Ante la volatilidad global, el oro sigue batiendo récords. Muestra de ello es que los futuros del oro superaron el martes por primera vez la barrera de los 3.500 dólares por onza. Sin embargo, la explicación de su comportamiento no parece reducirse solo al principio de causa efecto -a mayor incertidumbre más demanda de oro- sino que, según los expertos, podría haber una tendencia. De hecho, en 2024 se registraron 40 nuevos máximos y el precio del oro en dólares subió un 19% en el primer trimestre de este año, el mayor incremento trimestral desde 1986.
Desde eToro destacan que el oro ha generado una rentabilidad de dos dígitos en tres de los últimos cinco años, con dos de ellos generando ganancias superiores al 24 %. En términos anuales, ha superado al S&P 500 en tres de los últimos cinco años y en cuatro de los últimos siete. «El oro ha tenido un rendimiento estelar y sirve como recordatorio de que una cartera diversificada puede ayudar a los inversores a capear el temporal cuando la volatilidad repunta. A menudo se considera un activo refugio en tiempos difíciles, y claramente, esta condición de refugio ha sido muy solicitada este año. Esto ocurre en un contexto de caída de los precios de las acciones, volatilidad en los bonos y un dólar estadounidense debilitado», señala Bret Kenwell, analista de eToro en EE.UU.
Goldman Sachs prevé que el metal podría alcanzar los 4.000 dólares a mediados de 2026, ya que los flujos hacia los ETF de oro y las compras de los bancos centrales siguen apoyando el repunte. “Sin embargo, dada la rápida subida del oro, algunos indicadores técnicos sugieren que el mercado podría estar sobrecomprado a corto plazo. Los inversores recurren cada vez más al oro, el único activo refugio fiable, en un contexto de crecientes tensiones comerciales y erosión de la confianza en la estabilidad financiera de Estados Unidos”, apunta Mirabaud Wealth Management en su informe diario.
Fuerte tendencia
Para James Luke, gestor de fondos de Schroders, los fundamentales a largo plazo del oro ya eran positivos y, al rechazar el papel de EE.UU. como emisor de divisas de reserva, el presidente Trump está incrementando estas tendencias. “Desde hace algún tiempo sostenemos la opinión de que las tendencias geopolíticas y fiscales mundiales a largo plazo tienen el potencial de impulsar un potente movimiento alcista del oro. Estas tendencias ya tenían el potencial de llevar a que múltiples grupos de capital mundial intentaran simultáneamente adquirir oro como metal monetario refugio. Como hemos repetido a menudo, el mercado del oro no es lo suficientemente grande como para absorber tal oferta global simultánea sin que esto provoque un aumento importante de los precios”, asegura Luke.
Lo que llama la atención de Luke es que ninguna otra materia prima importante se acerca a su máximo real histórico, y mucho menos lo supera. “Esto se debe a que el oro está subiendo como activo monetario, no como una materia prima. El resto del conjunto de materias primas (por ejemplo, el gasóleo, el acero, los productos derivados de combustibles fósiles) son un gran impulsor de los costes de explotación y de capital de los productores de oro”, añade el gestor.
Para Kerstin Hottner, directora de Materias Primas en Vontobel, el interés de compra es evidente en el mercado de futuros de oro e, incluso, en los flujos de entrada de ETFs de este metal, que han repuntado un 8% desde principios de año. Sin embargo, Hottner matiza que siguen estando en torno a un 20% por debajo de sus máximos de 2020, por lo que considera que queda mucho margen para recuperar el terreno. «En este entorno, el oro debería beneficiarse, y creemos que cualquier caída de los precios del oro es un punto de entrada atractivo. Si la demanda de refugio se mantiene fuerte en los próximos meses, el oro podría superar fácilmente los 3.700 dólares la onza a mediados de año», argumenta.
El papel de los bancos centrales
En opinión de Quásar Elizundia, Estratega de Investigación de Mercados de Pepperstone, aunque el rally se ha ido consolidando durante meses, está claro que los recientes acontecimientos políticos en EE.UU. han inyectado nueva volatilidad en los mercados mundiales. Según su análisis, la creciente preocupación por los ataques políticos a la Reserva Federal (Fed) y la desaceleración económica mundial han provocado un giro hacia el oro.
“Un movimiento que se produce en paralelo a una reconfiguración mundial más amplia. Los bancos centrales, sobre todo los de las economías emergentes, podrían estar desplazando sus carteras de valores del Tesoro estadounidense hacia el oro, contribuyendo así a una demanda sostenida. Además, la última bajada de tipos del Banco Central Europeo (BCE) también será beneficiosa para los activos sin rendimiento, como el oro. Las tensiones geopolíticas añaden otra capa de incertidumbre”, afirma Elizundia.
Sin duda, el oro es uno de los principales activos de reserva de los bancos centrales, que lo utilizan para protegerse contra la inflación y el riesgo de mercado, y estas instituciones han ido aumentando sus posiciones, según el Consejo Mundial del Oro.
