A la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) no le preocupa ni la reciente subida de los rendimientos de los bonos del Tesoro a largo plazo ni los nervios que ha generado entre los inversores y analistas el repunte de la inflación. En su reunión de ayer, mostró su tranquilidad y se reafirmó en su hoja de ruta, descartando que la primera subida de tipos llegue antes o en torno a 2023.
“Este FOMC tenía el potencial de ser un momento decisivo para el enfoque de la política monetaria de la Fed y un acontecimiento importante para el mercado, pero no resultó así”, reconoce Paul O’ Connor, responsable de Multiactivo en Janus Henderson Investors. La la institución monetaria estadounidense se mostró más optimista y centró su discurso en la actualización de sus perspectivas. En este sentido, estima que el país crezca un 6,5% este año, con una inflación que llegue hasta el 2,4% y un desempleo que caiga al 4,5%; y para 2022, espera que el PIB aumente un 3,3%, la inflación se quede en el 2% y el desempleo se sitúe en el 3,9%.
«Aunque hemos visto revisiones al alza para el pronóstico del PIB y de la inflación, y revisiones a la baja para el desempleo, la revisión de los tipos de interés permanece sin cambios», lo que, según Jack Janasiewicz, estratega y gestor de carteras de Natixis IM, implica que «las expectativas de un mejor crecimiento con un menor desempleo y una inflación más alta son moderadamente moderadas».
Según recuerda O’Connor, la Fed introdujo un nuevo marco de política monetaria el año pasado, prometiendo «aspirar a lograr una inflación moderadamente superior al 2% durante algún tiempo». Esta reunión podría haber sido la primera prueba real de ese marco, en la que la Fed revelaría qué tipo de superación de la inflación estaba realmente dispuesta a ofrecer. “Las proyecciones económicas de la Fed, sin embargo, no fueron lo suficientemente extremas como para dar a los inversores la oportunidad de aprender a calibrar la nueva función de reacción del banco central”, puntualiza.
En cambio, los analistas de Banca March destacan que Jerome Powell, presidente de la Fed, reiteró una vez más su apoyo a la recuperación económica y que seguirá usando todas las herramientas disponibles. Powell señaló también que los tipos de interés oficiales seguirán en mínimos hasta que la economía alcance tasas de pleno empleo. “Tras un primer movimiento al alza en el precio de los bonos, esta mañana el mercado de renta fija vuelve a sufrir pérdidas y las rentabilidades exigidas a la deuda pública estadounidense retoman su escalada con el tipo a 10 años superando ya el 1,7%, niveles no vistos desde enero del año pasado”, señalan sobre cómo ha reaccionado al mercado a la reunión de ayer.
En opinión de Anna Stupnytska, economista global en Fidelity International, “la combinación de unas condiciones financieras extremadamente fáciles, la aceleración de la campaña de vacunación, el último paquete fiscal lanzado hace poco y las perspectivas de reapertura en el horizonte están impulsando la tolerancia de la Fed a este incremento de los rendimientos. Si bien los pronósticos de inflación y crecimiento se han revisado al alza en el horizonte a medio plazo, la mediana se ha mantenido inalterada, lo que sugiere que no habrá subidas hasta 2023. Esto envía un mensaje de moderación y revela que la Fed se toma en serio su nuevo Objetivo de Inflación Media Flexible (FAIT, por sus siglas en inglés)”.
Para Hugh Gimber, Global Market Strategist en JP Morgan Asset Management, Powell buscó ayer el equilibrio durante la rueda prensa combinando sus perspectivas más halagüeñas con el compromiso de dejar que la economía se recaliente. “Las recientes oscilaciones de los rendimientos del Tesoro ponen de manifiesto que los inversores aún no se sienten del todo cómodos con numerosos aspectos del nuevo objetivo de la Fed: cuál es exactamente su tolerancia a una mayor inflación, qué aspecto tiene en la práctica el pleno empleo inclusivo y cuán cerca de estos objetivos tiene que estar la Fed antes de empezar a eliminar las políticas acomodaticias”.
Por eso Gimber considera que, a medida que el crecimiento se acelere durante los próximos meses, todas estas incertidumbres podrían mantener la volatilidad en el mercado de bonos. “Puede generarse rachas periódicas de inestabilidad en los activos de riesgo, pero en general esperamos que las vacunas, las medidas de estímulo y los consumidores que buscan recuperar el tiempo perdido se traduzca en fuertes beneficios empresariales en la segunda mitad del año, lo que debería impulsar las bolsas al alza a finales de año”, argumenta.
