Tras un año de turbulencias en las economías y los mercados bursátiles, las gestoras consideran que las perspectivas para los mercados emergentes en 2023 son alentadoras, especialmente para países como China, India, México, Vietnam y Brasil. Eso sí, todos coinciden en la necesidad de ser selectivos y no perder de vista las cuestiones políticas.
“La suerte de los mercados emergentes el próximo año dependerá en gran medida de la evolución de la inflación, de la política monetaria de la Reserva Federal estadounidense y de la profundidad de la desaceleración mundial. Dado que el apetito por el riesgo es un motor clave de los flujos de capital y, por tanto, de la rentabilidad de los mercados emergentes, esto es realmente importante para los inversores y viene definido en gran medida por el entorno mundial”, señalan desde Janus Henderson.
En este sentido, uno de los motivos que lleva a las gestoras a considerar los mercados emergentes tiene que ver con el comportamiento de la inflación en la mayoría de estos países. “La mayoría de los mercados emergentes no tenían una inflación cercana a cero, ni tipos cero en este periodo. Así pues, aunque la inflación y, por consiguiente, los tipos de interés han subido, la magnitud de estas subidas ha sido mucho menos dramática que en Estados Unidos y Europa. Para muchos, India, México y Vietnam son quizás los mejores ejemplos, la inflación ha seguido una tendencia larga y descendente, que puede haberse interrumpido temporalmente, pero la tendencia descendente permanece en gran medida intacta. Las tendencias bajistas estructurales a largo plazo de la inflación suelen ser buenas para la renta variable”, afirma Rob Brewis, director de Inversiones de Aubrey Capital Management.
Las excepciones a esto serían, según Brewis, Turquía y Brasil. “En el otro extremo de la escala está China, que sigue siendo una economía totalmente deflacionista, y que continúa ejerciendo este impacto deflacionista en el mundo, como vemos con los paneles solares, las baterías y, cada vez más, los vehículos eléctricos”, añade el experto de Aubrey Capital Management.
En segundo lugar, otro de los aspectos positivos para los mercados emergentes que destaca Brewis es la política monetaria estadounidense. Según explica, y tomando de referencia a China, es muy difícil relajar la política cuando se aplica un tipo de cambio controlado y la divisa de referencia es muy fuerte. “Si los tipos estadounidenses están cerca de un máximo es algo que está abierto a debate, pero hay indicios de que la fortaleza del dólar podría al menos estar disminuyendo, lo que hace que sea mucho más cómodo para los bancos centrales de los mercados emergentes”, apunta.
El único renglón que se ha torcido en los mercados emergentes a finales de 2022 fue el debilitamiento de los precios de las materias primas. Según el director de Inversiones de Aubrey Capital Management, para la mayoría de los consumidores de los mercados emergentes, se trata de una muy buena noticia. “El cambiante panorama energético también es positivo a largo plazo para la mayoría de los mercados emergentes. India vuelve a ser el país más beneficiado en este sentido, con poco petróleo y mucha energía solar, al menos en términos de potencial. Rusia, a la que no hemos estado expuestos en los últimos años, es el principal perdedor”, añade Brewis.
Desde Janus Henderson recuerdan que, según las proyecciones del FMI/OEO, el diferencial de crecimiento entre los mercados emergentes y EE.UU. aumentará en 2023 y 2024, a medida que los mercados emergentes salgan relativamente indemnes de la desaceleración mundial. “Los motores estructurales del crecimiento de los mercados emergentes, como la tecnología y la demografía, son más favorables que los de los mercados desarrollados”, concluyen.
Oportunidades: renta fija y renta variable
Por eso, a medida que se acumulan los nubarrones de la desaceleración mundial en 2023, es probable que los inversores se planteen dónde refugiarse, y los mercados emergentes pueden ser una posibilidad para las carteras en 2023. ¿Dónde están las principales oportunidades? Las principales oportunidades en los mercados emergentes, las opiniones son claras: tanto en renta fija como en renta variable.
Empezando por la primera, desde Janus Henderson argumentan que, ante la posibilidad de que los mercados emergentes lideren la relajación de la política monetaria mundial a medida que la inflación disminuya y, de este modo, sean los primeros en estabilizarse o repuntar en el segundo semestre de 2023, se generará un contexto positivo para los fundamentales del crédito. “En nuestra opinión, la ralentización del crecimiento no será lo suficientemente significativa como para afectar a la calidad del crédito. La dinámica de crecimiento relativo está mejorando en los mercados emergentes, lo que también suele traducirse en entradas de capital”, afirman desde la gestora.
Y añaden que, con la retirada del capital menos dedicado a los mercados emergentes, ha surgido un panorama más limpio de oferta y demanda; por lo que se espera que la emisión de deuda repunte una vez que los mercados mejoren, pero en 2023 se espera una emisión soberana neta profundamente negativa en comparación con 2022. “Esto indica un panorama de oferta y demanda más ajustado que podría ser positivo para los diferenciales”, matizan desde Janus Henderson.
