Los mercados financieros siguen demostrando que estamos en un entorno de incertidumbre global. Ejemplo de ello es que la onza de oro ha alcanzado los 3.000 dólares, lo que supone un nuevo máximo histórico en un contexto marcado por las medidas arancelarias a escala global y las negociaciones para alcanzar una tregua en la guerra de Ucrania. Según los expertos, los mercados financieros globales continúan esta tendencia de incertidumbre caracterizado por la interacción de múltiples factores, que incluyen la política monetaria, la evolución de los mercados de valores, el impacto de la guerra comercial y la creciente inestabilidad geopolítica.
En opinión de Felipe Mendoza, analista de mercados financieros ATFX LATAM, aunque los alcistas encuentran motivos para el optimismo, el 12 de marzo puede considerarse un punto de inflexión en los mercados de valores, con tendencias de recuperación. Según destaca, Goldman Sachs estima que el índice de precios PCE subyacente aumentó un 0,29% en febrero, en línea con las expectativas previas, mientras que el IPP anual cayó al 3,2%, por debajo de la previsión del 3,3%.
“El comercio internacional sigue viéndose afectado por las decisiones proteccionistas de la administración Trump. Estados Unidos mantiene su postura de aplicar aranceles a los automóviles importados el 2 de abril, lo que ha generado represalias por parte de Canadá con la imposición de aranceles del 25% sobre productos estadounidenses valorados en 29.800 millones de dólares canadienses. México también ha evaluado implementar medidas similares en respuesta a las tarifas al acero y aluminio. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha declarado que la UE está dispuesta a negociar con EE.UU., pero defenderá sus intereses ante cualquier nueva medida proteccionista”, apunta Mendazo como resumen de la situación actual.
Recortes de impuestos y desregulación: las promesas electorales
Libby Cantrill, responsable de políticas públicas de PIMCO, y a Allison Boxer, economista en PIMCO, reconocen que tras las elecciones, enmarcaron el probable impacto de las políticas económicas de la segunda administración presidencial de Donald Trump como una mezcla de verduras y postre. Es decir, consideraron que algunas políticas podrían dejar un sabor amargo para la economía y los mercados -es decir, las verduras-, mientras que otras apoyarían el crecimiento, el llamado postre. “El impacto económico neto del segundo mandato de la Administración Trump dependerá probablemente de la secuencia, el alcance y la combinación de todas estas políticas, con riesgos tanto al alza como a la baja”, afirman ahora.
Según su análisis, además de analizar los aranceles, los retos de gastos y la inmigración, aún quedan por llegar políticas más apetecibles y favorables al crecimiento. “Los participantes en el mercado pueden estar preguntándose cuándo oirán hablar más de los tipos de políticas favorables al crecimiento que impulsaron el dinamismo inicial de los mercados tras las elecciones, y pueden estar preocupados de que las políticas lleguen demasiado tarde o sean demasiado pequeñas para compensar las políticas más desafiantes mencionadas anteriormente”, señalan los economistas de PIMCO.
Cantrill y Boxer esperan que las políticas de recortes de impuestos y de desregulación pasen a primer plano. “Los republicanos están tratando de avanzar rápidamente en la puesta en marcha del tedioso y laborioso proceso de reconciliación presupuestaria que les permitirá extender la Ley de Recortes de Impuestos y Empleos de Trump”, explican.
En el caso de las políticas de desregulación apuntan que lleva tiempo debido a diversas leyes, pero incluso sin una desregulación real, la ausencia de nuevas normativas y una mayor claridad sobre el panorama normativo pueden impulsar potencialmente la actividad económica y el apetito de riesgo. “Algunos de estos efectos se están dejando sentir, aunque podría decirse que se han visto atenuados por otras incertidumbres. Por ejemplo, la actividad de fusiones y adquisiciones no ha experimentado un repunte significativo, en parte debido a la debilidad del mercado. A medida que Trump 2.0 avance, esperamos que los beneficios de la desregulación se reflejen en la confianza y la actividad empresarial”, apuntan.
