Tras la publicación de débiles datos macro por parte de China, incluyendo la fuerte contracción de la actividad en el mercado inmobiliario (-12,2% interanual y -24% en venta de vivienda), la semana ha terminado con la petición de bancarrota por parte de la filial estadounidense del gigante inmobiliario chino Evergrande. La compañía, considerada la constructora más endeudada del mundo, había publicado hace un mes que entre 2021 y 2022 había registrado pérdidas de 81.000 millones de dólares, según una información publicada por Financial Times. La empresa cuenta con alrededor de 19.000 millones de dólares en pasivos en el extranjero, según datos de Bloomberg.
Esta noticia ha caído como un jarro de agua fría en las bolsas asiáticas (la cotización de Evergrande lleva suspendida desde marzo de 2022), especialmente después de que también trascendiera que Country Garden, otro gran jugador en el mercado inmobiliario chino percibido como más seguro, está tratando de retrasar el reembolso de los bonos onshore, “lo que se teme que provoque de nuevo un efecto disuasorio en los compradores de viviendas”, en palabras de Christoph Siepmann, economista sénior en Generali Investments.
Más medidas en camino
La publicación de datos sobre concesión de crédito y mercado inmobiliario esta semana no ha hecho más que confirmar la debilidad del sector, que en los últimos años había crecido hasta adquirir un peso preocupantemente grande sobre la economía china. Según datos proporcionados por Christiaan Tuntono, economista de Allianz Global Investors para la región Asia Pacífico, los préstamos al sector inmobiliario se contrajeron un 79% respecto a junio. “Los datos están en línea con la debilidad de las transacciones inmobiliarias en julio y se puede atribuir al pago anticipado de hipotecas”, aclara Tuntono. El experto interpreta que los datos mediocres de julio, junto con las nuevas preocupaciones en torno a la solvencia de los promotores inmobiliarios chinos, “subrayan los vientos en contra a los que se enfrenta la débil demanda crediticia e inmobiliaria de China”.
El experto de Allianz Global Investors considera que la reacción de las autoridades chinas a estas últimas informaciones será de relajación monetaria controlada, pero anticipa que, a medida que aumenten las presiones para cumplir con el objetivo de crecimiento del 5% para 2023 – que ve en peligro-, es probable que “el gobierno se vea más desesperado que antes a la hora de aplicar medidas efectivas para estabilizar a la economía”.
El economista también anticipa que en los próximos meses llegarán más medidas específicas para el mercado inmobiliario tanto para el lado de la demanda (relajación en la definición de primera vivienda para concesión de hipotecas, relajación de las restricciones para adquisición de vivienda y otras) como para el lado de la oferta (ayudas económicas para completar la construcción de vivienda). En el frente monetario, cree que “hay probabilidades de ver más relajación en los tipos de interés y en la liquidez bancaria, a pesar de que la Fed se mantenga hawkish y pueda seguir subiendo los tipos de interés”.
Impacto sobre otros mercados
Dado que el sector chino de la construcción acapara entre el 10% y el 20% de la demanda global de metales, desde Neuberger Berman el analista sénior Gui Xiong Teo alerta del posible impacto de nuevos números rojos del sector sobre el precio de las materias primas. “La contracción en la venta de viviendas residenciales en China en los últimos años ha precipitado el desplome del inicio de viviendas, que son cruciales para el sector metalúrgico porque representan el comienzo de nuevos proyectos de construcción que requieren de grandes cantidades de materiales de construcción, como acero y cemento”, así como de uso de metales como el cobre, el aluminio o el zinc.
“En nuestra opinión, la tendencia a la baja de las obras iniciadas y las ventas indica una inminente contracción de la actividad constructora en los próximos años. Aunque la demanda física de productos básicos se ha mantenido relativamente resistente debido a que el Gobierno ha dado prioridad a la entrega de proyectos vendidos, el riesgo de un desplome de la demanda es evidente, ya que las ventas siguen siendo débiles”, resume el analista.
La visión de Neuberger Berman para este escenario es que, si bien el sector inmobiliario chino seguirá lastrando el precio de las materias primas empleadas para la construcción, el impacto variará según el metal por lo que obliga a los inversores a prestar atención e ir al detalle. En concreto, maneja una previsión negativa para el hierro y el acero – anticipa una contracción de la demanda anual de acero en China de hasta el 12% para 2025-, pero se muestra más positivo con los metales base como aluminio o cobre. “Anticipamos crecimiento en la demanda de estos metales impulsada por las inversiones en tecnología y nuevas infraestructuras energéticas”, resume el analista, que añade que “el gobierno chino parece más inclinado a estimular el crecimiento en esos sectores para compensar el lastre de la débil actividad de la construcción”.