Respecto a su mercado de bonos, Kathy Collins, Investment Director, Emerging Market Debt de abrdn, considera que en el segmento de bonos corporativos de mercados emergentes hay un equilibrio riesgo/remuneración que es atractivo, debido a varios factores. Uno de ellos, según explica, es su valoración: “Ante todo, y a pesar del fuerte repunte de noviembre, los rendimientos de los bonos corporativos de los mercados emergentes se encuentran en niveles históricamente atractivos. El rendimiento del índice a finales de noviembre, de casi el 7,80%, es superior al 4,58% de finales de 2021, y está muy por encima de la media a largo plazo a 20 años del 6,13%. El aumento de los rendimientos se ha visto impulsado principalmente por la subida de los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense, aunque la compensación de los diferenciales ha aumentado en 90 puntos básicos para el índice más amplio en relación con finales de 2021. En conjunto, creemos que los rendimientos actuales ofrecen una compensación más que suficiente en relación con los riesgos actuales. Sobre todo teniendo en cuenta el contexto fundamental y técnico”.
Además, añade que estos activos tienen como peculiaridad que tienden a tener una duración relativamente menor, “lo cual es importante porque una menor duración significa una menor sensibilidad a la subida de los tipos de interés, que es un factor de riesgo clave en la actualidad”.
Ahora bien, su mensaje final es claro: ante el actual entorno macroeconómico refuerza la necesidad de invertir de forma selectiva. “Esto se debe a que la selección eficaz del crédito se vuelve aún más importante en condiciones financieras más restrictivas y entornos de crecimiento más débiles. Una de las principales preocupaciones de los inversores debería ser evitar posibles trampas de valor, es decir, aquellos casos en los que los mayores rendimientos de los bonos no compensan realmente la totalidad de los riesgos”, concluye Collins.
En el caso de la renta variable, Janus Henderson considera que los mercados emergentes pueden ofrecer este año un crecimiento muy atractivo con una valoración muy atractiva. “No a todos los países les va a ir bien en 2023; y no a todas las empresas o sectores les va a ir bien. Pero creo que la configuración es muy interesante para la segunda mitad de 2023, a medida que resolvemos algunos de estos problemas a más corto plazo”, matizan.
Uno de los aspectos en los que ven oportunidades es en la innovación. “Históricamente, los argumentos de inversión para los mercados emergentes se centraban en la convergencia y la externalización. Pero cada vez más hay una tercera razón para invertir en los mercados emergentes que es menos procíclica, y se llama innovación. Cada vez hay más empresas en los mercados emergentes que utilizan la tecnología para resolver las antiguas desigualdades de los mercados emergentes en la atención sanitaria, los servicios financieros, la experiencia del consumidor, etcétera. Aprovechando plataformas muy interesantes de maneras que quizá no se contemplen en los mercados desarrollados porque son problemas muy específicos de los mercados emergentes que se pretende abordar”, explican desde Janus Henderson.
Por último, desde Candriam apuntan que el proceso de transición energética al que se enfrentan muchos de los mercados emergentes puede ser una buena oportunidad de inversión, básicamente porque necesitan encontrar 94.800 millones de dólares más para lograr la transición al cero neto en 2060. “Para identificar oportunidades de inversión específicas creemos que los inversores deben crear un universo exhaustivo de empresas de mercados emergentes que desempeñen un papel positivo en la aportación de soluciones climáticas”, apuntan desde la gestora.
Según su experiencia, entre las empresas emergentes hay muchas “joyas ocultas”, cuyas actividades tienen poco que ver a primera vista con la transición energética, pero que en realidad resultan ser importantes contribuyentes. La gestora pone el foco en varios ámbitos, por ejemplo, en los productores de paneles solares ubicados en Asia, las compañías centradas en la fabricación de baterías para los coches eléctricos o los llamados “facilitadores ecológicos”, que Candriam define como “productores de bloques de construcción de una economía global más circular y más eficiente energéticamente”. Entre ellos figuran los principales proveedores de cobre y litio, metales esenciales para la descarbonización, o los productores de semiconductores, que se fabrican sobre todo en Asia y desempeñan un papel fundamental en la reducción del consumo de electricidad, y cuya demanda está creciendo.
La cuestión política
La estabilidad y situación política de los mercados emergentes suele ser una de las principales preocupaciones de los inversores a la hora de fijarse en los activos de estos países. De cara a este año, hay que tener en cuenta que la pandemia y las respuestas de los Gobiernos han cambiado las perspectivas políticas de muchos mercados emergentes. “La mayoría de los gobernantes que estuvieron en el poder durante los años de la pandemia de 2020-21 fueron destituidos, salvo el húngaro Viktor Orban. Después de que Chile y Perú votaran a los nuevos presidentes de izquierdas en 2021, Colombia y Brasil siguieron su ejemplo este año en medio de una creciente polarización política”, apunta Mali Chivakul, economista de mercados emergentes en J. Safra Sarasin Sustainable AM.
Según recuerda la experta, Argentina, Polonia, Tailandia y Turquía celebrarán elecciones generales este año. “La frágil economía argentina y la crisis política que atraviesa el actual Gobierno podrían conllevar que la oposición tenga muchas posibilidades de vencer en los comicios del año que viene. El partido Ley y Justicia (PiS) de Polonia mantiene su popularidad, pero se ha visto lastrado por el actual conflicto con la Unión Europea. Los partidos de la oposición de Tailandia necesitarán una victoria aplastante para superar la barrera constitucional y formar gobierno. Las elecciones turcas son cruciales, ya que la poco ortodoxa política macroeconómica del país puede dar un giro de 360 grados si el presidente Erdogan es derrotado”, señala Chivakul como resumen.