De cara al futuro, según los expertos consideran que si la confianza en las autoridades monetarias sigue erosionándose y persiste la incertidumbre geopolítica y económica, es probable que los precios del oro prolonguen su impulso alcista y alcancen nuevos máximos. “En un escenario en el que a la ya fuerte demanda de los bancos centrales se une una fuerte demanda mundial de inversión, los precios del oro podrían seguir al alza a pesar de potencial caída de la demanda por parte de la joyería, necesaria para reequilibrar el mercado. La oferta minera no puede responder con rapidez ni siquiera a precios mucho más altos. A pesar de que los precios ya han alcanzado niveles récord, la oferta minera se mantiene básicamente plana con respecto a los niveles de 2018. Hace doce meses, que el oro alcanzara los 5.000 dólares la onza a finales de la década no parecía una hipótesis descabellada. Ahora parece francamente conservador”, matiza el gestor de Schroders.
¿Se ha quedado al margen el inversor?
Para Ned Naylor-Leyland, gestor de Inversiones y del fondo Jupiter Gold & Silver Fund de Jupiter AM, estas ganancias obedecen al papel que desempeña el oro como refugio en tiempos de incertidumbre y como activo diversificador de las carteras. Según su visión, la debilidad del dólar y las perspectivas de inflación también han contribuido a elevar la demanda.
Sin embargo, en su opinión, los inversores no están participando ampliamente en el mercado del oro. “Las subidas de precios del último año reflejan sobre todo las compras de un reducido grupo de operadores de derivados, incluidos los hedge funds, y de los bancos centrales, que llevan tres años aumentando sus reservas”, explica y señala que “los inversores a largo plazo no han participado en este repunte de la misma manera que lo hicieron en un periodo alcista anterior en los metales monetarios, entre 2009 y 2012, cuando los bancos centrales estaban pisando el acelerador de la relajación cuantitativa”.
En su opinión, por ahora, los inversores generalistas se mantienen en su mayor parte al margen y, en nuestra opinión, infraponderan el oro, la plata y los valores de empresas extractoras de oro y plata. Aunque confía en que esta situación va a cambiar, de hecho, ya ha visto los primeros indicios de ello: “En los volátiles días posteriores a que EE.UU. diera a conocer sus planes arancelarios el 3 de abril -el Día de la Liberación-, un puñado de acciones mineras subieron. Algunos inversores generalistas empezaron a tomar posiciones en el sector, pese a que los propios precios de los metales caían. En ese momento, el mercado parecía decir que, al quedar el oro, la plata y otros metales exentos de los aranceles recíprocos, se había operado un repentino cambio de dirección hacia EE.UU. en los arbitrajes de metales monetarios que se habían estado produciendo durante el primer trimestre”.
Cómo subirse a la ola del oro
Charlotte Peuron, gestora de fondos especializados en metales preciosos de Crédit Mutuel Asset Management, defiende que el oro seguirá apreciándose dado el escepticismo y para que los inversores no se queden al margen, cree que incorporar a las carteras exposición a las empresas de mineras es una forma de capturar esta oportunidad.
Según explica Peuron, aunque los precios del oro repercuten directamente en los ingresos, la rentabilidad y la valoración de una empresa minera, la correlación no es perfecta con el metal precioso. Sin embargo, “cuando el precio del oro aumenta trimestre tras trimestre, si las empresas mineras de oro controlan sus costes de explotación, sus márgenes de beneficios pueden aumentar”, afirma.
Según su visión, las empresas de metales preciosos generan importantes flujos de caja libres que pueden invertirse en crecimiento orgánico e inorgánico, así como distribuirse a los accionistas. “Con una relación precio/valor liquidativo (NAV) actual de 1,1x para el sector de la minería de metales preciosos (en comparación con la media de diez años de 0,93x y el máximo de 2015 de 1,7x), creemos que, dada la fuerte demanda sostenida, todavía hay margen para que esta métrica aumente, especialmente para los promotores de metales preciosos y los productores más pequeños”, argumenta a favor de este tipo de empresas.
Por su parte, el gestor de Schroders comenta que para la renta variable relacionada con el oro, es muy probable que los precios actuales se traduzcan en el mayor crecimiento de los beneficios y del flujo de caja libre de cualquier sector del mercado de renta variable en general.
“A pesar de ello, los inversores han respondido vendiendo participaciones en productos de inversión pasiva con exposición a acciones relacionadas con el oro al ritmo más rápido del que se tiene constancia. Sólo en el primer trimestre de 2025 se han liquidado 2.400 millones de dólares de productos pasivos. Para nosotros, esto es asombroso y muy alcista desde el punto de vista del sentimiento. La inflación de los costes en estos ámbitos, y de la mano de obra, es mucho más limitada que en 2021/22. Con los precios del oro en máximos históricos, esto se traduce en márgenes de beneficio récord para los productores de oro”, concluye Luke.