Bill Gross vuelve a echar mano de los paralelismos bélicos en su carta mensual a inversores. En esta ocasión compara la devastación sufrida durante los últimos meses en el mercado de bonos con la terrible derrota sufrida por el ejército británico en la Batalla del Somme, durante la Primera Guerra Mundial. En esta batalla, que duró más de tres meses, el ejército británico, que seguía confiando en la caballería y los sables, perdió 57.000 hombres en el primer día de ofensiva debido a su falta de adaptación a las nuevas técnicas bélicas, en este caso las metralletas, que sin embargo sí habían sido adoptadas por ejército alemán.
Gross explica: “Ahora que los bonos han sufrido durante los últimos meses una derrota casi comparable a la de la Batalla del Somme, los inversionistas en bonos ponen en duda su concepción previa sobre esta clase de activo – un activo que históricamente siempre ha dado retornos fiables con precios estables o al alza-. Este concepto ha servido durante los últimos 30 años en los que el retorno total de los bonos a largo plazo ha igualado, o incluso excedido el retorno de las acciones durante buena parte del período. Pero ahora, con tasas tan bajas y un retorno negativo del 3-4% en los índices de bonos, los inversionistas se preguntan si los bonos se han convertido en el “el caballo y el sable” y tienen que dar paso a los activos alternativos, “las metralletas” de una nueva era.”
Así Gross, asegura que “no hay ninguna firma de inversión que haya estudiado más esta transición”. Reconoce que su estrategia durante el trimestre de mayo a junio de 2013 merece las críticas recibidas, pero afirma que PIMCO “sabe como ganar la guerra de los bonos” puesto que “llevamos meses, incluso años, preparándonos para este amanecer y tenemos la intención de que ustedes, nuestros clientes, sean supervivientes veteranos de esta batalla en lugar de bajas”.
Para ganar esta guerra, Gross explica que “todos los instrumentos, incluidos los bonos, tienen una serie de armas modernas a su disposición que pueden utilizarse para protegerse de subidas en las tasas de interés, estas armas no tiene por qué caer en precio cuando suben las tasas”. En su conjunto, este armamento se denomina “carry” y se presenta en las siguientes formas: riesgo de vencimiento, de crédito, de volatilidad, de la curva de tipos y riesgo divisa
Según Gross, la renta fija es un activo necesario para muchos inversionistas, concretamente para los fondos de pensiones y los baby boomers jubilados, e insiste en que “no podemos comparar un bono del Tesoro a 5-10 años con un soldado de caballería británico”, pero sí acepta que habrá que el carry asociado al vencimiento de los bonos es el arma obsoleta, y habrá que echar mano del carry asociado con crédito, volatilidad, curva de tipos y divisa.
Así, los inversionistas deben preguntarse ¿cuánto carry debe tener un gestor de activos para sus clientes en relación a sus índices de referencia?. Gross afirma que “si el capitalismo flaquea (recesión) en las economías desarrolladas y las tasas son cercanas a cero, entonces los portafolios deben tener menos carry que antes; si las pespectivas son mediocres los portafolios deben estar sobreponderados en carry; si las perspectivas son brillantes, de nuevo hay que infraponderar el carry”. Para Gross, si no olvidamos estas reglas, y acertamos con la predicción macro, tendremos éxito. “Este es quizás el cambio de concepto más importante que jamás he compartido en mis Investment Outlooks”, afirma Gross, reafirmando la importancia de estas directrices.
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