Como si de una salva de cañonazos se tratara, Wall Street saludó ayer la primera subida de tipos de interés en nueve años con fuertes alzas en sus bolsas y repuntes en los valores del Tesoro. El Dow Jones cerró en verde con avances del 1,28%, el S&P 500 subió un 1,45% y el Nasdaq, tras esperar varios días, superó por fin la barrera de los 5.000 puntos. En el lado de la renta fija, los valores del Tesoro a 10 años avanzaron hasta el 2,297%.
La decisión del Comité Federal del Mercado Abierto de subir los tipos de interés en 25 puntos básicos quedó completamente en línea con lo que esperaba el mercado. Sin embargo, no todo fue coser y cantar. La Fed insiste en que el ajuste de alza en tasas será gradual, pero al mismo tiempo dependerá de la evolución de la economía. Esto en la práctica se traduce en incertidumbre y en que la elevada sensibilidad de los mercados a los acontecimientos continuará vigente.
Para muchos analistas, la Fed está entrando claramente territorio desconocido, ya que nunca se ha embarcado en un ritmo de subida de tipos partiendo de cero y con unas tasas de crecimiento tan bajas. Pero lo grave, apuntan, es el balance que acumula. El hecho de que los saldos de reservas de las entidades financieras en el banco central hayan crecido de 15.000 millones de dólares en 2007 a 2,5 billones en 2015 hacen que el camino al que se enfrenta Janet Yellen y su equipo sea extremadamente pedregoso.
“La Reserva Federal finalmente ha empezado a subir los tipos de interés. Lo contrario habría sido catastrófico. Habiendo resuelto una incertidumbre, la cuestión será ahora el ritmo de subidas de tipos del próximo año. La Fed está apuntando cuatro subidas en 2016, lo cual significaría más de lo que espera el mercado”, explica Luke Bartholomew, gestor de inversiones de Aberdeen Asset Management.
Dólar y mercados emergentes
La primera mirada se la llevan los mercados emergentes, señalados desde hace tiempo como los principales perdedores de un endurecimiento de la política monetaria. Eso sí, dicen los expertos, hay que distinguir bien entre quienes hicieron las reformas necesarias y quienes no. Además, recuerda Felipe López-Gálvez, de Selfbank, la subida del dólar que lleva aparejada un endurecimiento de la política monetaria, perjudicará a las instituciones que tengan deuda emitida en esa divisa, como es el caso de muchos gobiernos y empresas de Latinoamérica.
“El cambio de ciclo monetario en Estados Unidos implicará un entorno financiero más astringente y difícil para los mercados emergentes en general, en la medida en que los inversores comiencen a regresar EE.UU. y a otros mercados con tipos más altos. El impacto sobre paridades cambiarias, tasas de interés y renta variable será más importante para aquellos países con fundamentos macroeconómicos más endebles, tales como niveles elevados de deuda externa y déficit público, amplios déficits en cuenta corriente, bajos niveles de reservas internacionales y perspectivas de crecimiento económico limitadas”, explica Mario Correa, economista jefe de Scotiabank en México.
En lo que respecta a la renta fija, Deutsche Asset & Wealth Management cree que teniendo en cuenta sus previsiones de que la subida de tipos será muy gradual en 2016, “veremos un aumento moderado de los rendimientos del Tesoro estadounidense, pero sin que se produzca ninguna oleada de ventas», explica Stefan Kreuzkamp, CIO de la firma. Es probable que empiecen a subir los intereses que ofrece la deuda pública americana.
Pero es de esperar que en el contexto actual, esta medida no sólo afecte a la economía estadounidense, sino también al resto de economías globales. Como recuerda Carlos Salvador, profesor de CUNEF, un dólar más fuerte supone una posible fuga de capitales desde economías emergentes, afectadas ya por la caída del precio de las materias primas y otros riesgos económicos. “Si se tiene en cuenta que muchas de esas economías emergentes tienen sus préstamos en dólares, los efectos negativos se acentúan debido al incremento que esta política monetaria supone sobre el valor de las deudas contraídas en esta divisa”, dice.
Y es que, como escribía ayer Daniel Lacalle, economista y director de Tressis Gestión, en su habitual columna en El Confidencial: “Tenemos ante nosotros un reto global como inversores. Primero, entender cuáles son las empresas que pueden sobrevivir a un entorno de tipos al -oh, calamidad- 0,25%”.