Yves Bonzon, CIO de Julius Baer, considera que el problema de Powell es que la baja inflación a largo plazo y los tipos bajos son la predicción más sensata, ya que nada ha cambiado para la tendencia de desinflación estructural. Además, con la administración de Biden considerando aumentos de impuestos en el próximo año, no hay necesidad de aumentar los tipos en el corto plazo. “Vemos poco espacio para una subida de tipos a largo plazo y consideraremos los períodos de pronunciada debilidad de los bonos a largo plazo como oportunidades de compra para cerrar la brecha de duración en nuestras carteras”, añade Bonzon.
Hoja de ruta
Bill Papadakis, estratega macro de Lombard Odier, considera que el resultado de la reunión de ayer es tranquilizador para los mercados de activos de riesgo, ya que la Fed no parece compartir las expectativas de los mercados monetarios de un próximo endurecimiento de la política. “Pero la Fed no ha respondido a todas las preguntas críticas para los mercados”, reconoce Papadakis y señala: “Aunque se pueden tolerar los excesos de inflación marginales, no sabemos hasta dónde llegará la tolerancia de la Fed. Por último, cabe señalar que, si bien la mayoría de los participantes esperan un tipo de interés sin cambios hasta 2024, el número de los que esperan una subida de tipos más temprana está aumentando”.
En esta misma línea va la valoración de O’ Connor, quien considera que la Fed ha apostado un por un “mensaje bastante blando para los mercados” y advierte de que “los grandes debates se han aplazado, no se han decidido”.
“Aunque no es difícil que la Fed se mantenga paciente, mientras proyecta que la inflación rebote en torno al objetivo durante el horizonte de previsión, es probable que la presión para endurecer la política se intensifique si la recuperación de EE.UU. se acelera hasta el verano, como todo el mundo espera. Muchas de las cuestiones que se evitaron ayer persistirán durante los próximos meses y es posible que se hayan vuelto más urgentes para el FOMC de junio. Para entonces, la Fed podría estar preparada para dar el primer paso decisivo para abandonar la actual postura monetaria superacomodaticia, indicando cuándo empezará a reducir la QE”, argumenta el responsable de Multiactivo en Janus Henderson Investors.
“Vemos que la Fed es muy moderada y, aunque a largo plazo podría ser correcta, a corto plazo parece que el mercado no se cree esta historia y ve la necesidad de subir los tipos antes, lo que dejará a la curva del Tesoro vulnerable a un mayor empinamiento”, sostiene Mark Holman, CEO de TwentyFour AM (Boutique de Vontobel AM).
En opinión de Sebastien Galy, responsable de estrategia macroeconómica en Nordea AM, la Fed está dispuesta a ir por detrás de la curva y arriesgarse al efecto inflacionista de una tasa de desempleo prevista en el 3,5% en 2023. “Es probable que el primer indicio de reducción de las compras de bonos se produzca a finales de este año, cuando la tasa de desempleo sea sustancialmente más baja y la inflación se sitúe en torno al objetivo, mientras que la primera subida de tipos se fijará probablemente para 2024”, añade Galy.
Como carecemos de una bola de cristal para ver el futuro, por ahora solo podemos agarrarnos a las certezas del presente, y eso es: la hoja de ruta de la Fed que conocemos. “El precio del dinero seguirá en mínimos (entre el 0%-0,25%) al tiempo que la autoridad monetaria seguirá con su programa de compra de activos a un ritmo de 120.000 millones de dólares mensuales (80.000 millones de dólares en bonos del Tesoro y 40.000 millones de dólares en activos respaldados por hipotecas)”, recuerdan los analistas de Banca March.
Frente a este escenario, desde Mirabaud apuestan por una asignación de activos prudente en renta fija estadounidense, tanto en lo que respecta a la deuda soberana como a la corporativa, y mantiene su posición infraponderada. “Confirmamos nuestro reciente reequilibrio dentro de la bolsa de valores de EE.UU., cambiando las inversiones de pequeñas y medianas capitalizaciones de EE.UU. al S&P 500 más amplio. También confirmamos nuestra posición neutral sobre el dólar estadounidense”, señalan.