Un total de 40 líderes mundiales se reúnen en el marco del Día de la Tierra en una cumbre virtual convocada por Joe Biden, presidente de los EE.UU., para discutir la acción climática global. No solo los grandes líderes políticos tienen mucho que pensar en este día internacional, también los inversores.
“Numerosos sectores dependen de la naturaleza, pero el farmacéutico en concreto, está muy expuesto a la pérdida de la biodiversidad”, advierten desde DWS. En este sentido, la gestora destaca que, según estima la iniciativa Business & Sustainable Development Commission, la pérdida de biodiversidad genera cada año cargas para la sociedad equivalentes al 3% del PIB mundial. Incluso, establece una relación entre los conflictos y la violencia armada ya que, según un estudio publicado por Nature en 2019, el clima ha influido entre un 3% y un 20% de los conflictos armados del último siglo.
Según recuerdan desde DWS, hay cálculos que sugieren que los costes indirectos podrían ser aún más altos: más de la mitad del PIB mundial depende de la naturaleza y todo lo que nos proporciona. “Los sectores de alimentación y bebidas, agricultura, pesca y construcción son los que más dependen de la naturaleza. Pero la industria farmacéutica también. Hasta el 50% de los medicamentos recetados emplean moléculas que se encuentran de forma natural en una planta. En el caso de los tratamientos oncológicos, el 70% de los fármacos son de origen natural o productos sintetizados inspirados en la naturaleza. Además, se estima que, hasta la fecha, solo se ha evaluado el 15% de las 300.000 especies vegetales del mundo para determinar su potencial farmacológico”, apuntan en su análisis con motivo del Día de la Tierra.
En opinión de Lucian Peppelenbos, especialista en clima de Robeco, el desafío que nos deja este marco es “convertir el compromiso a largo plazo en una acción inmediata”. Según denuncia Peppelenbos, durante el último año y hasta ahora, ha habido una verdadera ola de compromisos sobre las emisiones “net zero”, no solo de los gobiernos, sino también de las empresas, los inversores, las universidades, las ciudades y las regiones. Los expertos estiman que entre el 60% y 70% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero están ahora sujetas a un compromiso de “net zero” para 2050.
Un dato relevante en este contexto es que la inversión en petróleo y gas ha seguido cayendo, en relación con los activos de la industria a nivel mundial, mientras que la fijación de precios del carbono en el mercado clave del Sistema de Comercio de Emisiones de la Unión Europea (ETS), así como las subastas más pequeñas de la Iniciativa Regional de Gases de Efecto Invernadero de Estados Unidos, siguen aumentando.
En opinión de Andy Howard, director global de inversiones sostenibles de Schroders, aún se necesitarán precios más altos del carbono para impulsar el cambio en la escala y amplitud necesarias para cumplir los objetivos climáticos. “El aumento sostenido de los precios en los últimos años, pese a la caída de la producción industrial, ha demostrado la solidez de la tendencia y los beneficios de la acción política. Esperamos con optimismo lo que queda de 2021 y los meses previos a la COP26. Los responsables políticos de la mayoría de las principales economías ya han expresado su compromiso de actuar, preparando el terreno para una acción global coordinada. Esto podría apuntalar las reducciones sostenidas de las emisiones de gases de efecto invernadero, que serán necesarias para encaminar la economía mundial hacia la descarbonización. Ya hemos visto a gobiernos que representan alrededor del 70% de las emisiones mundiales o del PIB comprometerse a descarbonizar completamente sus economías. El número de empresas que han asumido compromisos similares a los de París, a través de la iniciativa Science Based Targets, ha crecido alrededor de un 50% en el último año y el enfoque corporativo en la fijación de objetivos sigue cobrando fuerza», explica Howard.
Para lograr reducir las emisiones, la industria de inversión está trabajando en ofrecer productos que impulsen otras energías. Por ejemplo, Mikael Jafs, cogestor de Pictet Timber en Pictet AM, presentaba recientemente la conferencia “Madera: la alternativa sostenible a materiales y energía basados en petróleo”, en la que destacó que los precios de las tierras de bosques de madera de primera calidad se ha mantenido fuertes y los de productos de madera están de vuelta a niveles récord, con demanda de construcción residencial, reparación y remodelación.
Según Jafs, desde que pusieron en marcha este fondo, esta inversión se ha visto favorecida por el crecimiento de las mayores economías del mundo. “De hecho, tiende a comportarse bien en tres de cuatro posibles regímenes básicos de crecimiento/inflación, especialmente con crecimiento económico al alza y aumento de inflación, que favorece al sector inmobiliario y los materiales. Además, en los bosques, el valor se va añadiendo con el tiempo, a medida que cada árbol crece, pudiendo elegirse el momento de la cosecha según los precios de los materiales y los productos finales”, añade.
Mirando a los inversores
En opinión de Gerrit Ledderhof, gestor de inversión responsable en Aegon Asset Management, todo este entorno plantea importantes preguntas a los inversores. En concreto, considera que los inversores pueden desempeñar una función crucial en este cambio, al respaldar de forma positiva y proactiva una transición energética que se acelerará en los próximos años. “Ahora que el mundo va recuperando poco a poco la normalidad gracias a las campañas de vacunación, resulta más importante que nunca ser conscientes de esta oportunidad y redirigir capital para apoyar la transición hacia una economía neutra en carbono y el cumplimiento de los objetivos mundiales de reducción de emisiones”, apunta Ledderhof.
Según su experiencia, para los inversores, el paso a una economía neutra en carbono subraya la necesidad de blindar sus carteras ante los riesgos y alinearlas con la transición energética. En este sentido añade: “La crisis climática también ofrece oportunidades para generar alfa explotando las tendencias de crecimiento. Si desean aprovechar estos cambios, los inversores tendrán que hacerse algunas preguntas difíciles sobre la función que desempeñan los factores ESG (medioambientales, sociales y de gobierno corporativo) en sus decisiones de inversión, si el mercado está siendo lo suficientemente transparente a la hora de valorar el riesgo climático y si están aplicando un proceso estructurado para identificar las oportunidades de crecimiento y los riesgos ligados al clima”.
“Los inversores están preparados para que los gobiernos conviertan el compromiso en acción. Según una encuesta de Robeco a grandes inversores, el 90% indicó que el cambio climático es o será central en sus políticas de inversión en los próximos dos años. La mayoría se compromete o se comprometerá a cero emisiones, y alrededor de una cuarta parte está descarbonizando activamente sus carteras. Las decisivas iniciativas públicas acelerarán las acciones futuras de los inversores y la industria. De esa manera, la brecha entre la ambición y la acción se puede salvar rápidamente. El mayor riesgo del cambio climático es la inacción, así que aprovechemos todas las oportunidades para actuar ahora”, afirma Peppelenbos.
En este mismo sentido, desde DWS recuerdan que mientras el mundo continúa luchando contra la pandemia, no está de más recordar que el descubrimiento de tratamientos podría ser una víctima directa de nuestra incapacidad para frenar el colapso de los ecosistemas terrestres. “Y todo eso en un momento en el que los científicos alertan de que la resistencia antimicrobiana va en aumento. En resumen, hay mucho sobre lo que pensar en el aniversario del Día de la Tierra”, concluyen.