de un choque estructural. Si la recesión es demasiado profunda, y la inflación va en la dirección correcta, pueden dar marcha atrás”, concluye.
En este sentido, Patrice Gautry, economista jefe de UBP, añade que el riesgo para los países desarrollados es que la renovación de las medidas de apoyo económico retrase el cambio de paradigma e interfiera en la política monetaria, sin aumentar el crecimiento potencial. “La consolidación fiscal se convertirá en una necesidad en 2024. En los países desarrollados, los gobiernos tendrán que mantener la deuda pública bajo control, y si no lo hacen, podrían ver cómo se les vuelve en contra con tipos de interés más altos en el mercado”, comenta.
Ante este contexto de riesgos, Deutsche Bank reconoce en su outlook que no espera que en 2023 se produzca otra liquidación similar a la de 2022 en los mercados mundiales de renta fija. Sin embargo, señala que si la elevada inflación resulta ser más persistente de lo esperado o aumenta aún más, los rendimientos de los bonos podrían volver a subir. “Si los rendimientos de la deuda pública estadounidense a 10 años aumentaran notablemente, creemos que se correría el riesgo de que se produjera otra venta masiva con un impacto significativo también en los mercados bursátiles y especialmente en los valores con una alta sensibilidad a los tipos de interés, como los del sector tecnológico”, indican.
El regreso de la renta fija
En opinión de UBP, de cara a futuro, la agilidad que fue necesaria para navegar por los mercados en 2022 seguirá siendo necesaria en 2023, ya que la economía mundial se mueve en una fina línea entre las economías desarrolladas que entran en recesión y las emergentes que tratan de consolidar sus recuperaciones.
“En general, los cambios de paradigma que se están produciendo obligarán a los inversores a caminar sobre la cuerda floja entre las nuevas oportunidades y los riesgos asociados a la transición de la economía mundial. En consecuencia, en 2023 esperamos seguir confiando en una gestión activa y dinámica del riesgo que nos ayude a mantener nuestro compromiso de preservar y hacer crecer el patrimonio de nuestros clientes”, señala Gautry.
Al igual que ocurría con los documentos de las gestoras internacionales, las firmas de banca privada consideran que 2023 trae la vuelta de la renta fija a las carteras. “Mientras que el riesgo de los tipos de interés fue el principal lastre para la rentabilidad en 2022, para el 2023 esperamos que el deterioro de la calidad del crédito y la ampliación de los diferenciales sean el principal riesgo. Sin embargo, la caída de las expectativas de inflación y los elevados cupones que se están ofreciendo a los inversores en renta fija son fuertes vientos de cola para una rentabilidad en renta fija moderada en 2023, mientras que la aceleración del riesgo de impago del crédito debería crear oportunidades para los inversores en crédito “distressed”. La selección activa del crédito, que es un factor clave para obtener rendimiento en las desaceleraciones cíclicas normales, será aún más crítica en 2023 en la eurozona, ya que ésta ha experimentado su propia transformación”, afirman desde UBP.
Sin embargo, desde Deutsche Bank advierten de que los inversores del mercado de bonos no tendrán motivos para relajarse. Y explican que el valor de los bonos seguirá fluctuando ampliamente, tardando en calmar el actual golpe de la inflación y las subidas de los tipos de interés. “Además, si se esperan subidas menos sustanciales de los tipos de interés en Estados Unidos y, sobre todo, en la zona euro, porque es probable que los bancos centrales prosigan con sus estrictas políticas antiinflacionistas, esto creará vientos en contra en el mercado de bonos. Debido a los riesgos existentes, es probable que los inversores prefieran inicialmente los bonos líquidos y con grado de inversión de EE.UU. y Europa en los próximos meses, a pesar de la vuelta a rendimientos atractivos en la mayoría de las categorías de bonos”, argumentan.