La Reserva Federal estadounidense renunció en su reunión de junio a subir los tipos de interés otros 25 puntos básicos, por lo que dejó intacto el precio del dinero entre el 5% y el 5,25%. Con esta decisión, la autoridad monetaria estadounidense rompe así una racha de 10 subidas consecutivas que ha impulsado el tipo de los fondos federales 500 puntos básicos desde principios del año pasado.
Pese a que la Fed cumplió con el guión previsto por el consenso de mercado, el equipo del presidente Jerome Powell sorprendió en el Resumen de Proyecciones Económicas, donde quedó reflejado que podrían ser necesarias dos subidas de tipos adicionales hasta finales de 2023. Los motivos para esta previsión se fundamentan en una inflación subyacente algo más alta y un mayor crecimiento en 2023, así como una mayor resistencia del mercado laboral.
Un mensaje que trasladó pesimismo momentáneo a los mercados, que progresivamente recuperaron. Jim Cielinsky, responsable global de renta fija de Janus Henderson interpreta este mensaje como un intento de la Fed de ganar tiempo “para calibrar mejor el efecto retardado de subidas de tipos en 5 puntos porcentuales”. Para Charles Diebel, Responsable de Renta Fija de MIFL, el objetivo era garantizar que el mercado “recibiera el mensaje de que los riesgos para los tipos seguían estando asimétricamente sesgados al alza y, del mismo modo, no querían que el mercado mostrara una reacción pesimista y suavizara aún más las condiciones financieras en este momento”.
Mientras, Christian Scherrmann, U.S. Economist para DWS, apunta que dado el reciente optimismo en los mercados de renta variable, “tal vez los banqueros centrales se sintieron obligados a hacer retroceder a los inversores, aunque en realidad no hacían nada”. Y Bill Papadakis, Senior Macro Strategist de Lombard Odier, justifica este mensaje por una posible preocupación de los miembros del FOMC de que “la inflación subyacente no se esté desacelerando tan rápidamente como desearían”.
Eso sí, Papadakis destaca que se ha producido “un giro importante en la política de la Fed”, ya que aunque se suban los tipos en las próximas reuniones, “es poco probable que cambie el panorama general, debido a que la economía y la inflación se están comportando en línea con las expectativas, y si esta tendencia continúa, nuevas subidas serían un riesgo innecesario”.
Es más, Garrett Nelson, estratega de carteras en Natixis IM Solutions, afirma que, aunque los mercados descuentan actualmente un 60% de probabilidades de una subida en la reunión de julio, “si los datos siguen apuntando a una desaceleración decisiva en las impresiones sobre la inflación subyacente, lo que actualmente se espera que sea un salto podría muy bien convertirse en una pausa más prolongada” de la Fed. El experto es tajante, pues matiza que “la Fed no es un halcón, lo es la robusta economía” estadounidense, de tal manera que “la inflación y el ritmo de la desaceleración a lo largo del resto del año dictará si esas subidas previstas llegan a buen puerto o no».
Para Tiffany Wilding y Allison Boxer, economistas de PIMCO, la Fed sigue considerando que “los riesgos de hacer demasiado poco para enfriar la inflación son mayores que los riesgos de hacer demasiado”. Sin embargo, la experta es consciente de que, aunque Powell insinuó que la Fed podría subir los tipos en dos reuniones, “nuestra previsión de debilitamiento macroeconómico en el segundo semestre plantea dudas sobre si llevará a cabo todas las subidas”. Y cita como condicionante de ese movimiento a la reanudación de los pagos de los préstamos estudiantiles en septiembre, así como el retraso de los plazos fiscales en octubre, que “pueden suponer importantes obstáculos para el consumo en el tercer trimestre”.
Previsiones para el futuro
De cara a las decisiones futuras de la Fed, Scherrmann mantiene su expectativa de una subida de tipos más este año y destaca que su perspectiva de una recesión grave “no ha aumentado tras la reunión”. Tampoco ve tal posibilidad David Kohl, Chief Economist, Julius Baer, que considera que “con la inflación estadounidense en una senda descendente sostenible, no vemos la necesidad de -ni esperamos- nuevas subidas de tipos este año”. Incluso, cree que subidas adicionales este año apenas cambiarán el resultado de la inflación en 2023, dado el largo desfase con el que la política monetaria afecta a la economía.
El experto, no obstante, admite que la probabilidad de una subida adicional en la próxima reunión del FOMC y en julio ha aumentado, de forma que “un ritmo más moderado de endurecimiento podría significar que las subidas consecutivas se conviertan en cosa del pasado y que la Reserva Federal favorezca un enfoque de política monetaria ‘cada dos reuniones’».
Por su parte, Patrice Gautry, economista jefe de Union Bancaire Privée, afirma que la lección extraída de las anteriores subidas de tipos y de las incertidumbres que rodean a las próximas decisiones del FOMC es que “la Fed se tomará su tiempo antes de relajar su política el próximo año”. Pese a que los mercados monetarios descuentan recortes de tipos en el primer trimestre del año que viene, “el FOMC debería esperar a tener más seguridad sobre una tendencia real de desinflación tanto en el mercado laboral como en los servicios antes de rejuvenecer el ciclo económico”.
Más contundentes son James McCann, economista jefe adjunto de abrdn: y Salman Ahmed, Responsable global de macro y asignación estratégica de activos en Fidelity International. McCann augura que si no se produce un deterioro de la actividad o una desaceleración más clara de la inflación subyacente, “parece probable que la Reserva Federal retome las subidas en julio o, a más tardar, en septiembre”.
Y Ahmed reitera que es posible que se produzca una recesión a final de 2023 o principios de 2024, “ya que la política restrictiva empieza a perjudicar a la economía de cara al futuro”. El experto explica que los retardos de transmisión de la política monetaria en la economía real en este ciclo han sido largos y variables “debido al choque COVID”, sin embargo, el enfoque continuado en mantener la política monetaria restrictiva “significa que el riesgo para el crecimiento se mantiene firmemente a la baja a medida que avanzamos en 2023”.