Según su visión, aunque muchos participantes en el mercado se mostraron inicialmente optimistas, si no exuberantes, sobre lo que supondría una presidencia de Trump al anticipar todos los ‘postres del menú’, se han dado cuenta de que las primeras semanas han ofrecido una dieta más ‘rica en verduras’, y los mercados de renta variable en particular han reaccionado”, concluyen Cantrill y Boxer.
Guerras arancelarias II: de 2018 a 2025
Mientras, las tensiones arancelarias siguen siendo una prioridad para la nueva administración. El último capítulo lo escribió Trump hace unos días al amenazar con aranceles del 200% al vino y otras bebidas alcohólicas europeas si no se elimina el del whisky. Sin embargo, aquí no acaba la historia. “La amenaza de duplicar los aranceles a Canadá y de implementar aranceles de represalia contra cualquier país que se atreva a responder a las acciones comerciales de EE.UU. ha inquietado a los inversores, quienes temen las consecuencias de una guerra comercial en escalada”, señala Mark Dowding, BlueBay CIO, RBC BlueBay Asset Management.
Dowding cree que un posible escenario final en el que EE.UU. imponga un arancel del 10% como una especie de impuesto al consumo podría acabar considerándose un punto de equilibrio razonable. “Sin embargo, con el enfoque confrontativo y en ocasiones intimidante de Trump, existe el riesgo de que las tensiones sigan aumentando a corto plazo y que las relaciones se deterioren hasta el punto en que encontrar una solución inmediata se vuelva más difícil de acordar”, añade el experto de RBC BlueBay AM.
Desde Janus Henderson, recuerdan que los aranceles han sido sinónimo del enfoque del presidente Trump desde su primer mandato, marcando un aspecto significativo de su conjunto de herramientas políticas. Ya en 2018, implementó varios aranceles, centrándose principalmente en China y México, pero la Unión Europea también se vio afectada.
“La secuela actual se está desarrollando de manera diferente, especialmente en lo que respecta a las medidas adoptadas contra Canadá. La perspectiva de los aranceles podría actuar como catalizador de las negociaciones sobre temas distintos de los bienes afectados, que es en última instancia el objetivo de la administración. Esperamos que esto pueda extenderse a otros países o regiones, como Colombia, Panamá, Groenlandia, así como México y Canadá. Trump ya ha amenazado, pero no ha aplicado, aranceles a los productos procedentes de la UE, y podría dirigir su atención a otros países de la región de Asia-Pacífico para resaltar o abordar los desequilibrios comerciales percibidos. Hasta ahora, el presidente ha sido discutible en cuanto a las perspectivas de los aranceles del Reino Unido”, explican Celia Soares, gestora de cartera de clientes, Mike Talaga, director Global de Investigación de Crédito y James Maxwell, director de Investigación de Crédito EMEA, de Janus Henderson.
El impacto de la política comercial de Trump
En opinión de Chris Iggo, CIO Core Investment Managers en la gestora de fondos AXA Investment Managers y presidente del AXA IM Investment Institute, los mercados subestimaron el carácter perturbador de la administración de Donald Trump. “Esto está provocando un enorme replanteamiento de las perspectivas de crecimiento de Estados Unidos y de las implicaciones para la renta variable y los tipos de interés”, y advierte: “Los cambios geopolíticos se reflejarán en los mercados de renta fija más rápidamente que en los de crédito y renta variable”.
Según comenta Iggo: “Una cosa es segura: el riesgo político no va a desaparecer, y el riesgo político significa volatilidad en los mercados”. Tal y como explica el experto, “todo esto está alterando el comercio mundial y las relaciones políticas. Está creando incertidumbre tanto en los mercados como en los círculos diplomáticos. Hay claras implicaciones para la inversión, siendo la más obvia que el modo de hacer política empleado por Trump es uno que genera incertidumbre, lo que se refleja en una mayor volatilidad en los mercados financieros. El impacto potencial en el comercio y los flujos de capital es evidente y, a su vez, esto repercutirá en las decisiones de consumo e inversión, así como en la política económica. Los supuestos mantenidos anteriormente sobre el crecimiento, la inflación, la política monetaria y los costes de endeudamiento a largo plazo están siendo cuestionados”.